Un día de 1999, el escritor Mempo Giardinelli se plantó frente a las estanterías que resguardaban su biblioteca personal. Muchos años le había llevado armarla, completarla y actualizarla, hasta convertirla en una apreciable colección. Dio un suspiro, lo pensó por última vez y tomó la decisión: todos esos libros serían donados a la Provincia del Chaco, su tierra. Así, casi diez mil ejemplares viajaron desde Buenos Aires hasta Resistencia.
Con esa anécdota, simple pero significativa, el escritor y un grupo de voluntarios hicieron realidad una idea que llevaba ya varios años dando vueltas entre ellos. "Cuando fundé la revista Puro Cuento, a fines de los 80, con un grupo de amigos empezamos a promover actividades culturales desde un plano no político", cuenta el escritor chaqueño Mempo Giardinelli. Como sucede a veces con las buenas intenciones, aquel sueño se frustró. Pero pronto apareció la segunda oportunidad. Ya desde 1992, cuando la revista tuvo que cerrar, los colaboradores de la publicación insistieron en la necesidad de recuperar materiales, archivos, ejemplares perdidos en bodegas y objetos dispersos. Entonces, en el momento de la creación de la Fundación que daría marco a las actividades que el escritor y ese grupo de amigos habían pensado, establecieron que el eje de su trabajo sería la promoción de la lectura en chicos y adolescentes. Desde entonces, una de las actividades que más éxito tuvo fue el programa Abuelas C
uenta Cuentos para el Desarrollo Cultural del Chaco Argentino.
ABUELAS SOLIDARIAS. Así lanzaron la campaña Leer abre ojos, que busca preservar la obra literaria y memoria de los escritores chaqueños y contribuir a la formación de un pueblo lector. Para acercarse a los más chicos, la Fundación comenzó a convocar a personas mayores con vocación y deseos de leer cuentos y narrar historias. En algunos encuentros semanales, los narradores son capacitados por personal especializado. También les entregan materiales y libros. Una vez entrenados, los abuelos van al encuentro de niños y niñas de escuelas y comedores de las zonas de Gran Resistencia y Presidencia Roque Sáenz Peña.
"Los chicos chaqueños muy raramente han tenido la oportunidad de vivir esta experiencia de afecto con algún familiar. Se trata de una labor sumamente estimulante que procura llevar el alimento espiritual indispensable que es la lectura y particularmente el extraordinario espectáculo de la literatura a miles de niños pobres", cuentan en la Fundación. Más allá de las explicaciones y argumentos, los resultados se ven en la carita de los nenes cuando escuchan historias de princesas, héroes, animales y magia.
El proyecto, que empezó como una actividad secundaria en la Fundación, siguió creciendo hasta transformarse en uno de los programas más importantes, porque les permitió abrir nuevas puertas. Sólo el año pasado, las Abuelas leyeron cuentos y relatos a más de 11 mil niños en más de 50 escuelas. Paralelamente, mientras comenzaban a estrechar el vínculo con los nenes, descubrieron que podían ayudarlos en mucho más que el placer de la lectura. Entonces pensaron la forma de llevar adelante actividades solidarias en combinación con los trabajos de promoción cultural. "Ante la aparente contradicción entre dar de comer y dar de leer, la Fundación optó por hacer las dos cosas", cuentan. Las más de cuarenta voluntarias del programa de Cuentos recorren los comedores infantiles y los libros nuevos y usados que se recogen en cada campaña les son entregados a los mismos nenes que reciben leche en polvo y alimentos.
Más información: Fundación Mempo Giardinelli
Las abuelas se entrenan en la Fundación y después recorren las escuelas y comedores relatando historias a los más chicos.
Es la síntesis del espíritu que anima la campaña.
