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La intimidad de un éxito

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Don Diego y Doña Tota son los primeros en ubicarse en la primera fila de la tribuna color naranja, justo enfrente de donde se encuentran los sillones de cuero blanco con la cara de Maradona. Y cuando la música anuncia el ingreso del que supo ser el mejor jugador del mundo y la gente corea el "Olé/ olé/ olé/olé/ Diegó/ Diegó", los dos rompen en llanto: "Verlo a mi hijo así me llena de alegría… ¿Sabés cuántas veces soñé con estar acá sentado y disfrutar de sus ocurrencias y sus locuras?", dispara Don Diego mientras intenta disimular sus lágrimas con un pañuelo blanco.

El tercer episodio de La Noche del 10 comienza a rodar mientras Ciro, el cantante de Los Piojos, el hombre que compartió muchas noches con Diego y hasta supo tocar en su fiesta de despedida, entona su himno al Diez: "¡Maradoooó/ Maradooó!", retumba en el ambiente, y otra vez el ex capitán de la Selección irrumpe en el estudio. Y el lugar se llena de magia, de la misma manera que cuando pisaba el césped de cualquier cancha del mundo.

Y hasta ahí parte de lo que usted vio en las tres horas del programa. Sin embargo, GENTE fue un testigo privilegiado de todo lo que ocurría en camarines, o mejor, tratándose de Diego, en los vestuarios. Pase, vea, lea y disfrute.

El primer trabajador. A las seis y cuarto de la tarde, cuando el estudio es un torbellino de cables, cámaras y mil productores que se cruzan, Diego llega al estudio Central Park Producciones y se mete de lleno en el programa. Desde Marbella, Antonio Banderas le abre la puerta de su casa y Maradona, con su impecable saco negro a rayas, camisa blanca y pantalón de jean negro jaspeado (todo de Ona Sáez), graba la entrevista que recién será emitida más de dos horas después. Al final le da un beso a su hija Gianinna y vuelve al camarín. Poco después, Carlitos Tévez llega al estudio acompañado por su esposa, Vanesa, su hija Florencia, Adrián Rouco, su representante, su hermano, Diego, y varios pibes de Fuerte Apache. El jugador del Corinthians, que ocupa el mismo camarín que la semana pasada tuvo Emanuel Ginóbili, sube hasta el primer piso, golpea la puerta y entra a ver a su ídolo: "¿Qué hacés, fenómeno?", saluda Carlos a Diego. "¡Gracias por venir, Carlitos!", es la respuesta, y enseguida se hunden en un abrazo. La charla no dura mucho tiempo, y Diego pregunta: "Veo que ahora te estás peleando con los brasileños, pero, ¿por qué te buscaste al más grandote?". Y entre risas, el Apache responde: "¿Viste, Diego? ¡No tengo suerte! En realidad yo no me lo busqué, ¡vino él solito! Me cag... a patadas y le tuve que dar!". Al final del programa, y antes de que cada uno de los acompañantes de Carlitos pasara a saludar a Diego, Tévez le dirá a GENTE: "Estar con Diego siempre es un placer. Y que me haya invitado a bailar El pibe de oro, un tema que yo mismo compuse en el primer disco con mi grupo Piolavago, es una doble satisfacción. Me pone muy contento verlo tan bien y que pueda disfrutar todo esto con su familia".

LA SEÑORA, UNA VISITA DE LUJO. Como en el programa anterior, la producción (a cargo de Claudia Maradona, a esta altura no quedan dudas) preparó un invitado de lujo, de esos que hicieron y hacen la historia de la televisión. Allí estaba Mirtha Legrand, que llegó media hora antes de lo previsto y se robó el aplauso de todas las personas que corrían de un lugar a otro y pararon para saludarla. Para destacar, un detalle de esos que ocurren fuera de cámara: a su paso, la señora saluda a todos. Desde el cocinero, que ingresa a los camarines con las tablas de fiambres y frutas, hasta el mismísimo Adrián Suar, que se acerca para recibirla. "Fue un placer haber estado acá con Maradona, uno de los mejores regalos que me hice en los últimos años. Además, me encontré con otro Diego. No nos olvidemos que hace un año se nos moría y hoy es otra persona. No sólo por los kilos que bajó. Se le nota hasta en el brillo de los ojos, en su cabeza, en su cerebro. Me voy emocionada, porque pude comprobar en vivo y en directo este verdadero milagro", comenta Mirtha, mientras su hija, Marcela Tinayre, intenta convencer a su hijo Rocco de que ingrese al estudio y salude a Maradona.

