“Lo mejor del matrimonio es dormir abrazados toda la noche” – GENTE Online
 

“Lo mejor del matrimonio es dormir abrazados toda la noche”

No me gusta que fume adentro de la casa, que deje las pantuflas tiradas y que mire tanto a Los Simpson”, cuenta ella. “Tengo una explicación para todo. El cigarrillo lo vengo piloteando. Trato de fumar en el balcón... (risas). Lo de las pantuflas es porque a la mañana estoy muy dormido y no tengo ganas de guardarlas. Y Los Simpsons… soy fiel, no fanático. Además, es lo único bueno que hay en tele”, explica él.

Soledad Pastorutti (26), El Huracán de Arequito, La Sole, o –desde hace dos meses y medio– Soledad Pastorutti de Audoglio, está haciendo sus primeras armas en el difícil arte de la vida de casada. “Estoy desesperada por trabajar. Pensaba descansar hasta diciembre, pero adelanté la fecha a octubre. Quiero reencontrarme con mi público. Por ahora sólo hago shows en países limítrofes”, explica la esposa de Jeremías Audoglio (29), su road manager y dueño de una empresa de transporte para músicos. Más tarde agrega: “Estoy pensando en un repertorio para mi nuevo álbum. Además, formo parte del jurado de High School Musical –La Selección– en busca de una pareja que protagonice la versión latina. No hago de mala ni de profesora de canto: opino desde mi experiencia”.

Tras siete años de noviazgo, se casaron en abril. Eso sí, en dos etapas. Primero, hubo una íntima ceremonia civil en Arequito –en la misma fecha del aniversario de los padres de Sole–. Una semana más tarde, el pueblo se vistió de largo para el casamiento por iglesia. Más de 3.000 personas se reunieron en la puerta de la parroquia Nuestra Señora del Rosario para ver el beso en el altar. Entonces vino el baile: unos 800 invitados festejaron con el matrimonio en el salón del shopping Alto Rosario. Y a partir de ese momento, las cosas se hicieron de a dos. “Ahora pensamos más en el otro. Desde que nos casamos nos reunimos a comer o vamos al cine con matrimonios amigos. Las invitaciones son siempre de a dos”, explica la intérprete de once discos.

Hoy su concentración está puesta en el hogar. Y aunque el libro de comidas de Soledad aún tiene varias páginas vacías (“mi mamá y mi abuela me mandan recetas; lo primero que le cociné a Jeremías fueron tallarines con tuco”), la pareja está aprendiendo a crecer sin egoísmos. Todavía no estrenaron la casa de Arequito (“les falta bastante a los albañiles”, coinciden). El hogar del señor y la señora Audoglio es un departamento en Recoleta, donde ahora están recordando la luna de miel al ojear el álbum de fotos.

–¿Cómo estuvo el viaje a Europa?
Soledad: ¡Buenísimo! La pasamos muy bien. Durante treinta días recorrimos los lugares que no queríamos dejar de lado: Roma, Atenas, Madrid, Sevilla, París y Venecia. Nos hizo bien estar todo ese tiempo solos. Fue un desafío: era la primera vez que convivíamos. Si teníamos algún problema, lo resolvíamos dialogando.
Jeremías: Sí… Fue fenómeno. ¡Recorrimos todo! Nos sentimos muy unidos. Si bien Sole había estado antes en algunos lugares, todo nos sorprendía.

–¿Cómo es la convivencia?
Soledad: Me gusta compartir todo. Las mañanas y las noches son muy especiales. Yo soy la primera en levantarse… (risas). Soy medio pesada, porque me levanto con mucha energía. Entendí que tenemos tiempos diferentes…
Jeremías: Muy diferentes… (risas)
Soledad: Por eso trato de no hablarle si no está bien despierto. Mientras tanto, cebo los primeros mates.
Jeremías: Y ya para el tercero, arranco de buen humor.
Soledad: También me exijo ser ordenada, porque nunca lo he sido. Me gusta ser la última en ducharme, así puedo pasar más tiempo en el baño sin que me apuren. Ahí canto, me pongo cremas, me maquillo, elijo la ropa, el perfume… y todo queda así hasta que vuelvo y lo arreglo. Jeremías hace varios años que vive solo y está acostumbrado a un ritmo de independencia que yo nunca tuve.

