«Hoy ningún país está a salvo del terrorismo» – GENTE Online
 

"Hoy ningún país está a salvo del terrorismo"

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Canciller Bielsa, retrocedamos en el tiempo, más precisamente hasta el
atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires en 1992. Y regresemos a 2005.
Recibe la información: atentado en Londres. Compare sensaciones.

-Estaba en mi casa y me llamó el presidente Kirchner. La gran diferencia con
lo de la Embajada de Israel es que en aquel caso, al horror y al espanto se le
sumó la estupefacción. Ahora, al contrario, no había duda de que el atentado iba
a suceder. Ocurrió algo similar a lo que me adelantaban los romanos el año
pasado después del atentado de Atocha: "¿Cuándo nos tocará a nosotros?"
Ya no es "puede pasar". Ahora es "¿cuándo va a pasar?".

-¿Hay un nuevo terrorismo entre aquel que volaba una manzana entera y
desaparecía y éste que busca el flanco débil y pega en los puntos neurálgicos?
-Frente a la muerte de inocentes y de niños, todo intento de racionalización
palidece. Cierta vez, recorriendo un cementerio de posguerra en España, el
gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, comentó: "A ellos los mató la República";
y el sacerdote que lo guiaba le replicó. "A ellos los mataron los asesinos".
Cuando se toma la decisión de hacer una acción que conlleva la muerte de
ciudadanos que no tienen nada que ver con el conflicto, no existe división entre
terrorismo bueno y malo.

-Con los nefastos antecedentes cercanos en atentados, usted, que durante
enero fue presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en Nueva
York, ¿no cree que es hora de crear una ONU alternativa, para afrontar la
temática, una ONU que sea escuchada y a la que no se margine de las decisiones
centrales?
-En términos técnicos, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es el
ámbito referente por antonomasia. Es natural que la ONU esté en crisis, como lo
está el FMI, porque son creaciones que datan de la Segunda Guerra Mundial,
cuando el mundo era bipolar. El Muro ya cayó y las necesidades son otras. Es
necesario un cambio, pero me resulta difícil pensar en una instancia diferente
de la Organización de las Naciones Unidas, porque tiene todas las herramientas
para ser el lugar del diálogo. Ocurre que cuando esto no les conviene a
determinados núcleos políticos que aglutinan el poder, el Consejo de Seguridad
es ignorado.

-Cualquiera piensa: si son vulnerables las potencias incluso sabiendo que
les va a ocurrir lo que finalmente ocurre, ¿qué queda para un país débil como la
Argentina, que dentro de 85 días, el 4 y 5 de noviembre, será visitado por
George Bush y organizará la Cumbre de las Américas?
-Entiendo que el trabajo que estamos haciendo junto al Ministerio del
Interior y otros organismos internacionales va a garantizar en Mar del Plata la
misma seguridad que hubo en Escocia, en Quebec, en Santiago o en Cancún. Lo que
no quita que, cuando se celebre la Cumbre en Mar del Plata, en otro lugar de la
Argentina pueda suceder una hecatombe que pretenda robar la atención. Apostamos
a que no.

-¿Cómo nos encontramos a nivel seguridad en general? ¿Somos un buen
blanco?
-De ninguna manera puedo dejar de asociar los atentados de la década
anterior con nuestra colaboración en la Guerra del Golfo. La Argentina, en esta
ocasión, eligió una posición diferente: ha sumado a las voces del papa Juan
Pablo II -y ahora de Benedicto XVI- su oposición ante las guerras. No es una
garantía concreta y no es una postura que tomemos para prevenirnos, sino por
convicción. Aparte, mantenemos permanente comunicación con las embajadas en el
exterior, e interacción con agencias de inteligencia de muchos países del mundo.
Trabajamos en un mecanismo tres más uno con Paraguay, Brasil y los Estados
Unidos. Tratamos de hacer lo que los manuales de procedimiento indican. No
obstante, hoy ningún país está a salvo del terrorismo. Tampoco alcanza la
previsión. Los datos indican que en los Estados Unidos se evitaron trescientos y
tantos atentados luego de las Torres Gemelas y en Londres, once, hasta que el
jueves sucedió lo que sucedió.

-¿No le llamó la atención la falta de pánico e histeria luego de las
explosiones en Londres? ¿Nos estaremos acostumbrando a convivir con el horror?
-Yo también me sorprendí. Quizá una explicación surja de comparar los
atentados que ocurrieron en la Argentina, donde no hubo justicia y el Estado se
transformó en un actor activo que evitó llegar a la verdad, con el resto de los
casos. Veamos lo acaecido en España: en menos de un año las células que
intervinieron cayeron desbaratadas. La justicia es lo único que le da temple al
espanto. Me parece que en Gran Bretaña las cosas nunca quedan impunes, lo que
puede justificar la reacción colectiva de fortaleza. Por otro lado, ellos
sufrieron bastante en la historia. Londres fue una ciudad devastada, a la que no
le quedaron ni los techos. Inglaterra hasta generó un líder como Sir Winston
Churchill, que no dudó en señalar: "En la guerra, resolución. En la victoria,
magnanimidad. En la derrota, altivez. En la paz, buena voluntad
". No es
cualquier pueblo. Es un pueblo habituado a sufrir y a ver sufrir. Es, en algún
sentido, un pueblo admirable.

-Según pudo conocerse, Al Qaeda exigió a varias naciones (Dinamarca,
Polonia, Australia…) que retiren sus tropas de Irak. El mismo líder italiano,
Silvio Berlusconi, habla de las tres B en la lista de objetivos terroristas:
Bush, Blair, Berlusconi. ¿Qué se debe hacer para dejar de jugar al TEG con
personajes y locaciones reales y detener esta especie de Tercera Guerra Mundial
entre los fundamentalistas y el resto del planeta?
-Me parece que la categoría de guerra mundial se forjó con paradigmas
distintos. Creo que aquí se presenta con distintas concepciones: el Islam frente
a las visiones occidentales. No es mundial en términos geográficos, sino que
cuestiona una concepción del mundo, no física sino conceptual. Pienso que
resulta imperioso sentarse a hablar. En todos lados sorprende el diálogo
interreligioso de la Argentina, donde las distintas etnias conviven en perfecta
armonía. Tal vez la respuesta se encuentre allí. De lo que me siento seguro es
de que no se encuentra en la vía bélica. El tema no es que esto no le pase a
uno, sino que se detenga.

La abogada Davinia Turrell, de 28 años, asistida por un transeúnte y cubriendo su rostro quemado con una máscara fantasmagórica de emergencia, mientras deja la estación de subte Edgware Road.

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Los desaparecidos, a la fecha, ascienden a medio centenar. Recién el lunes por la tarde comenzaron a aparecer los primeros nombres de las víctimas.

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