El PIBE DE ORO.
Lionel Messi asiste a la cita quince minutos después que Carlos Tévez. Llega con toda su familia, y la expectativa de estar con Maradona es tan grande que lo primero que hace es preguntar dónde queda el camarín del Diez. Y ahí va. Con su cámara de fotos y una camiseta que le trajo del Barcelona con su nombre impreso en la espalda: "Estuve cinco minutos con él y me tiemblan las piernas. A pesar de que juego en Europa y estoy con verdaderos monstruos, tengo una terrible debilidad por Maradona. Es algo que no se me va a pasar nunca: Diego es el ídolo de todos. Hoy es uno de los días más felices de mi vida", dispara el chico a quien muchos ya señalan como posible sucesor del ex capitán de la Selección.

LOS URUGUAYOS. A pesar de que se conocen hace años y son verdaderos amigos, ni bien se ven se funden en un abrazo interminable. Como esos que se daban en la mitad de la cancha cada vez que se enfrentaban en un Superclásico. El Enzo (Francescoli, qué otro) se sorprende por "verlo tan flaco" y Diego le responde: "Vos estás igual que siempre. Si hoy te ponemos la 10 de River, entrás y jugás como en tus mejores épocas". Y no hay mucho más para decirse. Los dos se miran a la cara y saben que están pasando un gran momento: "Verlo así es muy fuerte, muy lindo -dispara Francescoli-. Quería estar al lado de él y sentir que todo lo que me habían contado y lo poco que había visto en televisión era verdad. Y me vuelvo a los Estados Unidos sabiendo que uno de los amigos más grandes que me dio el fútbol está mejor que nunca".

También está Natalia Oreiro. No había podido entrar al camarín para sacarse la foto que todos desean, así que de pronto se le iluminan los ojos cuando Claudia la va a buscar después del programa para cumplir el rito: "No lo puedo creer, tuve mis cinco minutos con Maradona y su familia a solas. Me voy feliz. Es un sueño que muy pocos podemos cumplir", cuenta Natalia, una de las invitadas que se quedaron hasta el final esperando el encuentro con el Diez.

Paloma Herrera, Ciro, Dady Brieva, El Chino Volpato, todos golpean la puerta del camarín y entran con sus guitarras, sus cámaras de fotos y sus objetos personales en busca de una firma. Ellos, verdaderas estrellas, todavía se sorprenden cuando están al lado del Diego. Al igual que Anita, la mujer de 60 años que en 1986 perdió a su hija de 15 años y se aferró a Diego, como si fuera su hijo adoptivo platónico, para seguir viviendo, y fue una de las invitadas del programa. Luego, de a poco, van saliendo de a uno del camarín. Y será Dady quien lo resuma muy bien:

-Es que el Diego es el Diego -dice.

Y sí, Diego es el Diego.

Tévez bromea con Diego en los camarines dos horas antes del programa. Carlitos fue el primero en llegar y corrió a saludar a su ídolo. Gianinna sonríe y Claudia filma el encuentro de los amigos.

Tévez bromea con Diego en los camarines dos horas antes del programa. Carlitos fue el primero en llegar y corrió a saludar a su ídolo. Gianinna sonríe y Claudia filma el encuentro de los amigos.

El programa de Diego se pobló de glamour. Natalia Oreiro estuvo simpatiquísima con Maradona.

El programa de Diego se pobló de glamour. Natalia Oreiro estuvo simpatiquísima con Maradona.

El sueño del pibe: el de Ciro, de Los Piojos, tocar en el programa de su ídolo. El del cebollita de la remera del cantante se cumplió hace rato: jugar en la Selección y ganar un Mundial.

El sueño del pibe: el de Ciro, de Los Piojos, tocar en el programa de su ídolo. El del cebollita de la remera del cantante se cumplió hace rato: jugar en la Selección y ganar un Mundial.

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