¡La noche que la gente dijo basta! – GENTE Online
 

¡La noche que la gente dijo basta!

Chin-chin-chin/Chin-chin-chin. La nueva marcha de la bronca disparó sus primeros acordes el miércoles 19 de diciembre a las 22:58, un minuto después de que Fernando de la Rúa leyera su anteúltimo discurso como Presidente de la Argentina. Entonces,
el pueblo se puso de pie y empezó a unirse en esquinas estratégicas de la Capital Federal. Llegaban de los veinte barrios porteños y varios más. Había ancianas ayudadas por parientes. Había bebés dentro de cochecitos conducidos por sus padres. Había chicos, no tan chicos y grandes. Había cieguitos. Había gordos y flacos. Había hombres trajeados y mujeres en batón. Había lindos y feos. Había familias de clase baja y familias de clase alta. Había perros asustados que habían salido a hacer sus necesidades y que entonces sus amos optaron por exigirles que los acompañaran. Había hombres y mujeres en sillas de rueda…
Había argentinos, si basta un solo nombre para identificarlos. Argentinos que iban avanzando a paso redoblado, sin portar banderas ni interpretar cánticos de partido político alguno. Sus armas, de las más pesadas. Ellas, moldes que cocinaron decenas de pizzas, ollas, sartenes de gran calibre, jarritos sonoros, boles de lata, tapas de cacerolas e incluso uno que otro palo de amasar. Ellos, coloridos baldes de plástico, cartones que golpeaban con maderas extraídas de cajones de manzanas, tachos de basura y de helado y hasta una abandonada llanta de auto.

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por Leonardo Ibáñez
fotos: Fernando Arias, Julio Ruíz, Matías Campaya y Enrique García Medina
Medianoche del miércoles. Como en la Grecia clásica, donde los ciudadanos se juntaban en el Agora (plaza pública) para decidir las políticas de Estado, los argentinos coparon la Plaza de Mayo y a viva voz reclamaron un cambio de gobierno y de rumbo económico.

Medianoche del miércoles. Como en la Grecia clásica, donde los ciudadanos se juntaban en el Agora (plaza pública) para decidir las políticas de Estado, los argentinos coparon la Plaza de Mayo y a viva voz reclamaron un cambio de gobierno y de rumbo económico.

La clase media, habitualmente un testigo pasivo de las movilizaciones callejeras, esta vez fue protagonista. En las esquinas y en los barrios, donde el cacerolazo se hizo sentir con fuerza, sólo flameaban banderas argentinas.

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