Alguna vez, Steven Spielberg debería filmar Jurassic Park en la Argentina. Y darle un papel a Rodolfo Coria, nuestro compatriota de 42 años que está considerado como el mayor especialista en dinosaurios del mundo; uno de los 50 líderes latinoamericanos de este siglo, según la revista
Time y la CNN; y el descubridor de los restos del mayor carnívoro de la
historia, el Giganotosaurus, un depredador de hasta 13 metros de largo, y el Argentinosaurus, el campeón de los pesos pesados, que hubiera necesitado balanzas de más de 100 toneladas. Incluso, esta última semana fue nota de la revista
Newsweek, como el mayor experto mundial del tema.
Sería justicia que don Spielberg se fijara en él, sí. Pero no es Hollywood la meca de los sueños del paleontólogo argentino. Prefiere, sin dudas, Cutral Có, en la provincia de Neuquén, donde vive y pelea todos los días por dotar al Museo Carmen Funes -que visitan entre 25 y 30 mil personas por año- de nuevas maravillas fosilizadas. Cerca de los yacimientos de dinosaurios más sorprendentes de la Tierra.
Allí no llegó todavía Jurassic Park III, recién estrenada en Buenos Aires. Una parte de la historia, que lejos de los pruritos que se podrían suponer en un científico de los quilates de Coria, aguarda con impaciencia: "Sé de qué se trata la tercera parte, pero aún no la vi. A las anteriores sí. Y como admirador de Spielberg y amante de las películas de ciencia ficción, debo decir que Jurassic Park me encanta, sobre todo la primera. Son muy buenas, con una producción bárbara. Vi muchísimas películas de dinosaurios que eran pésimas. Es que estos bichos siempre fueron un motivo para el cine de clase B. De chico era carne de televisión, me devoraba esas películas hechas con ochenta, noventa mil dólares, pésimas marionetas… Le podría nombrar a los primeros Godzillas, a Ultraman…, ¿las recuerda?"
-Sí, Coria, pero volvamos a Spielberg, mejor, porque se van a dar cuenta de nuestra edad. ¿Es buena la reconstrucción que hacen de los dinosaurios en Jurassic Park, o es pura fantasía?
-No, la precisión en la reconstrucción es muy buena. Las proporciones y la textura de la piel son correctas. La única observación, y entiendo que lo hacen por cuestiones dramáticas, es que muestran a las especies elegidas a un tamaño superior al real.
-Una de las características del film es mostrar a estos animales como inteligentes, despiertos y sagaces. ¿Eran así?
-No lo podemos saber con precisión. Pero al final del cretácico, casi en el momento de la extinción de los dinosaurios, existieron los Troodóntidos, unos carnívoros muy ágiles, bípedos, rápidos y de pequeño tamaño (1,80 metro de alto por 2 de largo), que tenían una cavidad encefálica más grande que la de sus antecesores.
por Hugo Martin
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fotos: Ezequiel Scagnetti
Rodolfo Coria en el Museo Carmen Funes de Cutral Có, en Neuquén. Detrás, el terrorífico cráneo de un Giganotosaurus.
Coria en su hábitat: la Patagonia profunda. Allí encontró los más espectaculares fósiles de dinosaurios. En la página opuesta, una imagen de Jurassic Park III, el nuevo éxito de Steven Spielberg. Debajo, el temible Giganotosaurus.
