«Los secuestradores me trataron bien» – GENTE Online
 

"Los secuestradores me trataron bien"

EL HECHO. Florencia Macri (19) fue secuestrada el martes
29, al mediodía, después de salir de la Universidad del Cine (Pasaje Giuffra, San Telmo), donde cursa el segundo año de la carrera de Dirección Cinematográfica. Había estacionado su Peugeot 206 a dos cuadras, y tres compañeras la llevaron en auto hasta el lugar en que había dejado el suyo. Destino: su casa de Cavia al 3000. Se despidió de las tres chicas, y ya con la mano en la manija de la puerta, sintió en la espalda el cañón de un arma. La obligaron a sentarse adelante, junto al hombre que empuñó el volante, y el auto arrancó rumbo al oeste del Gran Buenos Aires: autopista 25 de Mayo, Gaona, Gobernador Vergara, Villa Tesei. En ese punto, los secuestradores abandonaron el auto, y se perdió toda pista. En el baúl quedaron las dos clavas que esgrimía Florencia en sus clases de circo y acrobacia.

FLORENCIA, LA REBELDE. Es la única hija que tuvo Franco Macri con la psicóloga Cristina Grieffer (segundo matrimonio del empresario). Menuda y de ojos celeste profundo, como los de su padre, cultiva el estilo under desde su último minuto
en el exclusivo Saint Andrew´s School, donde cursó el secundario, y casi no hay noche en que no irrumpa en algún boliche. Su debut nocturno sucedió hace dos veranos en Punta del Este, donde se hizo habitué, hasta la alta madrugada, de La Morocha y UFO Point. ¿Playa? Poca, muy entrada la tarde, y siempre con dos de sus amigas de fierro: Clara y Daniela. ¿Bunker? En el complejo Terrazas de Manantiales, donde suelen pasar los veranos Franco, su padre, y el resto de los Macri. Según testigos de aquellos días, Florencia, Clara y Daniela "parecían sacerdotisas de una secta: usaban siempre ropas iguales, blancas y de gran vuelo, como túnicas que las cubrían de pies a cabeza…". No tardó en sumarse a ellas otra chica (Lucía), y menos todavía en hacerse íntima de Florencia. Franco Macri fruncía el ceño cada vez que su hija llegaba a la casa con el sol alto -nueve, diez de la mañana-, pero Florencia -"de carácter fuerte", según sus allegados- rara vez renunciaba a sus pl
anes, que incluyen el esquí, el snowboard, los viajes y los perros yorkshire: tiene dos, idénticos a Jazmín, el de Susana Giménez.

En febrero del año pasado fue a esquiar a Aspen con su padre, su hermano Mauricio y su cuñada Isabel Menditeguy, y poco después de bajarse de los esquíes partió rumbo a Europa. ¿Relaciones familiares? Se dice que se lleva mejor con sus hermanos de parte de madre: Jimena y Nicolás Palacios -ex de Marina Marré y de Carolina Pampita Ardohain-. ¿Cómo es? Según testigos de sus noches, "Tranquila, muy inteligente y poco amiga de exponerse. Prefería pasar inadvertida, y cuando algún reportero gráfico le pedía permiso para tomarle una foto, aceptaba, pero a regañadientes, como si le diera vergüenza. Por supuesto, jamás hacía alarde de su apellido ni decía una palabra acerca de su familia. Jamás hablaba mal de alguien: era pura buena onda…". En los últimos tiempos empezó sesiones de terapia. Federico un compañero de la Universidad del Cine dijo: "A Florencia la conozco de acá y la verdad que es muy humilde. Hacía la suya y jamás usaba el apellido Macri para nada. Es muy callada y sobre todo mu
y tranquila. Que yo sepa no tenía problemas con nadie. La última charla que tuvimos fue sobre el Fashion Week (la semana de la moda en La Rural). Es muy bonita. Hizo algunas producciones de fotos pero no es modelo. ¡Pobre nena! En la facu sentimos que esto es muy heavy
".

