“Los pedófilos se pueden rehabilitar si tienen tratamiento adecuado” – GENTE Online
 

“Los pedófilos se pueden rehabilitar si tienen tratamiento adecuado”

Fueron apenas trece minutos, que resumieron nueve meses de espera. De gafas, camisa clergyman de protocolo y una bufanda que le caía por encima de sus hombros, el cura escuchaba atento. Por su frente bajaban algunas gotas de sudor, quizá por el calor que hacía en el primer piso de los Tribunales de Morón, quizá por su incierto futuro. Los fiscales Alejandro Varela y Carolina Rodríguez habían pedido 30 años de cárcel y su detención inmediata por 17 hechos de abuso sexual agravado y corrupción de menores. En aquel contexto, Julio César Grassi (53) escuchó estas palabras: “Evidentemente, para satisfacer sus bajos deseos, Grassi no trepidó en llevar adelante con un menor de trece años conductas que eran aptas para desviar el normal desarrollo de la sexualidad…”. El juez Mario Daniel Gómez, en nombre de sus colegas, Luis María Andueza y Jorge Eduardo Carrera, leyó la condena: 15 años de prisión para el sacerdote.

La paradoja del caso es que el Tribunal Oral 1 de Morón encontró a Grassi culpable en dos hechos de abuso sexual: “Resulta clara la orientación sexual de los tocamientos: beso en la boca y fellatio –expresó seco el juez–, por lo que el tema no merece mayores comentarios”, pero de todas formas le concedió la libertad hasta que se efectivice la sentencia. Además, Grassi podrá visitar la Fundación Felices los Niños, precisamente el lugar donde se cometieron los abusos. “No sabemos si es reincidente; por eso no me remuerde la conciencia dejarlo en libertad. Está en él cumplir o no las reglas impuestas, como la de no estar a solas con los chicos…”, recalcó Andueza después de la sentencia.

Por eso, el padre Grassi está otra vez en La Blanquita, la quinta que ocupa en Hurlingham, justo frente a la Fundación. Por ahora, no podrá cruzar la calle Gorriti y atravesar el portón de Felices los Niños para encontrarse con “sus hijos”, como él llama a los chicos de la Fundación, porque la Subsecretaría de Minoridad de la provincia de Buenos Aires se lo prohíbe.

–¿Qué le genera que los querellantes lo traten de pedófilo?
–Hubo una condena por dos hechos, pero quedó demostrado que yo no tengo ninguna parafilia. Las pericias dicen que no tengo ninguna enfermedad. No me condenaron por pedofilia…

–Abuso sexual y corrupción de menores agravado por el vínculo, dictaminó la sentencia…
–Es una aberración la que me están imputando. Durante nueve meses de juicio estuve acusado de abusar de un menor el día 6 de diciembre de 1996. Y cuando demostramos la mentira, el jurado me condena por el 7 de diciembre, un día después. Es una incongruencia entre la acusación y la sentencia. ¡Me indigna!

–Gabriel, el joven por el que fue condenado, siempre aclaró que no podía precisar la fecha con exactitud.
–Pero quien querella es el fiscal. Y no se puede acusar a una persona por una fecha y condenarlo por otra. Demostré que todo era mentira: describieron mal la capilla, la luz del lugar, una biblioteca con un estante resultó tener seis, el día, la hora… pero me condenaron igual. No sé, los jueces no tuvieron la libertad, la fuerza, la luz... Tal vez tuvieron miedo.

–¿A qué le podrían tener miedo los jueces?
–A todo lo que hubo alrededor, a ser escrachados por Canal 13. El Tribunal estuvo influido por lo que se dice de ellos en los medios y eso perjudica. Y creo que la amenaza de juicio político que les hizo Gallego (Juan Pablo, abogado querellante) a los jueces atentó contra la libertad de acción de los magistrados. Es una patoteada a la Justicia y una advertencia para los jueces de Casación. Esta causa la definieron los medios.

–¿Los pedófilos o los abusadores pueden rehabilitarse?
–Todos los que cometen este tipo de delitos se pueden rehabilitar con un tratamiento adecuado. Además depende del grado de la patología. Si fuera muy pronunciada, creo que esa persona debe ir a un psiquiátrico. Las cárceles no están en condiciones para la rehabilitación.

