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La cara de la solidaridad

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"Por mi honor y con la Gracia de Dios, prometo hacer todo lo posible para
cumplir mis deberes para con Dios, la Iglesia y la Patria y ayudar al prójimo en
todas las circunstancias"
. (Promesa Boy Scout)

Cuando GENTE salió publicada por primera vez, en 1965, Juan Alejandro Carr
transitaba los 4 años, no llevaba bigote pelirrojo (notable: en algún momento no
lo llevó) y empezaba a asimilar ciertas cuestiones que marcarían a fuego su
existencia como el metal caliente marca la manteca. "En tu casa, inicialmente, y
en la escuela, luego, aprendés a mirar hacia los costados
-arranca-. Me veo de
pibe acompañando a los viejitos que cruzaban la calle y preguntándoles a los
linyeras si querían que les cargara su bolsa de trastos. Acto seguido,
anotándome como scout y mamando aquello de lealtad, cortesía, compromiso… Perdoná. Respondo porque me preguntás pero, ¿resulta necesario hablar de mí? Yo
tengo mi ego resuelto
", se monta a su acostumbrado caballito de batalla anti-vanidad.

-Resulta necesario. ¿En serio piensa que la solidaridad puede aprenderse,
"cursarse"?
-Seguro. ¿Por qué creés que fundamos la Cátedra de Cultura Solidaria, un
posgrado que se dicta en dos sedes en el Colegio San Agustín (Capital Federal) y
el Instituto Pedro Poveda (Vicente López)? A mí me formaron para transformar el
mundo. Aunque el mundo sea mi casa. Y así se lo transmitimos con mi mujer
(María, 37, pintora) a nuestros cinco chicos (María , 13; Francisco, 10, Martín,
8, Anita, 6 y Josefina, 3). "Papá, papá -en una oportunidad me abordó uno-, en
la tele piden dadores de sangre". Claro, ven que me visitan curas, marginales,
rabinos, enfermos, y saben que intento colaborar. No viven ajenos a esta
revolución.

-¿Revolución?
-Revolución solidaria. En los viejos tiempos se hacía beneficencia. No obstante,
para ser considerado solidario-solidario debías cubrirte de harapos y salir a la
calle. Ahora el concepto varió. Yo deseo seguir siendo un burgués. Me gusta ser
un burgués. Un burgués que, aun sin haber terminado de pagar su casa, aun
atrasado con algún impuesto y alguna cuota escolar, resuelve comprometerse desde
su lugar. Igual, costó que se entendiera. El proceso demandó bastante tiempo.

Cuando GENTE cumplía una década y media, durante 1980, este porteño, que nació
en el Hospital Alemán y a los cuatro días recaló en Florida, partido de Vicente
López -donde hoy reside-, no dejaba de fantasear con jugar en Boca y planeaba un
porvenir sustentable dedicado a la Veterinaria y la docencia. "Epoca brava en el
aspecto solidario
-define-. Veníamos del Proceso, sumado a la guerra por
Malvinas, que nos hizo descreer del destino de las donaciones. Recuerdo esos
chocolates que aparecían en los quioscos con la carta de aliento para los
soldados. Nefasto. El rebote de desconfianza permaneció en la etapa inicial de
la democracia. Una etapa de insensibilidad que, tras tocar fondo, empezó a ceder
ante las necesidades generales"
, revisa por octava vez si suena, vibra o nada
uno de los dos celulares que porta.

-¿Nos convertimos en buenos de repente o comprendimos que las soluciones en
nuestro país dependían del pueblo?
-Tomamos conciencia. Entendimos que ningún iluminado iba a salvarnos. Nos
abrimos. Claro, antes, el que venía en auto y veía a un pobre, paraba a 100
metros de distancia. Después, estacionó al lado. Después, le bajó la ventanilla.
Después, le acercó dos monedas. Después, el paquete de galletitas que le había
comprado. Después, le preguntó por su familia. Valores atmosféricos que se
propagan. Transformamos la solidaridad. Así llegamos a la actualidad, donde
parimos un compromiso.

-Que no es lo mismo que colaborar.
-Exacto. Comprometerse pesa fuerte. Y no debemos dejar que pase de moda. Para
que en adelante no vuelvan a repetirse los 18 millones de pobres contemporáneos.
La educación logra que se convierta en compromiso.

