«La peor discapacidad es no tener ilusiones en la vida» – GENTE Online
 

"La peor discapacidad es no tener ilusiones en la vida"

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"¿Viste el tema de la eutanasia? ¿El caso del español que se suicidó ante la televisión como un alegato porque no quería vivir postrado y sufriendo? Bueno: yo tengo la misma disca
pacidad, pero soy su contrafigura. Amo la vida, y por eso voy a ir en mi camioneta adaptada hasta el centro de rehabilitación que tiene en Nueva York Christopher Reeve (Nota: el actor que interpretó a Superman y que quedó cuadripléjico al caerse de un caballo de salto) para ponerme a disposición de ellos como voluntario. Con tal de recuperar el dominio de mi cuerpo, que experimenten conmigo todo lo nuevo que haya…
", dice Claudio Carballo (38) sin disimular sus lágrimas. Que no son de autocompasión sino de coraje y de esperanza. Así lo entienden también Cecilia Gerelli y Nadia Etcheverría, que lo cuidan cada minuto y no dudan de "las virtudes de líder de Claudio".

Breve y terrible historia: hace nueve años, Carballo quedó cuadripléjico a raíz de un accidente en una carrera de motos. Recuerda que "hice una mala maniobra, choqué muy violentamente con el casco contra un promontorio de tierra y me quebré el cuello. Para colmo, pedí que me ayudaran a pararme. Gravísimo error, porque no sentía el resto del cuerpo, y al pararme reduje la chance de recuperarme. Ahora me llamo a mí mismo 'el supercuadripléjico',
porque sólo puedo mover los hombros y los bíceps. Pero de todos modos me las arreglo para manejar mi camioneta con comandos especiales". 


-¿Por qué ese viaje tan largo y fatigoso?

-Dicen que en menos de diez años -algunos científicos creen que en cinco- habrá adelantos extraordinarios tanto en la medicina como en la tecnología. Pero no quiero esperar. Voy en busca de mi recuperación, cueste lo que cueste. Y no sólo por mí: también para motivar a otros en su lucha.

-¿Por qué eligió a Reeve?

-Porque si colaboro con su fundación, tal vez él abra una filial de su centro en la Argentina. ¡Imagínese lo que significaría! 

-¿Cómo son sus días?

-Me gusta mucho Internet, y puedo manejarla casi sin adaptación especial. La única diferencia es que uso el mouse a bolilla. Todos los días voy a la Asociación Carlos G. Grandío (h) de rehabilitación computacional para discapacitados, donde hago ejercicios escribo, planeo mi viaje, todo con la ayuda de Verónica, una de las chicas de la Fundación.

-¿Cómo nació su camioneta especial?

-Un amigo que vivía en Barker, cerca de Olavarría, tenía un Chevy adaptado que me inspiró para hacer lo mismo con mi camioneta, que ahora es mis piernas. El vehículo y la silla me dan una independencia increíble… Amigos especialistas como Alberto Lupachini, por ejemplo, me ponen la camioneta a punto. Les agradezco la paciencia, porque vivo pidiéndoles cosas. 

-Se lo ve muy fierrero… 

-Lo mío fueron y son los fierros. Antes era la moto (era fanático del motocross), y hoy es la camioneta. Tengo espíritu aventurero, no hay caso…


-¿Vale la pena el sacrificio de ir hasta Nueva York sin estar seguro del resultado del viaje?

-Sí. Porque ese sacrificio es un testimonio de la fe en mi recuperación. No pienso sólo en mí: también en muchos como yo. Porque la peor discapacidad… es no tener ilusión alguna.


-Además de Reeve y su lucha, ¿tiene otro modelo?

-Sí. Me inspiré en el ejemplo de Daniel Scioli. No lo conozco, pero recuerdo muy bien la esperanza y la fuerza que le puso a su recuperación después de perder un brazo en aquel terrible accidente con su lancha. Fue puro coraje y voluntad… 


-¿Cómo será su viaje a los Estados Unidos? 

