Parecía un musical de Disney. El martes, en el boliche La City de Villa Ortúzar, pasadas las dos de la mañana, la voz del DJ anunció la entrada de los egresados del Instituto Lasalle de Florida. Las chicas, alrededor de 20, disfrazadas de Minnie en una versión un tanto hot: minifalda roja con pintitas blancas y top del mismo color. Y entre las ratoncitas sexy, una muy especial: Florencia Kirchner, la hija de la Presidenta, que la tarde del lunes 20 –mientras en Olivos su niña iba y venía preparándose para el gran baile–, decidía el pase al Estado de los 94 mil millones de pesos de las AFJP.
A diferencia de los egresos clásicos, en este caso no hubo tren de la alegría ni recorrido eufórico por la ciudad de Buenos Aires. Flaquísima, radiante y muy cambiada, Florencia llegó con amigas y amigos –ellos, imitando un famoso video clip de una fábrica gay en Los Simpsons, con camisas musculosas y cascos naranjas de obrero (¡si los hubiese visto Moyano…!)– a las 21.30 del lunes. Adentro, decorando el boliche, había carteles con mensajes que habían escrito los chicos. Uno rezaba: “Florchu, dejá de romper corazones”.
Ellos van al segundo piso, donde sólo se permite la entrada a los mayores de 18 años, porque allí sí se vende alcohol. Después empezó a sonar bien fuerte la música y se desató el baile. Hiperkinética, corriendo de acá para allá, bailando en la tarima con su amiga Bárbara, posando para las fotos de camaritas y celulares, Florencia se divierte como nunca. Charla con un grupo de varones, pero al rato se escapa.
Se acerca a la barra con una amiga y pide un trago: antes del primer sorbo, el vaso cae al piso. Se ríen y van por otro. Después, otra vez se zambulle en el baile y se las arregla para zafar de cada chico que la reconoce e intenta avanzar un poquito más de una simple charla. Después enciende un cigarrillo, ¡y se parece tanto a una conocida foto de Cristina a esa edad! Y vuelve a posar. Y a bailar, así hasta la madrugada...
Pasadas las dos de la madrugada del martes apareció el grupo de egresados del Lasalle luciendo sus disfraces. Ellas, como novias de Mickey, se animaron a la minifalda y un top que les dejaba el ombligo al aire.
A la hija de Cristina le encanta posar desinhibida para las fotos. Algo normal para ella, que el último verano mostró sus vacaciones en su fotolog, hoy cerrado por pedido de su madre.
Flor y sus amigos del Lasalle bailan por encima de todos. Hubo mucho meneo de cumbia y reggaetón. Cada día se parece más a su mamá.