–¿Y las noches?
Soledad: Es nuestro momento para charlar. Nos gusta comer y contarnos todo lo que hicimos. Los dos siempre fuimos muy unidos. Por ejemplo, cuando voy por la calle hablo por teléfono mientras camino… Es como un hobby. Y lo primero que hago es llamarlo a él. Lo hago para contarle todo, a dónde voy a ir, qué voy a comprar…
Jeremías: ¡Me encantan esas llamadas, no porque sea cuida...! Siempre está pendiente de que yo esté bien. A la noche me espera con la comida preparada.

–¿Cómo fue la primera noche que durmieron juntos?
Jeremías: ¡Incómoda! ¡Se durmió arriba de mi brazo! (risas). Fue algo nuevo y estuvo buenísimo. Compartir algo tan sagrado significó mucho para nosotros. Saber que todos los días vas a ver la cara de la persona que amás, no sólo es romántico, sino también apasionante.
Soledad: Fue una de las cosas que buscábamos. Porque la comida también se la preparaba cuando éramos novios. Cuando pensas en la convivencia lo que querés es eso, dormir abrazada a la persona que amás. Y, la verdad, nunca habíamos estado solos.

–¿Quién tiene el poder del control remoto?
Soledad: El… No soy de ver mucha tele. Me gusta el fútbol, algo que compartimos. El otro día daban la previa de la Selección y Jere me cambiaba el canal para ver el noticiero. ¡Era para matarlo!
Jeremías: Cuando veo tele ella aprovecha para leer. Si dan fútbol lo vemos juntos. Y eso que es bostera y yo, gallina.

–¿Qué hacen si se juega el Superclásico?
Soledad: En esta Copa Libertadores lo gasté, porque River no tuvo un buen año. A él no le gusta que lo cargue… y a mí menos. En Arequito, yo soy del club 9 de Julio… y él es de la contra, del club Belgrano. Cuando vamos a la cancha del pueblo yo estoy en una tribuna y él en la otra.
Jeremías: A ella le gusta pero… ¡yo soy el fanático!

–¿Qué cosa les fascina del otro?
Jeremías: Me gusta el esmero que le pone a las cosas. Por ejemplo, a pesar de que no le gusta planchar, pone toda su dedicación para hacerlo bien. Me encanta la forma en que me espera en casa. Todo está limpio, y en el supermercado compra mis cosas preferidas.
Soledad: Su tranquilidad. No tenía idea de cómo sería la convivencia. Todos me dicen que es dura, pero hasta ahora no lo sentimos así… Hace poco que nos casamos; si ya tuviéramos problemas, sería evidente que me habría equivocado en decidir casarme. Lo que vivimos hasta ahora es maravilloso. Nos conocemos mucho. Jere siempre busca el consenso: ésa es su mejor cualidad.

–¿Los hijos para cuándo?
Soledad: Me gustaría tener chicos en un par de años. Antes quisiera disfrutar de la convivencia, viajar más y concentrarme en la carrera. Y cuando se dé, me encantaría dedicarme a disfrutar mi embarazo. El día que lleguen los hijos queremos darles lo mejor. Igual, no lo tenemos tan planificado. Que los chicos lleguen cuando Dios lo decida.

Soledad y Jeremías se casaron en abril, después de siete años de noviazgo. Mientras ella prepara su regreso al escenario, él continúa con su empresa de transporte.

Soledad y Jeremías se casaron en abril, después de siete años de noviazgo. Mientras ella prepara su regreso al escenario, él continúa con su empresa de transporte.

“<i>La luna de miel fue hermosa. Nunca imaginé que nos íbamos a divertir tanto. Fue la primera vez que nos tomamos un tiempo para nosotros</i>”. (Jere).

La luna de miel fue hermosa. Nunca imaginé que nos íbamos a divertir tanto. Fue la primera vez que nos tomamos un tiempo para nosotros”. (Jere).

“<i>La primera vez que dormimos juntos estuvo buenísimo. Despertarse y ver a la otra persona abrazada a tu lado es algo re lindo</i>”. (Sole)

La primera vez que dormimos juntos estuvo buenísimo. Despertarse y ver a la otra persona abrazada a tu lado es algo re lindo”. (Sole)

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