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Los Cafres

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Guillermo Bonetto y Gonzalo Albornoz, voz y bajo de Los Cafres, comienzan la charla recordando viejos tiempos. Como si las dos décadas que celebra el grupo, y la reciente salida de Barrilete y Hombre simple, su disco doble, y el sexto de estudio, los obligara a entrar en una suerte de balance. Relajados, bien dispuestos, y en un alto de la serie de recitales que emprendieron desde fin de 2007 para presentar estos (sí, en plural), sus últimos trabajos, conversaron con GENTE ON LINE.

- ¿Se sienten los embajadores del reggae en Argentina, un título que alguna vez se les puso?
Guillermo:
-Realmente no. Un título es un título y no llevamos nada encima. Sucede que nosotros nos vemos de una manera distinta, porque fuimos testigos de muchas cosas. Tenemos nuestra forma de escribir, que es una característica muy nuestra: es muy natural, muy despojada, sin una tendencia. Lo que sí hacemos todo el tiempo es ir buscando cosas. Somos buscadores. Así sí nos podríamos definir.

- ¿Por qué optaron por hacer reggae en esos años en que aquí prácticamente no se escuchaba?
Guillermo:
- Es una pregunta que nos hicieron en esa época. Nosotros no elegimos hacer reggae: elegimos hacer música porque nos gustaba el reggae, entonces eso nos hizo ser músicos.

- ¿Les preocupa la idea de no repetirse, de estar innovando constantemente?
Guillermo:
- Puede suceder, pero somos bastante críticos con eso. En el grupo componemos varios, y yo, como público que soy de los demás, siempre escucho cosas nuevas. Nos preocupa más cómo queda, qué efecto da, qué transmite o qué color tiene: si hay sufrimiento, que se note; si hay amor, que se vea.

- ¿Qué bandera enarbolan ustedes hoy?
Guillermo:
- La única bandera que reconozco en Los Cafres, es la de romper mitos. Porque no nos gusta enarbolar ninguna otra. Sería algo así como la bandera de no tener banderas, nuestro fuerte es ser buenos pateadores de banquitos. Podemos estar hablando de una cosa y al instante de otra, a veces somos cuadrados y a veces somos innovadores. No tenemos un camino a seguir, de ningún tipo. Incluso en este disco, quizás podemos levantar la bandera de la contradicción, porque es constante. Uno puede luchar contra Babilonia, es muy claro: existe una Babilonia real, la de los poderes económicos. Pero Babilonia más fuerte y contundente contra la que podés pelear no es Estados Unidos. Es el mal que vos tenés dentro. Es todo lo que uno tiene por programación, por errores, o por malas opciones y malos caminos. Ese es el enemigo con el que hay que pelear. Te digo que no levantamos banderas y te nombré un montón. ¿Ves que somos contradictorios?

-¿Y desde lo artístico cómo viven esas contradicciones?
Guillermo:
- La idea del reggae siempre fue romper mitos. Ese es nuestro papel. Los Cafres demostraron que se puede hacer buena música sin caer en los clichés. Y que ni siquiera existe. No hay nada absoluto, nadie dijo que el reggae debía ser de tal manera. Ni siquiera somos negros, no cantamos en inglés.
Gonzalo: - La música es universal. De repente podemos darnos cuenta que hay cosas del reggae que no tienen nada que ver con nuestra cultura, pero que sí tienen valor en otras. Uno puede probar la música, ponerle su mensaje e intentarlo. Eso fue lo que hicimos, y prendió bastante. Ahora hay muchas bandas de reggae en Argentina y en Latinoamérica, que se refieren más a la realidad de nuestros pueblos.
Guillermo: - Es la fuerza más grande que tiene el reggae. Nació, sin que nadie se de cuenta, con una movida muy densa, muy explícita desde las letras, muy sociales, personales y fuertes, con una movida muy fuerte desde el rasta. En apariencia, poco tiene que ver con nosotros, pero ojo, que el rasta habla de la unidad como seres humanos, sus preceptos son muy abiertos. Como cultura luchan contra la esclavitud, contra la separación. Volviendo al reggae, la diferencia con el ska y el rocksteady, es el mensaje que tiene. Además de la velocidad, claro: cuando baja la velocidad se acrecienta la densidad. Es una estupidez, si el reggae se traduce al español, que se hable de cosas que no nos pertenecen. Hay quienes creen que la palabra viene de “regular”: todos somos iguales. Y desde ese punto de vista, es una tontería no hablar de lo que es tuyo.

