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La solidaridad les devolvió la sonrisa

Misión La Paz, provincia de Salta. A 1.800 kilómetros de Buenos Aires. A unos pocos de la frontera con Bolivia. Habitantes: 900, la mayoría de la etnia charote. A la sombra de un árbol, un od
ontólogo dicta una clase de salud dental: "Hay que lavarse los dientes tres veces por día. Si se me acabó la pasta, me los lavo igual. ¿Y si no tengo agua? Me cepillo igual, sin agua". Chicos de carita oscura y ojos enormes escuchan atentos y repiten la lección. Luego se amontonan para recibir su cepillo y su tubo de pasta dentífrica. La Gendarmería Nacional y la Universidad de Buenos Aires llegaron hasta aquí para llevar adelante una campaña de asistencia sanitaria odontológica. Es un punto más de un periplo que los llevó a Las Vertientes, Misión La Puntana y Santa Victoria Este.

Misión La Paz subsiste con una escuela, un almacén, un puesto de primeros auxilios y un puñadito de casas que se confunden con el monte salteño en estas latitudes. Son casas hechas con barro, pasto, algunas de ladrillos, donde toda una familia comparte una única habitación en la que viven, duermen y comen. La dieta se basa en el pescado que provee el río Pilcomayo y lo que se pueda trocar por su artesanías: mate cocido, pa
n y alguna fruta silvestre. Cuando no hay suerte con la pesca, se pasa hambre. La situación se agravó hace un mes, cuando cerró el comedor de la escuela número 412, Puerto La Paz. 

"Dejó de llegar el dinero de la provincia y los proveedores nos suspendieron el suministro de comida. La crisis llegó hasta acá y ahora estamos peor que nunca", cuenta Fernando Godoy, el director de la escuela a la que asisten 390 chicos, desde el jardín de infantes hasta el noveno grado. La escuela cuenta con maestros bilingües, para enseñar a los chicos de etnias charotes, wichís y chulupes. A pesar de que hasta el agua es un lujo, es difícil oír una queja de los habitantes de Misión La Paz. 

"Estamos curando bocas vacías", dispara Valeria, una de las 70 estudiantes de odontología que participa de la experiencia. Es el segundo año consecutivo que se realiza esta campaña. En una de las aulas de la escuela se instaló un consultorio odontológico. Cuatro estudiantes coordinados por un médico atienden a cada paciente, les hacen una historia clínica y resuelven los problemas más urgentes: extracciones, caries, tratamientos de conducto y prótesis. La jornada empieza a la mañana temprano y atienden hasta el atardecer. No dan abasto.

Sin embargo, pese a la fatiga, los estudiantes hablan de un antes y un después de haber visitado este lugar invisible para la mayoría de los argentinos. "Los más cariñosos son los chicos. Otros pacientes nos agradecen regalándonos sus artesanías", cuenta Lucía. De tanto desesperar, los charotes ya no esperan nada. Por eso saben agradecer cuando alguien, como en este luminoso día, les tiende una mano.

Cada alumno recibió un cepillo de dientes y pasta dentífrica. Mostraron toda su gratitud y cariño hacia los estudiantes que recorrieron 1.800 kilómetros para ayudarlos.

Cada alumno recibió un cepillo de dientes y pasta dentífrica. Mostraron toda su gratitud y cariño hacia los estudiantes que recorrieron 1.800 kilómetros para ayudarlos.

Un odontólogo en plena clase a los alumnos de Puerto La Paz. El objetivo: que aprendan a cuidarse los dientes.

Un odontólogo en plena clase a los alumnos de Puerto La Paz. El objetivo: que aprendan a cuidarse los dientes.

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