CAMARA COMPLICE. El jueves 24 de octubre de 2002 el fiscal Adrián Flores pidió la detención de Julio César Grassi, acusándolo de corrupción de menores y abuso deshonesto. Aquella noche –veinticuatro horas después de la investigación que abrió el caso–, el cura se defendía en Canal 9 ante Eduardo Feinmann. Eso, hasta que el periodista interrumpió la entrevista porque la Policía estaba por llegar hasta los estudios para detener a Grassi. El caso se convirtió en una especie de Big Brother, con intereses que se dispararon para todos lados. Tanto que al día siguiente el sacerdote se entregó a la Justicia no con su abogado sino con… ¡Mauro Viale!

Hoy, en la quinta que ocupa en Hurlingham –cuyo alquiler dejó de pagar la Fundación por denuncia de un querellante– frente al predio de Felices los Niños habla de una campaña en su contra: “Canal 13 hizo una campaña sucia. Fui víctima de la mediatización del caso”.

–Víctima de una dinámica que usted propuso desde que huyó de la Policía en Canal 9. ¿Era más importante declarar ante Feinmann antes que con el juez?
–Era mi única forma de contestar el informe de Telenoche Investiga. Además, el rating que puede tener Canal 13 es mucho mayor que el de los medios en los que aparecía yo. En aquel momento no me habían notificado de la detención, y al otro día nos presentamos a primera hora con mi abogado. No iba a ir a dormir a la Fiscalía.

–Los querellantes dicen que usted podría fugarse, basándose en que ya esquivó a la Justicia…
–Yo no me voy a fugar, porque mi corazón está en la Fundación y en la Iglesia. Fugarme sería como no vivir, irme de mí mismo, una existencia vegetal para comer y dormir. Vivir es hacer el bien, evangelizar, darles de comer a los pibes y mantener la Fundación como un servicio para los pobres.

–¿Usted cree que quince años es una pena excesiva para un abusador de menores?
–La pena se mide por determinados atenuantes y agravantes. Sólo le puedo decir que las personas que cometen ese delito merecen prisión, pero las que no lo cometemos merecemos la absolución. No me interesa la cantidad de años: me interesa salir limpio.

–El Vaticano endureció su posición con los sacerdotes abusadores. Si recibe una condena firme es posible que le quiten los hábitos.
–Monseñor Luis Guillermo Eichhorn, el obispo de Morón, mi diócesis, me apoyó: “Te creo. Seguí adelante y apelá el fallo. Yo voy a esperar un fallo firme y la Iglesia verá lo que hace…”. La Iglesia también puede ver que condenaron a un inocente, y hasta se puede reclamar a un tribunal internacional.

–Los jueces condenaron a un hombre por abuso sexual y le permiten ingresar a la Fundación. ¿No cree que lo que menos importó fueron los chicos?
–En estos años vieron que siempre cumplí las reglas que me pusieron, que yo no sería una persona que podría reincidir. Por supuesto, como nunca cometí un delito, no tengo manera de hacerlo. El sacerdote ora ante el altar de la quinta de Hurlingham donde vive, justo frente a la Fundación Felices los Niños. Por ahora, la Subsecretaría de Minoridad le prohibió el ingreso a la institución.

El sacerdote ora ante el altar de la quinta de Hurlingham donde vive, justo frente a la Fundación Felices los Niños. Por ahora, la Subsecretaría de Minoridad le prohibió el ingreso a la institución.

“Yo no me voy a fugar, porque mi corazón está en la Fundación y en la Iglesia. Fugarme sería como no vivir, irme de mí mismo, condenarme a una existencia vegetal para comer y dormir”

“Yo no me voy a fugar, porque mi corazón está en la Fundación y en la Iglesia. Fugarme sería como no vivir, irme de mí mismo, condenarme a una existencia vegetal para comer y dormir”

Gabriel cuenta que el cura le dijo: “‘Vos tenés que verme como un padre’. Cuando voy saliendo, me agarra de los hombros y me da un beso en la boca, me da un pico…”.

Gabriel cuenta que el cura le dijo: “‘Vos tenés que verme como un padre’. Cuando voy saliendo, me agarra de los hombros y me da un beso en la boca, me da un pico…”.

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