Me puso muy contento ver a mis compañeros festejando mi cumpleaños. Pero cuando llegaron mi papá y mi hermano, la alegría fue completa”, contaba Lionel Messi (19) con una sonrisa de oreja a oreja, en el lobby del hotel Renaissance de Leipzig, donde concentró la Argentina esperando su encuentro con México.
Es que el sábado, cuando El Pulga bajó a desayunar, sus compañeros lo recibieron con una “fiesta sorpresa”: primero, la infaltable “manteada”; después, doble ración de jugo de naranja y un DVD portátil para que pueda ver películas en su habitación, la que comparte con el arquero suplente Oscar Ustari. El happy birthday llegó cuando Juan Román Riquelme (28, el otro cumpleañero y dormilón oficial del plantel) pudo despegar su cara de la almohada. En el momento de la segunda manteada, llegaban papá Jorge y Matías, el hermano mayor de Lio. Este, (quien cumplió años un día antes) es sin dudas el defensor que más ha castigado a El Pulga en los picados del Pasaje Lavalleja de Rosario. Quizá en honor a aquellas “marcas”, hoy Matías lleva a Lionel tatuado en su brazo izquierdo. “Fue una sorpresa verlos a todos. Pero estaba tan ansioso por el partido que casi me olvidé de festejar”, contaba la estrella del Barcelona.
Está claro que Lionel es un pibe feliz que está viviendo un momento único. Aunque en breve su alegría será mayor: “Esta semana llegan mi mamá Celia y mis otros hermanos, Rodrigo y Marisol. Y cuando vuelva a Rosario vamos a festejar con mis amigos con un enorme asado. Claro que para esa celebración me gustaría llevarles la Copa…”.
Matías lleva tatuado a su hermano menor en el brazo izquierdo. Lionel está feliz porque esta semana llega a Alemania el resto de la familia.
