Más que dos ex presidentes, dos grandes amigos – GENTE Online
 

Más que dos ex presidentes, dos grandes amigos

El Gulfstream II despegó de Washington D.C. pasadas las cuatro de la tarde y una hora después aterrizó en el aeropuerto de Sanford, en Maine. En el hangar, una van -enviada por George Bush- esperaba a Carlos Menem y Cecilia Bolocco, invitados especiales del ex
presidente norteamericano y su mujer, Barbara. Con un pronóstico de lluvia torrencial y vientos fuertes, el móvil puso proa a

Walker's Point, la residencia (enclavada en el exclusivísimo pueblo de Kennebunkport, sobre el océano Atlántico) en la que Bush veranea desde chico. 

El anfitrión, vestido de sport, les dio la bienvenida a sus huéspedes en la puerta de la casa -típica arquitectura marítima norteamericana, con mucha madera; él mismo contó que fue construida por su abuelo en 1902- y junto a una señora mexicana que hace 42 años trabaja para la familia (con su hija como ayudante), acomodó al matrimonio Menem en la cabaña de huéspedes. Y a su otro invitado, el empresario Constancio Vigil, en una habitación del primer piso de la casa principal, justo arriba del cuarto del matrimonio Bush.

George Bush no pronuncia una sola palabra en español y Carlos Menem no sabe una gota de inglés, pero entre ellos se entienden. A su lenguaje "de miradas, gestos y señas, pero muy buena química al fin" (tal como describieron los presentes) se sumaba la traducción simultánea de Cecilia Bolocco, que habla inglés de corrido, y del resto de los presentes. "Mi lugar es su lugar, pónganse cómodos y a las siete los espero en el living con un copetín", dijo el dueño de casa. Barbara Pierce, su mujer desde el 6 de enero de 1945, llegó tarde esa noche: había estado en Florida, donde dio unas conferencias, y finalmente pasó por Washington para visitar a su hijo, el Presidente. 


VINOS, CIGARROS Y POLITICA.
En el living (cozy, con colores pasteles y sillones floreados; repleto de fotos de la dinastía Bush: los cinco hijos y los 14 nietos), el único lujo es la vista al mar desde cada rincón. De entrada, el grupo le entregó los regalos a Bush: jerez
Tío Pepe (una de sus colaboradoras había sugerido que el dry sherry
estaba entre sus perdiciones), dos cigarros especiales de hoja (uno para él; otro para W, como apoda la familia al actual presidente) y el mejor vino francés, una botella de
Château Lafitte y otra de Château Latour. La charla la inauguró don George con su preocupación por la crisis Argentina. Se interesó por la economía y también por las próximas elecciones. Cuando Menem terminó de exponer el cronograma electoral, Bush sonrió con picardía y dijo: "Entonces, internas partidarias en septiembre de este año y votación general el mismo mes del año próximo…". También preguntó por qué la Argentina había cambiado tanto en corto tiempo, a lo que Menem respondió: "Por falta de liderazgo político… Si el pueblo vuelve a elegirme, yo me tengo fe para sacar al país adelante". 

Viernes 14, 19 horas, de copetín. Cecilia Bolocco, George Bush y Carlos Menem en la recepción de Walker's Point, con la mejor vista al océano Atlántico. George es un gran anfitrión… Y una vez más, fue muy afectuoso con nosotros", dijo Cecilia.">

Viernes 14, 19 horas, de copetín. Cecilia Bolocco, George Bush y Carlos Menem en la recepción de Walker's Point, con la mejor vista al océano Atlántico. "George es un gran anfitrión… Y una vez más, fue muy afectuoso con nosotros", dijo Cecilia.

La lluvia y el mal tiempo los acompañó durante toda la estadía, pero no afectó el charme de Cecilia Bolocco, siempre impecable. Del Gulfstream II, bajó con look de pollera, top tejido y pashmina. Pero una vez en Walker's Point, se vistió de azul marino y blanco. Su rol de traductora fue fundamental, ya que Bush no habla español y Menem no sabe inglés. Aunque entre ellos hay una química increíble", contó otro de los huéspedes. ">

La lluvia y el mal tiempo los acompañó durante toda la estadía, pero no afectó el charme de Cecilia Bolocco, siempre impecable. Del Gulfstream II, bajó con look de pollera, top tejido y pashmina. Pero una vez en Walker's Point, se vistió de azul marino y blanco. Su rol de traductora fue fundamental, ya que Bush no habla español y Menem no sabe inglés. "Aunque entre ellos hay una química increíble", contó otro de los huéspedes.

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