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"Los violadores son asesinos del alma"

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Ceferina entró al baño y el pelo que hasta entonces le llegaba a la cintura
se lo cortó como un varón. "Su cabeza olía a muy rico perfume", había dicho en
el juicio su violador.

-¿Qué pasó la noche del 10 de abril del 2001?
-Mi clase en la facultad de Derecho terminó antes porque el profesor se tenía
que ir. Tomé el colectivo hasta Pacífico y desde ahí el tren hasta Virreyes
(partido de San Fernando). Siempre me esperaba papá en la estación, pero como
era más temprano, no había llegado. Empecé a buscar monedas en mi mochila para
llamarlo por teléfono, cuando de golpe me atraparon por la espalda. Me
encapucharon con mi propia remera y sentí un revólver en el estómago. Un hombre
me amenazó y me arrastró hasta un auto.

Ceferina Paula Valeria González tenía 22 años. Nunca había tenido un novio.
Nunca la habían besado.

-Te metió en el auto…
-Y empezó la pesadilla. Me tiró sobre el asiento. Yo le ofrecí mis libros de la
facultad, que era lo más valioso que tenía. Le ofrecí la plata que llevaba. El
me gritaba: "¡Callate, hija de p…!", y me tocaba. Le ofrecí trabajar un mes
entero y darle mi sueldo. Pero él me pegaba cada vez más. Y entonces me di
cuenta de que lo único que quería era violarme. Grité que nunca había tenido
relaciones sexuales. "¡Ahora vas a aprender!", me calló. Yo rezaba. Gritaba. No
sabía si quería morirme o seguir soportando. En ese momento lo que menos querés
es estar viva.

-¿Sentías que iba a matarte?
-Me decía que me iba a descuartizar. Ya casi inconsciente, se apareció toda mi
familia como en diapositivas y me despedí de ellos. Lo único que quería era
volver a verlos. En ese momento uno ama la vida por sobre todo. Aunque estaba
encapuchada, en un instante pude ver su perfil.

-¿Hubieras preferido no verlo?
-Tal vez. Porque esa cara la recuerdo todos los días.

El hombre que Ceferina vio es Javier Posadas. Fue detenido el 23 de abril del
2001 y condenado a 28 años de prisión. Confesó haber violado a 25 mujeres.

-¿Qué ocurrió después?
-Me tiró del auto y me ordenó que no me levantara y que no hiciera la denuncia.
Se llevó mis zapatos, porque solía quedarse con un "trofeo" de cada víctima.
Esperé. Me arrastré desnuda hasta donde pude. Estaba bañada en sangre y casi no
veía. Golpeé una puerta y pedí: "Ayúdenme, me violaron". Después llegó mi
familia a buscarme. Me llevaron a la departamental de Tigre, me pusieron en una
camilla con las piernas y los brazos abiertos para esperar a que llegara una
ginecóloga. Me atendían hombres y yo era lo que menos quería ver.

En la Clínica Independencia los médicos tuvieron que reconstruirle la uretra.
Ceferina permaneció tres días internada antes de regresar a su casa e intentar
recuperar una vida normal.

-¿Qué sucedió cuando volviste?
-Quería estar las 24 horas en la ducha. Me bañaba y salía roja. Quería
arrancarme los pedazos de carne. No quería comer. Sentía que todavía me estaba
tocando, que lo tenía arriba mío, escuchaba sus insultos. Tenía el alma sucia.
No podía cerrar las piernas, no podía caminar. No quería ver a ningún hombre.
Los primeros días no pude estar ni con papá ni con mi hermano.

-¿Cómo cambió tu vida a partir de la violación?
-Nunca más volví a acostarme boca abajo. Duermo con la luz encendida. Sueño que
Posadas me persigue. Me levanto y voy corriendo a la cama de mis padres. Vivo
con miedo. Necesito salir con un celular a la calle y llamo a mi mamá a cada
rato para que me calme. Fue un abismo por donde se cayeron mis sueños y mis
proyectos.

