Al fin logró encauzarse el menor de los Windsor. El príncipe Harry, luego de haber entrenado durante un año en la Academia Militar Sandhurst, al sudeste de Inglaterra, se graduó de cadete. Entre sus múltiples actividades, se transformará en comandante de tropa, con 11 hombres a su cargo y cuatro tanques livianos. Y hasta puede llegar al frente de batalla en Irak o Afganistán. La familia real, encantada, no se privó del festejo castrense y –vestida para la ocasión– acudió al desfile. La reina Isabel saludó a la formación y su nietito sonrió, rompiendo la severa disciplina militar. Se esperaba la llegada de la novia de Harry, Chelsy Davy, pero no hizo a tiempo para ver a su uniformado enamorado. 
Una sonrisa para la abuela.
El príncipe Carlos y Camilla, orgullosos por el nene.
William y Harry, soldaditos.