LA SOSPECHA. Hace ya largo tiempo que a Franco, su padre, lo preocupaba la seguridad de Florencia. No sólo por la ola de secuestros que azota al país: también por la durísima experiencia y el alto precio del rescate, en agosto del 91, de su hijo Mauricio. Según algunos allegados a la familia, "hace un año que
Franco le prohibió a Florencia que fuera a cierto boliche de la Costanera Norte, porque tuvo noticias de que era un lugar muy… pesado. Sin embargo, ella se las ingeniaba para no perderse ni un fin de semana de esa movida…
". Tenía custodia (dos expertos que la vigilaban desde los viernes a las nueve y media de la noche hasta los domingos a las diez de la mañana), y Franco les había dado la orden, más que tajante, de no llevarla a
ese boliche
. Pero, llegado el sábado, allí estaba ella…

-¿Cómo hacés para que los custodios te lleven, si tu viejo lo prohibió?, le preguntó un amigo no hace mucho.
-Tengo buena onda con ellos, y los convenzo para que no sean tan estrictos, le explicó ella.
-¿Les tirás un mango?
-No, para nada. Les prometo que me voy a portar bien. ¡Y me creen!, dijo, riéndose.

EL FRACASO Y EL PAGO. La primera llamada de los secuestradores
la recibió Franco, y no tuvo preámbulos:
-Un millón y medio de dólares.
La segunda fue más explícita:
-Vaya al Banco Francés (indicó dirección: la Panamericana y colectora):
allí está la prueba de vida que pidió.

Era una carta de puño y letra de Florencia, y describía escenas de un programa de televisión emitido ese mismo día. Durante el tercer contacto se convino un nuevo precio por el
rescate: 800 mil dólares
. A las tres y media de la madrugada del domingo 4, Franco salió de su casa (Eduardo Costa al 3000, Barrio Parque) con un maletín: el dinero exigido. Pero regresó menos de una hora después, frustrado y con cara de profunda angustia: no hubo contacto, a pesar de que cumplió estrictamente la orden: "Vení vos.
En persona
". ¿Por qué falló el operativo? Según los expertos en secuestros,
"El sistema de postas y de pago es muy complejo. Los secuestradores
van ordenando distintos pasos, que a veces no son los definitivos: son ensayos para comprobar si hay voluntad de pago y si la familia del secuestrado no ha tendido una trampa. En este caso, algo falló, y Franco tal vez no pudo llegar a la última
posta
". Sin embargo, horas después hubo otra movida: el lunes de madrugada, Franco volvió a salir raudo de su casa. También salió Mauricio. Esa vez se pudo superar el esquema de postas exigido. Sólo faltaba esperar la liberación. Horas antes del pago, a la una de la tarde del domingo 4, Mauricio llegó a la cancha de polo de Palermo para ver el partido River-Boca protagonizado por polistas hinchas de ambos clubes a beneficio de Santa Fe. Se lo veía agotado. Solo dijo:
-Estamos bien. No hay miedo en la familia.

LA INVESTIGACION. La jueza María Romilda Servini de Cubría, que intervino de oficio en el caso (los Macri no hicieron denuncia policial) ya les habría tomado declaración a los custodios de Florencia. Según parece, lo único que dijeron es que "a ella no le gustaba estar bajo vigilancia". GENTE habló con un alto funcionario de la SIDE. Este es su testimonio: "Estamos a full en el caso, el secretario de Inteligencia, Miguel Angel Toma volvió de urgencia de un viaje a Mendoza para monitorear la investigación desde su despacho. Allí recibe imágenes satelitales en la pantalla de los televisores que están frente a su escritorio. También puede escuchar
en directo las llamadas telefónicas intervenidas por orden judicial. Nuestra gente trabaja en este secuestro en "prioridad uno". Lo hacemos en equipo con Delitos Complejos a cargo del comisario Carlos Sablich de la Federal. Una de las líneas más fuertes
de investigación es la que analiza el entorno de ella. Creemos que se trata de un secuestro llave en mano. El entregador da los datos precisos a la banda para que estos puedan sorprender a su víctima en el estado más vulnerable posible. Cobra por adelantado y se desliga del resto de la operación... Creemos que este secuestro
no fue al voleo: es muy profesional. Sin embargo, hay algo
que no nos cierra… Las bandas pesadas saben muy bien que
con los Macri se meten con enemigos muy fuertes. Y si les queda
alguna duda, tienen ejemplos muy contundentes: ¡acuérdense
cómo terminó la banda de los comisarios! Todos están en prisión.
Nos intriga saber quiénes pueden ser estos tarados…
".