Cuando GENTE entraba en su trigésimo aniversario, durante 1995, la futura cara
de la solidaridad nacional -caballero de 1,69, 78 kilos promedio, 7 horas de
descanso nocturno y media de siesta, ávido tomador de mate amargo, lector,
oyente radial y espectador televisivo, manojo de siete llaves y tres baterías de
celular colgando-, no imaginaba lo que su otro hijo recién parido, de nombre y
apellido Red Solidaria, produciría en la sociedad argentina y proyectaría en el
extranjero. "Sumamos unos 3.000 colaboradores ad honorem, 39 sedes, siete
afuera, en Barcelona, Roma, Nueva York, San Pablo, Munich, Praga y Madrid
-enumera-. No manejamos dinero, afiliaciones ni inscripciones. Relacionamos a la
gente que brinda ayuda y a la gente que necesita ayuda. Conducimos un caos
ordenado y proclamamos una consigna: Cualquiera puede hacer algo por el otro"
,
lanza la metáfora y aguarda la lógica reacción del periodista..

-¿Cualquiera, sin excepción?
-Obvio. Cualquiera puede ser un dictador y bajarle su pulgar al prójimo como
cualquiera puede ser la Madre Teresa y extenderle su mano al necesitado. Escuchá
los siguientes datos extremos: Cada 50 segundos alguien pierde su trabajo, pero
cada 1,5 minuto una persona decide comprometerse con la comunidad. Cada 15
segundos se instala un nuevo habitante en una villa de Capital, pero cada dos
semanas surge un comedor comunitario. Cada dos días muere una persona que espera
un órgano, pero cada 24 horas hay dos trasplantes. Cada día desaparece un chico,
pero el 90 por ciento es encontrado. El último, otro ejemplo de cómo fue
transformándose la solidaridad con el tiempo. Ahora hasta se busca gente.

-Y se consuela a las madres de hijos asesinados.
-No me pidas que vislumbre los porqués. Sólo que me choca quedarme en casa
tomando cerveza mientras ellas lloran y penan. Solidaridad significa, además,
acompañar al dolor, en silencio.

Cuando GENTE festeje sus 40 años, en el 2005, el ¿ya consagrado Nobel de la Paz?
habrá rechazado reiteradamente, como viene rechazando, propuestas para
candidatearse a vicepresidente y vicejefe de Gobierno, a gobernador, a ministro,
a diputado, etcétera, y quizá, también, habrá contribuido a acabar con el hambre
local. "Yo siempre apunté a tal objetivo -sorprende-. Desde 1998, a través de
Nutrir, el programa que dirijo apoyado por Repsol YPF, Banco Hipotecario, Monsanto y Uniliver, estudio la desnutrición infantil. Ahora vamos a integrar el
Programa Pro Huerta del INTA, y generaremos opciones vegetales y animales
importantes. Sueño despierto que en esa fecha se hayan 'desinaugurado' todos los
comedores comunitarios, porque nadie necesite de su asistencia para
alimentarse
", respira hondo y saluda estrechando su mano. Una mano más cálida de
lo normal.
 

Para contactarse con Red Solidaria, llamar al teléfono (011) 4796-5828 o
ingresar al sitio de Internet www.redsolidaria.presencia.net

1,69, casado, padre de cinco hijos, veterinario -aunque no ejerce- y profesor de Biología en el Colegio Los Molinos, de Munro, Carr se muestra de frente, como siempre. Una marca registrada.

1,69, casado, padre de cinco hijos, veterinario -aunque no ejerce- y profesor de Biología en el Colegio Los Molinos, de Munro, Carr se muestra de frente, como siempre. Una marca registrada.

Convocados por Juan, Emanuel Ginóbili, Alejandro Montecchia y Juan Pepe Sánchez se sumaron a la cruzada para ayudar a Santa Fe. Seguiremos adelante, aunque un corrupto gane la tapa de los diarios, contra un millón de solidarios".">

Convocados por Juan, Emanuel Ginóbili, Alejandro Montecchia y Juan Pepe Sánchez se sumaron a la cruzada para ayudar a Santa Fe. "Le dijimos que cuente con nosotros siempre que nos necesite", le confiaron a GENTE los cracks. "Tres ejemplos que integran a los 10.440.003 argentinos que vienen colaborando tras la inundación", agrega Carr, alma máter del encuentro, y quien completa ilusionado: "Seguiremos adelante, aunque un corrupto gane la tapa de los diarios, contra un millón de solidarios".

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