-No.
-Sí.
-Estás cargándome.
-Para nada. Hicimos una encuesta femenina en GENTE y su nombre figuró entre los de mayor aceptación y consideración del medio. Incluso una compañera que prefiere el anonimato (anda de novia), lanzó: "Amo a Peretti. Es una especie de Sean Penn, pero más lindo y más talentoso".
-¡Qué halago!
-Sin embargo su cara miente. No parece convencido. Usted sabe que les transmite algo a las mujeres, ¿verdad?
-…Todos los actores transmitimos… A veces siento que… No me tocaron ojos celestes en la repartija…
-Déle. Anímese. Mucho no le sorprendió la anécdota. Admítanos que adentro suyo esconde un galán.
-Eeeeeh… Digamos que en el barrio se habla un poco de mí (acepta finalmente).
"CREO QUE NO HEREDE DE NADIE LA PROFESION. "¿O si…?", duda Diego. "Si bien mis padres, que ya murieron, Aldo (quien me regaló el segundo nombre) era profesor de Química, Física y Matemática, y Margarita era vendedora de ropa, tengo un ancestro que llegó a Papa. En serio, no te rías... Buscá Félix Peretti en los libros. Fue pontífice entre 1585 y 1590, con el nombre de Sixto V. ¿Qué lo relaciona con mi ocupación? Para convertirte en Papa tenés que ser un actor enoooooorme, ¿o no?", remata el porteño, que nació el 10 de febrero de 1962 y declara un hermano (Alejandro), fanatismo por River Plate y casi dos décadas de trayectoria. "Participé en cerca de diez programas y películas y en algunas menos obras de teatro, y juro que mi carrera me sorprende a diario. Yo sólo soy un perseguidor de buenas ideas. Y me rindo ante ellas", sentencia esperando la pregunta.
-¿Se refiere a ideas como la de Tiempo de valientes o de ideas como la de Criminal?
-Me refiero a ideas como la de Tiempo de valientes y a ideas como la de Criminal.
-¿En qué se parecen y en qué se diferencian los personajes que encarna en el film de Szifrón y en la miniserie del 9?
-En la película, Mariano Silverstein es psicoanalista. Luego de participar en un accidente de tránsito, la ley lo obliga a realizar tareas comunitarias atendiendo al inspector de policía que interpreta Luis Luque (Alfredo Díaz), situación que termina comprometiéndolo en la resolución de un caso. Por oposición, en la tele, Alejandro Ruiz es remisero y sufre cierto hecho traumático que pronto lo convierte en un asesino, en un vengador que mata a cuantos considera que merecen morir. La diferencia radica en que el primero es un héroe urbano y el segundo, un héroe oscuro. Quizá, volviendo a lo del inicio, podés poner que hoy más que un galán me siento un héroe.
-Héroe controvertido, al menos el de Criminal. ¿Qué opina usted, que es psicoanalista, u opinaría el psicoanalista que recrea en Tiempo de valientes, sobre el Alejandro Ruiz de Criminal?
-Ambos opinamos que Criminal generará debate, porque Alejandro Ruiz, ante la injusticia, asesina. Persigue un objetivo loable; ocurre que lo resuelve mediante la violencia extrema. Es una especie de Robin Hood dark. El inverso de Los simuladores. Oh, mirá, el inverso de un programa que dirigió Damián, el director de Tiempo…, propuesta que igual que Criminal dará que hablar. Repito: soy un perseguidor de buenas ideas.
"¿YO SERIO? ¿YO SOLEMNE? NO SE…", apunta Peretti. "Capaz que la gente guarda una imagen súper formal mía, y en realidad, aunque no me vayas a encontrar en lugares públicos ni sepa contar chistes, me considero un tipo divertido. Claro que me cuido de exponerme demasiado. Me sorprende ver a un cirujano más tiempo mostrándose en la tele que en su quirófano operando. Lo traslado a mi actividad. Siento que perdió jerarquía. Uno debe cuidar el camino que eligió", redondea el ex alumno de Raúl Serrano, el patrón de Sánchez, un perro raza basset hound que adora; el amante del rock, el coleccionista de relojes, el gran lector, y fundamentalmente el padre de Mora (3) y el marido de Natalia (28). "Hasta los 37 años jamás me había imaginado casado y con una hija. Ahora no me imagino soltero y sin una hija", confiesa de un modo contundente.
-¿Aquel complejo, el de su peculiar nariz, también naufragó en el pasado?
-Seguro. Trabajé en varios hospitales como psicoanalista y, estando allí, pensé en operarla. Ya no. La cosa quedó atrás. Nunca mi complejo fue tan grande como mi nariz.
-Escuchamos que además es un gran solitario.
-Tengo bastante diálogo conmigo...
-Relátenos de qué dialogan el Peretti exterior y el Peretti interior.
-Supongamos que de lo apasionante que es vivir de lo que a uno le gusta y de lo necesario que es intentar mejorar en lo que a uno le gusta.
-Suponemos. ¿Y a qué se refiere?
-Anoche vimos con mi mujer los cuartos de final del Abierto de los Estados Unidos, André Agassi versus James Blake. Nos la pasamos llorando de la emoción al descubrir cómo un tipo de 35 pirulos que iba perdiendo por escándalo seguía corriendo, jugando, entregándose. Suelo trasladar los ejemplos del deporte a toda profesión. Agassi ganó, lo sabemos, pero si hubiese perdido nada cambiaba. Valía su actitud ante los obstáculos. De ejemplos así, te juro, me aferro a cada instante.
Hablamos de Peretti, quien sostiene: “Me cuido de exponerme demasiado. A mí me
sorprende ver a un cirujano mostrándose en la tele más tiempo que en su
quirófano operando. Lo traslado a mi actividad. Uno debe cuidar el camino que
eligió”.
Peretti posa al mejor estilo Al Pacino.
