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La negociación de la deuda

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Eduardo Curia
"La propuesta argentina es dura pero razonable"

Eduardo Curia (58) es economista. Fue viceministro de Economía de Erman González (gobierno de Carlos Menem). Es presidente del Centro de Análisis Social y Económico. Este fue su diálogo con GENTE:

-¿Cómo analiza la situación de la Argentina ante la avalancha de juicios, inhibiciones y embargos?
-No subestimo los embargos, pero tampoco los considero tan importantes. Pero…

-Siempre hay un pero.
-Sí, porque las cosas se juntan, se van acumulando…

-¿Cree que la negociación marcha por carriles correctos?
-La negociación entre el presidente Kirchner y el Fondo Monetario -los que realmente la llevan adelante-, más allá de discursos y sobreactuaciones, se resuelve a puertas cerradas.

-¿Cómo están las cosas?
-Por ahora, bastante claras: nuestra propuesta, el ¡no! de los acreedores, y nada en el medio.

-¿Y hacia dónde van?
-Hace tres meses, cuando John Taylor -el segundo del Fondo Monetario- empezó a hablar de la "buena fe", ya hubo una señal: el Grupo de los Siete y el Fondo tomaron la propuesta argentina como de buena fe, más allá de que estén o no de acuerdo, de modo que nos vamos acercando a un desenlace…, para bien o para mal.

-Pero en los últimos días, la negociación se endureció…
-Hay que asumir el juego de las aproximaciones sucesivas.

-¿Qué es eso?
-El regateo clásico que sucede en cualquier negociación. Sabemos que la propuesta argentina es dura, pero razonable.

-Algunos no la ven tan razonable.
-Es razonable… en el contexto económico que atraviesa el país. Pero admite cierta adecuación.

-¿Por ejemplo?
-Subiendo un poco la oferta, demostraríamos nuestra buena fe, y de esa manera podríamos pedir gestos de buena fe a los que están del otro lado del mostrador.

-¿Por ejemplo, rebajar la quita del 75 por ciento?
-Es posible. Pero, se haga o no, eso no impide llegar a buen puerto.

-¿Qué debería hacer el Gobierno?
-Creo que está negociando bien. Tiene que lograr la… sinergia virtuosa.

-Traduzca, por favor.
-Encausar la cosa en un acuerdo lo más barato y beneficioso para nosotros.

-No parece fácil. La disputa es cada vez más dura.
-Es cierto. Pero la creación del sindicato de bancos para la negociación de la deuda fue muy bien recibida por los acreedores. Empieza la lógica de los gestos de acercamiento…

-Los bonistas argentinos están muy desencantados con la actitud del Gobierno: creen que fueron discriminados respecto del Fondo Monetario. ¿Qué opina?
-Es una instancia muy lamentable. A mí me apena por los bonistas. Pero cuando tomaron los bonos estaban empecinados en creer que la convertibilidad podía seguir.

-¿Realmente no podía seguir?
-No, porque era un modelo prodeuda. Una aberración de Cavallo, que cuando los acreedores del exterior dejaron de financiarnos, hizo una maniobra para que los argentinos entraran en la variante de comprar bonos.

-¿No es posible que los bonistas argentinos tengan un trato especial?
-No, porque nos caerían encima todos los demás países, incluido Estados Unidos. El país sufriría muchas más presiones que las judiciales.

-¿Cree que en el exterior toman en serio la afirmación de Kirchner, que dijo que si se paga más del 25 por ciento se cometería un nuevo genocidio?
-Trato de ser práctico. No es lo mismo el discurso del Presidente en público que la negociación a puertas cerradas. Son planos distintos, y está bien que así sea.

-Pero el 75 por ciento establece una diferencia irreconciliable entre el Gobierno y los acreedores.
-Ta vez. Pero la Argentina no tiene más leche para dar. A partir de la base "Pagamos si crecemos", todo lo demás se puede calibrar. No hay ninguna situación inapelable.

-¿Qué opina de las inhibiciones y los embargos?
-Es una cuestión de leguleyos. En todos los casos se puede apelar. No se abrió la Caja de Pandora…

-¿Usted apuesta a la esperanza?
-Estoy seguro de que todo va a ir cerrando, y que cada pieza va a encajar en el casillero que le corresponde.

-Pero muchos están preocupados por lo que llaman "el doble discurso del Presidente"…
-El Presidente no maneja las hipótesis de conflicto desde el campo de batalla. Para eso tiene a sus generales. Las maneja desde su lugar de mando, y su discurso es sólo un elemento más…

-Pero es la única referencia que tiene la gente común, que es la mayoría de los ciudadanos.
-Aun así, ese discurso no tiene que coincidir estrictamente con lo que se negocia a puertas cerradas.

-Pero si la gente no sabe qué se está negociando a puertas cerradas, vive en total incertidumbre. Eso no parece políticamente correcto…
-Más allá de eso, el Presidente logrará preservar el crecimiento económico del país. Se lo aseguro.

