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La tragedia de las hermanas modelos

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Parecía dormida. Acostada en la cama de sus padres, con una musculosa blanca y un short, con el celular todavía en una de sus manos, cuando su abuela entró al cuarto para avisarle que estaba listo el almuerzo, Elle parecía dormida. Esa mañana se había despertado temprano, a las 7, para acompañar a una amiga a rendir un examen del colegio. Sin embargo, cuando pasó a buscarla, la amiga la convenció de que no hacía falta que fuera con ella. Entonces Elle se tiró a dormir un rato más. Hasta que cerca del mediodía del martes 13, su abuela le golpeó la puerta. Se acercó para tocarla y después la sacudió desesperada y Elle no respondía. Parecía dormida, pero estaba fría, demasiado fría. “¡Llamen a emergencias! ¡Llamen a emergencias!”, gritó la abuela, y desperezó la calma de la calle Morelli, en el barrio La Unión. Pronto los vecinos salieron a ver qué pasaba. “¡La nena no responde! ¡La sacudí para despertarla y está fría! ¡Llamá a la ambulancia! ¡Llamá a la ambulancia!”, le pidió a una conocida que encontró afuera. Entonces volvió a entrar a la casa para ver si su nieta reaccionaba, para ver si todo era un simple espejismo. Pero Eliana seguía sobre la cama de sus padres, con el celular en una de sus manos, en idéntica posición, fría, demasiado fría. Minutos después, cuando llegó la ambulancia, los médicos confirmarían que Elle estaba muerta.

Inedito y terrible. Como si se tratara de un cruel replay, lo que la familia Ramos había vivido seis meses y once días atrás con su hija Luisel, ahora, en la incredulidad de esa abuela parada en la puerta del cuarto llamando a su nieta a almorzar, lo volvían a vivir con Eliana (Elle), que no respondía. De pronto, inexplicablemente, la pesadilla se repetía. El 2 de agosto de 2006, Luisel, de 22 años, había muerto de un paro cardíaco tras desfilar en La Semana de la Moda de Montevideo, en el hotel Radisson. Seis meses y once días más tarde, el martes 13 de febrero, Eliana, de 18 años, su hija más chica, también moría de un paro cardíaco, esta vez en la cama de sus padres.

¡NO SABES COMO COMIMOS SIEMPRE!” “Murió otra modelo uruguaya; sería por desórdenes alimenticios”, “Muere modelo por falla cardíaca”, “Eliana Ramos muere anoréxica, como su hermana Luisel”. En seguida, el buscador Google se llenó de links con la noticia de la muerte de Eliana. En los noticieros se habló otra vez de anorexia, de déficit alimenticio, de dietas excesivas, cuando según el posterior informe del médico forense, Hugo Rodríguez, la causa resultó ser una “falla cardíaca aguda”, como la de su hermana Luisel. Tanto para la familia como para el juez de la causa, Roberto Timbal, se trató de alguna enfermedad congénita. “Mediante la autopsia, el forense comprobó que el cuerpo de la chica se encontraba perfectamente alimentado, que no presentaba ninguna señal de anorexia”, informó el magistrado a GENTE. “No hemos encargado ningún estudio suplementario. El forense guardó una muestra de tejido por si en el futuro la familia quiere realizar algún otro tipo de estudio”. De hecho, tras la muerte de Luisel, sus padres, Luis y Elsa, y Elle se habían sometido a distintos análisis para detectar algún posible problema cardíaco, y los resultados les dieron bien.

Los Ramos son una familia de clase media que vive en una casa de una planta con ladrillo a la vista y jardín delantero, situada en La Unión, un barrio de Montevideo, donde en los últimos años la crisis hizo estragos. Luis, el padre, que tiene dos hijos de un matrimonio anterior –Luis y Andrea–, en su juventud fue jugador de fútbol e incluso llegó a formar parte de la selección uruguaya. Una vez retirado, abrió con su cuñado una fábrica de bolsas de plástico que sólo funcionó un tiempo. Ultimamente se dedicaba a trabajar con su camioneta. Elsa, la madre, que es profesora de educación física, siempre ayudó en la economía doméstica. Al principio daba clases en el club Cabrera, hasta que abrió un gimnasio en el fondo de la casa. En síntesis, un típico matrimonio de clase media que, cuando empezaba a encontrar una rutina que hiciera menos insoportable la pérdida de una de sus hijas, se encontró de golpe con la muerte de la segunda, con la ausencia definitiva y dramática de Luisel y Eliana. ¿Pero quiénes eran las hermanas Ramos?