-Nada de ir paseando, no. Quiero hacer un buen promedio y llegar lo antes posible. Quiero ir costeando el mar y promocionando en cada país la lucha por mejorar la calidad de vida de los discapacitados. No es una gira… 

-¿Por qué está tan seguro de llegar?

-Porque me entreno. La última vez llegué hasta Buzios. Ida y vuelta fueron 7 mil kilómetros, con tramos de hasta 700 kilómetros sin parar. Y de Posadas a Paso de Los Libres manejé de noche.

-¿Es posible pasar tanto tiempo en una camioneta?

-Puedo pasarme días enteros. Me pusieron butacas que me permiten dormir de costado. También voy muy seguido a Gesell, donde papá tiene un negocio. Voy solo o con alguien, pero únicamente para que pague el peaje: algo que exige movimiento. Nada más. 

-¿Cómo cuida su cuerpo?

-Hago una dieta sana y no tomo remedios. Punto.

-¿Hasta qué punto alcanza su discapacidad?

-Parálisis total desde los hombros para abajo. Sólo puedo mover los hombros y los bíceps. Ni siquiera tengo tríceps… Lo único que recuperé fue el movimiento de la muñeca. La lesión de Reeve es mucho peor que la mía… 


-¿Con quién o quiénes viajará? 

-Con dos amigos de fierro: Luis Pigheti, campeón de motociclismo, y Willy Crook, el de los Funky Torinos y ex de Los Redonditos de Ricota. Además, si alguna agencia de viajes me apoya con pasajes, tal vez pueda llevar uno o dos copilotos.

-¿Qué camioneta tiene?

-Una Blazer modelo 83. La pagué dos mil pesos. La manejo gracias a la solidaridad de excelentes mecánicos argentinos que me hicieron todos los comandos. Ojo: no son científicos con tecnología de punta del Primer Mundo, son mecánicos de mano engrasada que hacen maravillas.


-¿Cómo logra sentarse al volante?

-El copiloto (o alguien fuerte y con buena voluntad) me sube en brazos, ¡como a una recién casada! Pero estoy a punto de instalar una pequeña grúa para poder entrar solo. 

-¿Cuándo piensa llegar a Nueva York?

-Quiero estar allá en el verano norteamericano: junio, julio… Luego, pasar por el centro de Reeve, e ir contando mi viaje a través de la página de Internet que estoy preparando. En cada país, en cada ciudad y en cada pueblo me conectaré con las autoridades y los periodistas locales para dar testimonio de fe.


-Cuando habla de fe, ¿recuerda algún episodio de su vida anterior al accidente?

-Sí. Era bañero en Villa Gesell, y salvé varias vidas. Y hoy, darles este mensaje a los discapacitados como yo… me salva a mí mismo. Sé que el viaje será un gran sacrificio físico, y que la aventura tiene un final abierto. Pero nadie imagina lo que significa para un cuadripléjico la chance de sentir otra vez el viento en la cara. Nadie.

Los últimos rayos del sol se esconden en el horizonte. Pero siguen anclados en sus ojos. Pienso: ¿existe una realidad, o lo real es la percepción de cada uno? Ojalá aquel español que se suicidó frente a las cámaras abogando por la eutanasia hubiera podido hablar con este Claudio Carballo de ojos de fuego y corazón de león.

Todas las mañanas, Claudio sale en su silla con motor eléctrico por las calles del bajo San Isidro, donde vive. El que abandona la lucha está perdido", dice.">

Todas las mañanas, Claudio sale en su silla con motor eléctrico por las calles del bajo San Isidro, donde vive. "El que abandona la lucha está perdido", dice.

Claudio en su Chevrolet Blazer adaptada por su amigo, el mécanico Alberto Lupacchini. Con ese vehículo especial intentará manejar hasta Nueva York.

Claudio en su Chevrolet Blazer adaptada por su amigo, el mécanico Alberto Lupacchini. Con ese vehículo especial intentará manejar hasta Nueva York.

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