-Los bonistas argentinos (los que viven en el país y también los del exterior) dicen que el Gobierno, en lugar de acercar posiciones, se dedicó al ocultamiento de bienes. ¿Qué opina?
-Los acreedores tienen la percepción que les corresponde tener. Si yo fuera acreedor, también adoptaría una postura de máxima. Pero hay que lograr una sinergia positiva, porque si no…

-Si no, ¿qué?
-Si Estados Unidos y los países del Grupo de los Siete no les ponen tabiques a los bonistas, este cuento no termina bien.

-¿...?
-No se asuste. Creo que, como en la Caja de Pandora, debajo de todos los males del mundo, también está la esperanza.

-¿Le parece?
-Estoy seguro.


Daniel Artana
"Los embargos no son relevantes, pero sí una mala señal"

Daniel Artana, economista del Instituto FIEL, ex viceministro de Economía de Ricardo López Murphy durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Esto le dijo a GENTE:

-¿Cuál es la dimensión real de los embargos e inhibiciones contra el Estado argentino?
-Hasta ahora son poco relevantes. También se discutirá en la justicia si esos bienes son embargables, ya que por tratados internacionales, los bienes diplomáticos y militares no deben serlo. Pero la señal hacia el mundo es muy mala. Tenemos el estigma del default, y la lluvia de embargos no es el mejor contexto para generar confianza en el país.

-El semanario británico The Economist  dijo que "mientras Brasil estaba solucionando sus problemas con la deuda externa, su vecina, la hiper endeudada Argentina, alcanzó a Irak en la punta del ranking de los países de más alto riesgo para invertir..." ¿Es así?
-Estar en default tiene un costo: es una clara señal de que el país no pudo cumplir con sus compromisos.

-Respecto de la negociación de la deuda, ¿se está haciendo lo correcto?
-La formación del grupo de bancos me parece un paso adelante. Se podría haber hecho mucho antes, pero bueno… Por lo menos ayudó a cambiar el humor de los acreedores.

-Pero los bonistas siguen indignados…
-Porque la quita es bastante más que el 75 por ciento: teniendo en cuenta la postergación de plazos y la quita de intereses… ¡es del 90 por ciento!

-¿Cómo resolvieron el problema otros países?
-Rusia y Ecuador quitaron más o menos un 50 por ciento. El Uruguay, un 30.

-¿Entonces somos récord?
-Sí. Junto con Nicaragua en los 90, y Costa de Marfil. Pero son países pobres, no de ingresos medios como la Argentina.

-¿Cómo debería ser la negociación con los bonistas?
-En una negociación hay que tener postura firme, pero también saber escuchar al otro, y buscarle la vuelta a la cuestión.

-¿El Gobierno se equivocó?
-Cometió dos errores: hizo de la quita del 75 por ciento una cuestión nacional, y fue muy agresivo con los acreedores.

-¿Tenía alternativa?

-Sí, quitas menores y plazos muy, muy amplios. Por ejemplo, ochenta años, y una quita muy baja. Ahora, en cambio, no hay nada que negociar…

-¿Por qué?
-Porque una cosa es decir "voy a negociar con firmeza considerando primero el bien del pueblo argentino", y otra es decir "no me muevo del 75 por ciento". Un grupo de acreedores contraofertó una quita del 60 por ciento. Pero el Gobierno argentino dijo que "el 75 es un tema cerrado".

-¿Cuál era el mejor camino?
-Decir que cuando el nivel de pobreza descendiera, o cuando se llegara al nivel económico del 98, se pagaría un poco más. Pero si el país da por cerrada la cuestión, los acreedores sienten que ese país no quiere negociar.

-¿Cree que debería cambiar de actitud?
-Después de los embargos, se dice que algunos miembros del Gobierno tienen ganas de reformular la negociación.

-¿Vamos hacia un clima enrarecido?
-Aunque no arregle con los acreedores y caiga en default con todos los organismos multilaterales, en el corto plazo no habrá un desastre.

-¿Por qué?
-El país está favorecido por una muy poco común entrada de divisas en base a exportaciones y una tasa muy baja en los Estados Unidos.

-¿Es fundamental salir del default?
-Es im-pres-cin-di-ble.

-Por lo que dice, da la impresión que siente que Kirchner sobreactúa...
-Cuando dice que si paga más del 75 por ciento hay un genocidio, en el extranjero perciben que sobreactúa.

-Pero las imágenes de los chicos desnutridos impulsan muchos a identificarse con la postura de Kirchner...
-Tal vez. Pero hace dos años que estamos en default, no pagamos la deuda, ¿y se arregló el problema de la pobreza?

