"Ahora que voy a ser abuelo no le puedo pedir nada más a la vida. Estoy muy agradecido por todo lo que me dio". Piero De Benedictis (57), el legendario Tano que nació en un pueblito que es más antiguo que Roma, llamado Galípoli, camina con el pecho inflado por su casa de S
an Telmo pensando en el nieto que nacerá dentro de siete meses, fruto del amor entre su hijo Juan Sebastián y Juanita Viale del Carril, la archifamosa niña rebelde de la familia Legrand-Tinayre. "¿Si me imagino al bebé? No, son cosas que van sucediendo con el tiempo. Tampoco jamás pensé que iba a ser pariente de Mirtha", reflexiona ante la primera pregunta de la charla. Luego sonríe y pide discreción cuando recibe más consultas relacionadas con la intimidad de la flamante pareja. "No quiero que ellos se enojen conmigo. Nunca me gustó meter la prensa en la familia. Y en este momento tan particular, mi pibe y Juanita se pueden llegar a sentir molestos", explica mientras comienza a hablar de la relación de compinche que tiene con su hijo: "Y… vive conmigo desde muy chiquito y compartió toda mi época de conciertos. Nos separamos cuando tuve que exiliarme en España. En ese momento la relación con mi ex mujer no estaba nada bien. La pareja estaba lastimada porque perdimos un primer hijo cuando ten
ía apenas cuarenta días. Eso complicó todo. Yo no sentía que a Juan lo iba a criar junto a ella. Cuando nos estábamos separando me tuve que rajar de casa porque me avisaron que gente del Proceso me venía a buscar. Me salvé por diez minutos".
-¿Cómo fue eso?
-Un ex novio de mi hermana -que era hijo de un comisario- vio una lista en la que estaba mi nombre. Me la querían dar por mis canciones. Me refugié en lo de Selva Alemán y Arturo Puig, que vivían cerca, y pude ver cómo dos Falcon estacionaban para buscarme. Terminé en España. Ahí largué la viola, digamos que la dejé en el ropero. Creí que había terminado mi carrera. Hasta que en el 78 volví a Uruguay, alquilé una casita en El Pinar, me reencontré con mi hijo, me di cuenta de que mis canciones estaban vivas, y volví a componer.
-Si había reconquistado las ganas de seguir en la música, ¿qué lo impulsó a fundar una escuela-granja a poco tiempo de regresar al país?
-Porque sentí que el político habla y no hace. Y el resto nos la pasamos criticando y quejándonos. Entonces decidí apostar todo para beneficio de la gente: mi carrera, mi guita, la chacra… Y resultó una inversión increíble. Porque es una gratificación lo que está generando desde hace diecinueve años. Nunca pensé que esta obra iba a trascender como lo hizo. En el país tenemos unas treinta granjas que cobijan cerca de mil chicos. Y en Latinoamérica, hay más de doscientas.
(Piero pide disculpas por interrumpir la charla. El teléfono suena una y otra vez y él trata de solucionar personalmente cada uno de los problemas que aparecen en El Campito de las Buenas Ondas que funciona en Los Cardales, y donde se cultiva todo lo que se pueda imaginar. Cuando regresa, mate y termo en mano, las preguntas vuelven hacia la familia).
Piero le contó a GENTE que recibió la noticia de que va a ser abuelo con felicidad mientras recorría su chacra. Allí 60 pibes aprenden a cultivar la tierra y sueñan con independizarse y escapar a la miseria.
Piero se define como el pabuelo de Giuliano, de cinco meses. Dedica gran parte del tiempo a su familia y a su escuela-granja de Los Cardales. Los productos que allí se cultivan pueden adquirirse ingresando a www.buenasondas.org o llamando al 4312-8110.