-¿Hay diálogo interno entre temas de hace años y temas de este disco?
Guillermo:
- Si, hay mucho. Se repiten las quejas, tal vez. Hay voces nuevas y se vuelven a encarar los temas. El arte en cualquiera de sus manifestaciones, actuación, canción, escritura, tiene tantas interpretaciones como gente que lo vea. Es difícil llegar a transmitir el sentido exacto. Pero lo increíble es que a veces se logra, personas que me hacen un comentario y yo pienso: ‘lo cazó tal cual’. Me maravilla un poco, pero en realidad lo loco es que podría no pasar nunca. Lo que hemos aprendido es que cuando uno se desnuda mucho en una canción, y tenés la suerte de grabar un disco y eso se proyecta hacia algún lado, cuando te empieza a llegar el feedback, ese hecho de desnudarte tan íntimamente, se esfuma. Porque lo más íntimo, lo que más vergüenza te puede dar mostrar, es con lo que la gente más se identifica. Porque en el interior, todos tenemos lo mismo, en todo el mundo.

-¿Qué representan estos últimos discos?
Guillermo: -Una oportunidad de jugar con los peligros de vivir en un mundo real, donde los errores no se perdonan, y uno mismo no se los perdona. Jugar de forma inconciente con ese peligro, representa el placer de no tener conciencia de estar jugando. Es la primera vez que hacemos dos discos, pero es el único momento en que pudimos haberlo hecho. Nos exprimimos mucho, pero de una forma muy placentera. Si no, no hubiese sido posible. Es un disco después de un éxito, y es una movida muy importante.
Gonzalo: - Me quedo con la palabra oportunidad. Tuvimos la oportunidad de hacerlo, grabarlo, terminarlo, y creo que la supimos aprovechar. Ahora el disco en sí pasa a ser, también, una oportunidad más: una puerta, en este caso dos. Y están ahí, lo que pase de aquí en adelante, va a depender del destino, de cómo lo reciba la gente, de cómo le llegue al corazón, pero sabemos que esa puerta está. Veremos qué nos depara el destino.

-¿Sienten que en el último tiempo el público se amplió, además de en cantidad, en los lugares de los cuales provienen quienes los escuchan?
Guillermo:
- Siempre nos pasó, claro que antes era a una escala mucho menor. Nosotros hacemos las cosas de corazón. Si vos tenés prejuicios con Los Cafres, estás equivocado. Empezás prejuzgando, pero cuando los escuchás fuiste. Cuando lloramos, lloramos en serio, no es una joda. Se refleja en algunos temas más que en otros, pero lo seguro es que te van a llegar: nuestros temas son lo más cercano a una transmisión de lo que estamos sintiendo.

Próximo show: Estarán a cargo de la apertura del festival Cosquín Rock, el viernes 8 de febrero, junto a Todos tus muertos, Catupecu Machu, La Vela Puerca, Attaque 77, Café Tacuba, Suicidal Tendences y otros. Más info en: https://www.cosquinrock.com/

"En el grupo componemos varios, y yo, como público que soy de lo que componen los demás, siempre escucho cosas nuevas. Nos preocupa más cómo queda, qué efecto da, qué transmite o qué color tiene: si hay sufrimiento, que se note; si hay amor, que se vea."

"La diferencia del reggae con el ska y el rocksteady, es el mensaje que tiene. Además de la velocidad, claro: cuando baja la velocidad se acrecienta la densidad. Hay quienes creen que la palabra viene de “regular”: todos somos iguales. Y desde ese punto de vista, es una tontería no hablar de lo que es tuyo".

"Nosotros hacemos las cosas de corazón. Si vos tenés prejuicios con Los Cafres, estás equivocado. Empezás prejuzgando, pero cuando los escuchás fuiste. Cuando lloramos, lloramos en serio, no es una joda. Se refleja en algunos temas más que en otros, pero lo seguro es que te van a llegar: nuestros temas son lo más cercano a una transmisión de lo que estamos sintiendo".

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