Asistieron al colegio Santa Luisa de Marrillac. Luisel, cuatro años mayor, pronto se dedicó a la moda, como modelo y productora, en la agencia de María Inés Rodríguez. Además, practicaba karate y andaba de novia con Jairo Berrondo, a quien conoció en el gimnasio. “¡No puedo creer lo que están diciendo por ahí: que era anoréxica! Si hasta la apodamos cariñosamente Pochita, porque siempre se tentaba con bizcochos y cosas ricas”, se había enojado Jairo en agosto del 2006 cuando escuchó los rumores que asociaban el final de la vida de su pareja con trastornos alimenticios. Elle también había expresado lo suyo: “Es una locura decir que era anoréxica. ¡No sabés cómo comimos siempre nosotras! Ella, hasta hamburguesas dobles cargadas de mayonesa. Nunca se cuidaba. Incluso de tanto en tanto me retaba aconsejándome que yo, por mi trabajo de modelo, no siguiera su ejemplo y me cuidara más”. Nadie se imaginó que seis meses después, Elle iba a ser noticia por el mismo motivo, y que detrás de su muerte se iban a tejer exactamente las mismas polémicas. Dos muertes calcadas, las de las dos hermanas.

EL MISMO CAMINO, EL MISMO FINAL. Rubia de ojos verdes, 1,74 de altura, a los 15 Elle había empezado a transitar los pasos de su hermana mayor. Formaba parte de la agencia de María Inés Rodríguez, cuando, a los 16, se coronó Mejor Pasarela en un scouting del manager de modelos Pancho Dotto, en Montevideo. “Desfilaba bárbaro. Cuando entraba alguna modelo nueva, siempre le pedíamos a ella que la ayudara, que le enseñara”, cuenta Florencia Sirvén, su booker en la agencia. Entre otros desfiles, participó del BAF y en el de Alta Moda, aparte de ser cara de la línea teen de la marca Prestige. “Los primeros meses posteriores a la muerte de su hermana, Elle estaba re mal. En la agencia le aconsejamos que dejara Buenos Aires y se volviera a Montevideo, que no iba a tener mejor contención que su familia y que cuando se sintiera mejor volviera. Y partió al Uruguay en diciembre, en las Fiestas. Para enero vino a la chacra La Fontana (el bunker de Dotto en Punta) y hablamos mucho. La vi bárbaro, estaba súper linda. Me contó que salía con un chico, que el tiempo la estaba ayudando y que ya no lloraba todos los días… Habían hecho terapia familiar. Además, su mamá venía de llevarla a una clínica nutricional para organizarle sus comidas. Por eso es mentira eso que andan comentando de que sólo podía comer 600 calorías. Nunca lo escuché”, afirma su booker. “Las chicas que la habían visto últimamente me contaron que se encontraba bien –recuerda la modelo Florencia Salvioni, con quien compartió un departamento de Belgrano durante su primer año de estada en la Capital Federal–. Tras la muerte de Luisel había estado caída, seguro, pero lo venía superando… Todavía no puedo creer no tenerla más entre nosotros”.

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El miércoles 14, a las cinco de la tarde, después de un breve adiós en la casa velatoria Salhon, la misma donde despidieron a Luisel, los restos de Elle fueron llevados hasta el cementerio del Buceo, frente a la Rambla, y depositados en un nicho junto a donde reposan los de su hermana. Ahora ellas –que se parecieron tanto en vida y que murieron casi de la misma manera– descansan en paz. Demasiado pronto.

Treinta y cinco días antes de la muerte de Luisel (la modelo de la derecha), en julio de 2006, las dos hermanas en una producción de fotos en el teatro Solís de Montevideo. Poco más de medio año  después, Eliana también dejaría de vivir.

Treinta y cinco días antes de la muerte de Luisel (la modelo de la derecha), en julio de 2006, las dos hermanas en una producción de fotos en el teatro Solís de Montevideo. Poco más de medio año después, Eliana también dejaría de vivir.

Elle, en una de sus últimas fotos.

Elle, en una de sus últimas fotos.

Resume la relación entre ellas la modelo uruguaya Andrea Sheppard, amiga de Luisel: “Fueron inseparables toda su infancia, su adolescencia y su vida. Cuando Luisel hablaba de Elle se llenaba de orgullo. Era muy protectora de su hermana menor. No existía la competencia entre ellas”.

Resume la relación entre ellas la modelo uruguaya Andrea Sheppard, amiga de Luisel: “Fueron inseparables toda su infancia, su adolescencia y su vida. Cuando Luisel hablaba de Elle se llenaba de orgullo. Era muy protectora de su hermana menor. No existía la competencia entre ellas”.

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