"Ser libres. Ser desobedientes. Ser fuertes. SER”. Esa es la leyenda que puso Jey Mammon (41) a la foto que posteó en Instagram el jueves 28, Día del Orgullo LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales). La imagen fue toda una primicia: en ella, el humorista y conductor radial de Somos muchos (Rock & Pop) aparecía junto a Adriano Aristimuño (25), su novio desde hace diez meses, que ya fue presentado a la familia: sus padres,Roque y Ana María, sus hermanos, María Ana y Gustavo, y sus dos sobrinos, Pedro y Francisco.
Casi veinte años atrás, Jey –por entonces Juan Martín Rago– no se imaginaba que estaría dándole esta nota a GENTE. Entonces tocaba el piano en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en Palermo. Había cursado la secundaria en el colegio que allí funciona –del que su mamá fue rectora–, donde además había sido catequista. Pero su salto a la fama en 2011, con el unipersonal ¿Dónde está Jey Mammon? –en el que su personaje, Estelita, hacía picantes entrevistas– lo llevó a ir alejándose de la Iglesia y a acercarse a reconocer su orientación sexual.
Por su parte, Adriano llegó de Venezuela hace cinco años, como tantos otros compatriotas. En su país había estudiado Publicidad y Marketing, aunque ahora trabaja como vendedor en un local de ropa de Palermo. Su madre y su abuela también vinieron a Buenos Aires, pero él comparte un departamento con dos amigos en Recoleta.
A diferencia de Jey, Adriano siempre fue consciente de su inclinación sexual. “A los ocho años ya tenía claro lo que me pasaba –cuenta hoy–. Yo nunca sentí la necesidad de salir del closet”.
–¿Cómo se conocieron?
Jey: Fue hace unos años en la Mostrafest, un evento que se hace una vez por mes por Palermo. La construcción comenzó en el momento en que nos vimos y casi de inmediato nos pusimos a hablar. Adriano me catalogó como un Bambi perdido en el medio de la pista.
Adriano: Yo venía de cortar una historia y no estaba en mis planes iniciar otra. Esa noche sólo intercambiamos teléfonos. Como yo no miro tele, no sabía quién era él. Hasta que unos amigos me dijeron: “¡Estuviste hablando toda la noche con Jey Mammon!”.
J: Adriano me pareció hermoso... No sabía cómo encararlo. Cuando me dijo que no me conocía, pensé que era una pose medio snob, que se las daba de no mirar televisión ni leer revistas. Pero después me di cuenta de que era real, y eso también me atrapó. En ese momento yo estaba en el Bailando, y el nuevo encuentro quedó postergado. Aunque me gustaba, mi cabeza intentaba esquivarlo, porque presentía que nos iba a pasar algo fuerte. ¡Y así fue!
–¿Qué cosas le gustan a uno del otro?
J: Adriano tiene espíritu de artista, es muy inteligente, muy maduro a nivel emocional y personal. A mí no es nada fácil acompañarme... Estamos juntos desde hace diez meses. Gracias a su espíritu libre, la relación es cada día más sólida, y por eso decidimos mostrarnos para el Día del Orgullo. Yo nunca tuve una pareja como la que ahora forjé con él. Por eso, es el primer novio que conoce a mis papás (Roque y Ana María; él ingeniero, ella rectora de un colegio; hoy jubilados) y también a mis sobrinos Pedro y Francisco.
A: Admiro lo buena persona que es. Jey es muy sensible. Tiene un gran sentido de comunidad y justicia.
J: Yo no estoy orgulloso de ser gay, así como el hetero tampoco lo está de ser lo que es. Mi orgullo radica en SER, sin que te importe lo que digan los demás. Sí estoy orgulloso de mi relación con Adriano, lo mismo que de hacer esta nota. Una vez leí que Carlos Jáuregui –uno de los primeros referentes de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina)– decía: “En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”. También me enorgullezco de transitar la diversidad y mostrar mis sentimientos con libertad. Al ser conocido y querido es mucho más fácil decir que uno es gay... A un maestro de grado, por dar un ejemplo, le cuesta más. De a poco vamos avanzando: el otro día fui a mi antiguo colegio, el Guadalupe, a dar una charla sobre diversidad sexual.
–¿Ya piensan en la convivencia?
A: Lo hablamos, sí, pero tampoco es algo inmediato.
J: Nuestra pareja se está construyendo de a poco y no queremos dar un paso en falso.
–¿Les gustaría casarse?
J: No, hablamos de “no casamiento”. Cuando se aprobó la Ley de Matrimonio Igualitario lo festejé, porque me encantó que saliera, para poder decir que no... Si bien cuando fuimos a la boda de Dalma Maradona pensé en casarme, aunque sólo para que Luciano Pereyra nos cante el Ave María ¡y recibir regalos!
A:De todos modos, apostamos a una relación estable.
–Perfecto. Casamiento no. ¿Y la posibilidad de tener hijos?
J: Hoy no está en nuestros planes adoptar, y mucho menos alquilar un vientre. Además, como te dije, vamos paso a paso.
Por Pablo Procopio.
Fotos: Fabián Uset.
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