Desde entonces, Ceferina dejó de estudiar: no puede repetir el recorrido que
hizo aquella noche. Sigue trabajando en un supermercado, pero reconoce que ya no
es la chica alegre y activa de antes.

-¿Qué pasó en tu familia?
-Se destrozó. El violador es un fantasma que se instala en la casa. Mi hermana
Rocío llegó a preguntarme: "¿Por qué no te dejaste matar?". Ahora nos reímos de
eso, pero en el momento se quedó sin su fiesta de quince.

-¿Cómo te afectó físicamente?
-Gracias al violador Posadas estoy luchando contra la leucemia. Sigo un
tratamiento para evitarla. Por la angustia, tuve una alteración en las plaquetas
y cada mes debo sacarme sangre para controlarme. Pero sé que no puedo darle el
lujo de morirme. El me robó unas horas, pero no voy a dejar que me robe la vida.
Tengo que demostrar que puedo. Quiero ayudar a otros con lo que me pasó a mí.

Ceferina, su mamá y otras madres que se presentaron en la rueda de
reconocimiento para condenar a Posadas crearon la Asociación de Ayuda de
Víctimas de Violación (4890-0672). Reciben alrededor de cuatro llamadas por día.
Sin embargo, la entidad no logra su propia personería jurídica. Necesitan pagar
200 pesos y no consiguen juntar esa cifra.

-¿Qué sentiste al comprobar que otras chicas habían sufrido lo mismo?
-Lo más terrible fue darme cuenta de que todas éramos más o menos parecidas.
Pelo largo oscuro, un metro sesenta, algunos rulos. Hoy sigo hablando con ellas.
Todas cambiamos. Yo me corté el pelo. Nati se viste como una beba. Otra chica
engordó más de 30 kilos. Alguna quedó con discapacidad mental.

-¿Cómo colabora la Asociación ante semejante drama?
-Damos asesoramiento y tratamos de ayudar en todo lo posible. Desde juntar algo
de plata para remedios hasta indicar cómo conseguir un abogado.

-¿Qué le dirías a una chica que fue violada?
-Que aunque le dé asco, no se bañe. Que debe hacerse un ADN del semen para saber
quién es el culpable. Que entienda que fue una víctima.
Que vamos a morir
sabiendo que fuimos violadas pero que tenemos que vivir.

En el juicio, Javier Posadas pidió "perdón por las molestias causadas". Su
sentencia es inédita para un caso de violación no seguido de muerte.

-¿Estás conforme con la pena?
-Es lo mejor que se pudo lograr. Se lo condenó por 25 violaciones, pero se cree
que violó a 75 chicas. Con los 28 años en la cárcel no va a pagar ni uno por
cada una. Tiene 29 años y algún día puede volver a caminar por la calle.

-¿Cómo imaginás tu futuro?
-Tratando de ayudar a los demás. Quiero ser abogada. Quiero recuperar los sueños
que perdí.

-¿Te gustaría tener novio?
-Por ahora, no.

-¿Te gustaría tener hijos?
-Por ahora, no.

-¿Y qué podés comentar de tus cicatrices?
-Lo que me pasó, me arruinó la vida. Me cuesta hasta mirarme en el espejo. Los
violadores son asesinos del alma.

Ceferina en su cuarto. Pasaron veintiocho meses del ataque y todavía le cuesta superarlo.

Ceferina en su cuarto. Pasaron veintiocho meses del ataque y todavía le cuesta superarlo. "Por ahora no me gustaría tener novio", confía.

Más allá del espanto, Ceferina (Candela para su familia: María -49-, Jorge -52-, Verónica -29-, Emiliano -22- y Rocío -16-) no se entrega. Quiere retomar Derecho,

Más allá del espanto, Ceferina (Candela para su familia: María -49-, Jorge -52-, Verónica -29-, Emiliano -22- y Rocío -16-) no se entrega. Quiere retomar Derecho, "pero en otro lugar. Jamás volveré a hacer el mismo camino".

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