-¿Los fondos-buitre son realmente tan tenebrosos como su apodo lo indica?
-Son especuladores que compran los bonos a muy bajo valor y tratan de lograr ganancias extraordinarias litigando. Pero la gente ignora que esos fondos son también enemigos de los organismos multilaterales. Muchas veces convencen a los jueces (ya pasó en Perú y Nicaragua) de embargar el dinero que el país destina para pagarle al FMI o al Banco Mundial.

-¿Es posible cambiar el rumbo de la negociación?
-Repito: en toda negociación hay que escuchar al otro. La Argentina tiene muy pocos bienes embargables, y por lo menos este año le sobra tela para aguantar. Pero tiene que salir del default sí o sí, y lo antes posible. Acuérdese muy bien de esto que le digo.

Guillermo Gleizer: el defensor de los bonistas
"Argentina puede salvar su dignidad si es más flexible"

El abogado Guillermo Gleizer vive en los Estados Unidos, y desde Nueva York trabaja junto a cientos de bonistas argentinos para que recuperen el dinero invertido en papeles de la deuda externa. Así habló con GENTE:

-¿Qué expectativas tiene respecto de la escalada de juicios, demandas e inhibiciones contra el Estado?
-En Dubai, Lavagna anunció que no se pagaría ni un centavo en efectivo. Pero la gente no es tonta, y por eso hay escalada.

-¿Qué le aconseja a la gente que se agrupó junto a usted?
-No se agruparon conmigo: contrataron mis servicios. En general, sugiero que nadie haga justicia por mano propia.

-¿Traducción?
-Nada de cacerolazos ni de romper vidrieras. Soy un firme partidario de los métodos civilizados. En este caso, lo que se impone es la acción judicial individual o colectiva.

-¿Puede funcionar?
-Está dentro de un sistema judicial históricamente efectivo: el norteamericano del estado de Nueva York. Además, es el que eligió la Argentina…

-Una de las propuestas fue embargar la parte de las regalías sobre exportaciones agrícolas, petroleras y otras que le corresponden al país. ¿Qué opina?
-El juez Thomas Griesa dijo que el deudor no es un tipo cualquiera: es un país, y hay que tratarlo con dignidad. Le dio más de seis meses de plazo, pero la Argentina usó ese tiempo para confundir más a la gente.

-¿Cuáles son las condiciones para embargar bienes?
-Primero, el juez quiso saber qué bienes posee el país, y si son embargables. Pero el país pateó la pelota afuera, y entonces empezaron los embargos.

-¿Los embargos eran evitables?
-Si la Argentina no hubiera actuado como un deudor de segunda, sí. Pero aún puede salvar su dignidad si es más flexible. Debe hacer efectiva la propuesta de pagar el 3 por ciento.

-¿Como argentino, qué siente al representar a acreedores contra su propio Estado?
-El señor Presidente dijo que la Argentina puede pagar el 3 por ciento de la recaudación fiscal para recuperar su lugar entre las naciones del mundo "sin profundo daño económico". Y nadie le pide más, excepto el Fondo Monetario. Pero…

-¿Pero?
-Mire, a los argentinos nos vienen diciendo que hay que ajustarse el cinturón desde el año de Ñaupa. Además, el país no anda tan mal: ¡trate de encontrar hotel en Mar del Plata!

-Eso simplifica una realidad cuyos índices marcan que 8 millones de argentinos están por debajo de la línea de pobreza...
-Pero ahora, el Presidente se empecinó en pagarle el 100 por ciento al Fondo Monetario, que puso cara de bueno y dijo "Voy a ayudarlos", en detrimento de los acreedores privados.

-¿Cómo analiza usted la gestión Kirchner-Lavagna en el problema de la deuda?
-El señor Presidente declaró que está orgulloso por haber sacado 550 millones de dólares (dinero oficial) en vez de invertirlos en la Argentina, y ahora dice que los que se arriesgaron y apostaron al país comprando bonos del Gobierno… ¡deben ser castigados! ¿Cuándo sacó ese dinero, qué día? Y ese día, ¿no había ningún chico desnutrido en el país? ¿Es mejor poner dinero en Suiza al 1,5 de interés que alimentar a los chicos desnutridos?

-Convengamos que en ese momento quien debía solucionar el flagelo del hambre era otro Gobierno, Kirchner era un Gobernador. Ahora, ¿usted hizo alguna propuesta para llegar a un acuerdo?

-Hace diez meses, ofrecí un equipo de abogados de primera línea para recobrar el dinero que le deben los grupos que lo ganaron ilegalmente, con sobornos a funcionarios y entidades que recomendaron operaciones de riesgo. Los abogados financiaríamos todo, y con lo recuperado cobraríamos nuestros honorarios y repartiríamos el resto entre el país y los damnificados... Nunca me contestaron.

-¿Conclusión?
-Que el país sigue jugando a menos en lugar de a más.

"La propuesta argentina es dura pero razonable"

"Los embargos no son relevantes, pero sí una mala señal"

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