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La hora de las lolas

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Hubo una vez una época en que era suficiente tener una cola firme y modelada
para quedarse con las miradas de los hombres. Hubo una vez una época en que el
calce profundo tenía poderes hipnóticos y, durante el verano, un buen cola-less
era la única vía seductora. Ahora, parece que no alcanza con la cola. Hay que
tener algo más para gustar. Ese algo más ¿adivinen qué? son las lolas. Las
argentinas lo entendieron. Y por eso, muchas famosas invadieron los quirófanos
en busca de un busto a la altura de los tiempos.

"Me animé a hacerme las lolas porque veía que no coincidían con mi
cuerpo. Aunque hiciera gimnasia y dieta, yo me quería ver como antes de dar de
mamar a mis hijos
", dice Araceli González. Según Juan Carlos Elías,
el cirujano plástico que operó a Ara, "hacerse las lolas ayuda a
levantar la autoestima. Muchas mujeres vienen después de la lactancia porque
sienten que se les achicaron. Las devolvemos a su tamaño real y, de paso, ellas
se ponen un poco más
".

Otra de las que le puso el pecho al bisturí fue Flavia Palmiero. "A
los treinta y cuatro años
–dice Flavia– decidí operarme porque
quiero estar como a los veinte; esto me permitió proteger mi corazón y
recuperar seguridad
". El cirujano Juan Carlos Pintos Barbieri, quien
afirma realizar unas 200 cirugías de lolas al año, recordó: "Flavia
vino a verme con una foto de ella a los veinte años. Me dijo que quería volver
a estar así. Hoy se ve mejor. Las argentinas tienen buenas caderas, piernas,
cola, pero el busto no es como el de las norteamericanas
".

Anabel Cherubito, Catherine Fulop y Karina Mazzocco… las tres, en algún
momento de sus vidas, enfrentaron al cirujano, y las tres salieron con generosas
medidas.

Cherubito: "Cuando tenía 21 años me hice las lolas porque quería
tenerlas más acorde con mi cola, sentía que sufría de contrapeso. Me las
agrandé y todo el mundo se empezó a dar cuenta de que yo existía
".

Fulop: "Yo nunca quise ser un sex symbol; creo que me acerco más al
modelo de mujer real. Tengo dos hijas, nuevamente a mi esposo y me siento muy
bien. Sólo me retoqué las lolas antes de tener a las nenas… me quería ver
mejor
".

Mazzocco: "Al principio no me animaba a decirlo, pero cada día me
acepto más. Siempre mimo a mi cuerpo, no sólo por la imagen, sino para estar
bien con mi interior, por eso hace seis años me hice una cirugía de lolas y no
me arrepiento
".

Quizá la categoría mujer–que-ama-ver-sus-lolas–como-nuevas aún no
exista. Pero el día que la creen, Ginette Reynal será su primer emblema.
"A los cuarenta decidí ponerme cinco centímetros más. Después de dar
de mamar a Jerónimo se me habían encapsulado, y en enero, cuando le vi las
lolas a Daniela Cardone en Punta del Este, me dieron ganas de hacérmelas de
nuevo. Volví, llamé a Rolando Pisanú y a la semana estaba en la calle con mis
medidas nuevas: 95-62-92
".

María Valenzuela también es una feliz reincidente: "Me había operado
ya tres veces, y en la última, una prótesis se me había desplazado. Un día
Osvaldo Laport me recomendó a Horacio López Carlone y me di cuenta de que si
la tercera no era la vencida, la cuarta lo sería
". Otro caso es el de
Andrea Frigerio, quien también recurrió a López Carlone para un segundo
retoque en sus lolas. "Me las hice después de que tuve a Tomy en los
80. Y en marzo del año pasado, volví a operarme para levantarlas después de
que nació Fini y ahora me siento más sexy
".

"No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como
magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel lija. Le doy una
importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o
con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que
sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! –y
soy irreductible– no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar
".
Hoy Oliverio Girondo sería un incomprendido ¡¿Los senos como pasas de higo?!
Lo que ahora ellas (y ellos) no pueden perdonar de una mujer es que lleve el top
sin curvas. Después, que vuele todo lo que quiera.

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