La serie de televisión Lost comenzó a emitirse en Estados Unidos en 2004 por el canal ABC. Hoy marcha por su cuarta temporada y sus autores anunciaron que le darán un cierre definitivo en 2010, al concluir su sexto año. La tajante certeza de su fecha final, en contraposición con otros cientos de interrogantes que mantienen en vilo al espectador, es parte del universo de la tira.
A pesar de que la trama es, en esencia, básica –un avión del vuelo Oceanic 815 cae en una isla misteriosa dejando 72 sobrevivientes–, el guión es lo suficientemente intrincado como para mostrar y ocultar enigmas que no se resuelven totalmente. Esto, sustentado con grandes actuaciones de un reparto que hasta ese momento era casi desconocido, hicieron de este programa un producto de consumo masivo. Y sí, admitámoslo, los chicos mueren por Kate, una bella fugitiva de la ley interpretada por Evangeline Lilly, y las mujeres se enamoran de Jack, el doctor líder de “los perdidos”, encarnado por un ex modelo llamado Matthew Fox. La tensión sexual entre los dos personajes, a la que se suma un estafador sureño llamado Sawyer, representado por Josh Holloway, genera un triángulo amoroso digno de una telenovela centroamericana.
Según Matías Timarchi, coautor junto con Fabricio Emanuel Castellano, de la “Guía de orientación Lost, temporadas I, II y III”, “lo que más atrae son los misterios que se plantearon desde un principio en el show: ¿Cuál es la verdad acerca de la Iniciativa Dharma? ¿A qué responde la secuencia numérica 4, 8, 15, 16, 23, 42? ¿Qué ocurre en esa Isla en la que sobrevivieron los pasajeros del vuelo 815? Además, las historias paralelas que no fueron narradas en los episodios televisivos, sino mediante juegos promocionales en Internet, teléfonos móviles y libros, agregan mucho más sabor a este cóctel”.
Otro punto a tener en cuenta, no tan novedoso, sin embargo, es la posibilidad de disfrutar de la historia en diferentes niveles. Lost se nutre de la mitología griega, la literatura, la filosofía y las antiguas creencias espirituales de Oriente. Por ejemplo, en la cuarta temporada se puede ver claramente el libro La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, de 1940, en manos de uno de los protagonistas. Es más, muchos sugieren que numerosos ingredientes han sido tomados de esa novela que narra las peripecias de un fugitivo venezolano, perdido en una isla del Pacífico Sur. También se supo que los personajes John Locke y Danielle Rousseau fueron inspirados en John Locke y Jean-Jacques Rousseau, dos reconocidos filósofos.
Estas referencias, a modo de pistas que pueden ser descubiertas con mayor o menor esfuerzo, dan un sentido total a la obra, que, por el momento, se mantiene oculto para el público y es administrado a cuentagotas. Por ende, cada uno elige el grado de compromiso con los textos, hasta el punto sin retorno de convertirse en fan acérrimo.
En cuanto al modo de contar la historia, los autores no eligieron la linealidad habitual de las series de televisión, ya que el presente de la narración es atravesado por reminiscencias al pasado –flashbacks– y al futuro –flashforwards–, ambos recursos que aportan significación a lo que sucede en el guión general. Muchas veces, cuando las escenas van hacia adelante en el tiempo, el espectador cuenta de antemano con la resolución de una situación muy concreta, pero, a pesar de ello, se encuentra desorientado al no saber cómo se llega a ese desenlace.
Detrás del argumento y la idea están Jeremy Abrams, Damon Lindelof, y Jeffrey Lieber, tres guionistas y productores de televisión. El primero, más conocido como J. J. Abrams, también es compositor y director de cine y tele –dirigió Misión: Imposible III, Cloverfield y tiene en sus planes Star Trek–, y, además de crear Lost, es responsable de las tiras Alias y Felicity. Lindelof trabajó para MTV, Paramount y Fox, y Liebre fue parte del piloto inicial.
Abrams, el más capo de los tres, es uno de los pocos que tiene el secreto mejor guardado de la pantalla chica. Por el momento, él y el resto de los guionistas han descartado varias teorías locas que circulan por Internet, como que todo es producto de la imaginación de un superviviente de la Isla o que todos están muertos o en el Purgatorio.
Habrá que esperar la resolución por dos años más. Los guionistas tendrán un trabajo para cerrar todas las líneas que parecen sueltas de un modo que guste a los fanáticos y deje contento a la mayoría. Mientras, se la puede disfrutar por el canal Axn o adquiriendo los dvds –las primeras tres temporadas están disponibles, la cuarta llegará en algunas semanas a los devedéclubs– y sacar conclusiones, elaborar teorías y no perderse en la lostmanía, que cada vez crece más.
Más información: Lostzilla.
Más información: Página oficial de Lost.
Más información: Perdidos por Lost..
En primera plana Jack y Kate; el primero, desde la izquierda es Charlie, y el rubio hacia la derecha es el timador James Ford, alias Sawyer. La isla donde se graba la tira se encuentra en Hawai.
John Locke, uno de los personajes más enigmáticos, es encarnado por Terry O'Quinn. Ganó un Emi como Mejor Actor Secundario en una Serie de Drama, por la tercera temporada de Lost, venciendo a Michael Emerson, quien hace de Ben, "el malo" de la tira.
Todas mueren por Jack, y no es para menos. El personaje interpretado por Matthew Fox es un doctor que asume el liderazgo del grupo. Además de buen tipo, es fachero y correcto en su proceder y todos los sobrevivientes le tienen respeto y lo admiran. El nuero perfecto.
Jack y Kate se la pasan coqueteando hasta el límite. Pero parece que la hermosa morocha se podría inclinar por Sawyer. Ah, un dato, en la vida real el ganador fue Dominic Monaghan, el actor que interpreta a Charlie. Se conocieron en el rodaje y se pusieron de novios. Claro que ahora el ex Señor de los Anillos parece haber terminado con la relación.