EN LIBERTAD. En una calle oscura de Moreno, con su pelo rapado y sus piercings en la oreja, temblorosa y cansada Florencia llegó a las 4.50 de la madrugada a una remisería. Al igual que a su hermano Mauricio, cuando fue secuestrado hace doce años (en agosto del 91 y por quien se pagaron 6 millones de dólares),
la hija menor de Franco fue dejada por sus captores cerca de una empresa de remises. La chica se encontró con dos jóvenes choferes, Pedro y Tito, quienes no podían creer lo que estaba sucediendo. "Necesito que me lleven a casa", pidió. En un Ford
Escort
gris la condujeron hasta la esquina de Ombú y Eduardo Costa en Barrio Parque. "De los nervios la nena se reía y contaba chistes durante el camino, nosotros teníamos más miedo que ella. Nos dijo que sus secuestradores la habían tratado bien. Se
la notaba shockeada
", le dijeron los choferes a GENTE. Florencia contó que sólo tuvo "contacto con uno de los secuestradores", que estuvo "los seis días con la misma ropa", que no tenía "teve ni radio" pero que le transmitieron el mensaje de su hermano Mauricio ("Fuerza Florcita, todo va a salir bien"). Al llegar a la casa de su padre fue su hermano Gianfranco quien salió a recibirla
emocionado, a las 5.25 de la mañana del lunes 5. La abrazó y
buscó protegerla. Su familia la esperaba allí junto al comisario
Sablich. El jefe de Delitos Complejos, aprovechó la confusión para
salir de la casa del empresario sin que lo reconocieran los medios.
Sin embargo, antes de subir a su auto, le dijo a GENTE: "Ya
pasó lo peor, y lo importante es que la chica está bien. Ahora
empieza nuestro trabajo para detener a esta gente
". A las 6.10,
con Mauricio al volante del Peugeot 607, Florencia salió sorpresivamente.
Tenía que ir a declarar y a someterse a la revisación médica de rutina. La pesadilla había llegado a su fin.

por: Alejandro Sangenis y Miguel Braillard
Informes: Manuel Sarrabayrouse, Cynthia De Simone y Pilar Carioggia
Fotos: Walter Papasodaro, Julio Ruiz, Enrique García Medina, Fabián Uset, Archivo revista GENTE, AFP y Newmen

Exclusivo. Lunes 5.25 de la mañana. Florencia llega a la casa de su padre en Barrio Parque. La recibe Gianfranco, uno de sus hermanos, que la abraza y la proteje emocionado.

Exclusivo. Lunes 5.25 de la mañana. Florencia llega a la casa de su padre en Barrio Parque. La recibe Gianfranco, uno de sus hermanos, que la abraza y la proteje emocionado.

Domingo, 3.45 de la madrugada. Franco Macri regresa junto a su jefe de seguridad después de intentar pagar los 800.000 dólares exigidos por los delincuentes para liberar a su hija. La operación se frustró. Pero el lunes de madrugada, finalmente, pudieron entregar el dinero que exigían los captores. Sólo faltaba esperar.

Domingo, 3.45 de la madrugada. Franco Macri regresa junto a su jefe de seguridad después de intentar pagar los 800.000 dólares exigidos por los delincuentes para liberar a su hija. La operación se frustró. Pero el lunes de madrugada, finalmente, pudieron entregar el dinero que exigían los captores. Sólo faltaba esperar.

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