“Te voy a extrañar más que a todo en mi vida... porque vos sos mi vida. Y envidio sanamente a los españoles que van a disfrutar de tu belleza, simpleza y talento en este tiempo. ¡Exitos, amor mío! Sos mi orgullo, mi todo y mi corazón”, escribía Germán Tripel (38) el 31 de julio, a horas de despedirse de Florencia Otero (29) en el aeropuerto. Allí, en Ezeiza, una puerta automática dividió físicamente a la pareja ante la presencia de su hija, la pequeña Nina (3).
“Y ella, increíblemente, es la que mejor se lo está tomando”, admite ahora Flor desde el departamento de Puerta del Angel, que ocupa en pleno centro de Madrid, y aclara: “Lo tomó como algo natural, porque le dijimos la verdad –algo que nos recomendaron su maestra, la directora del jardín y la pedagoga... básicamente todos–, y ahora, cada vez que hablamos, me pregunta cosas como ‘¿estás en España?’ o ‘¿falta mucho o poquito para que vuelvas?’. Ella se lo está tomando genial. Somos Germán y yo los que terminamos de hablar y nos escondemos en el baño a llorar”.
–¿Sienten esta tristeza todo el día?
–El momento más complicado es cuando cae el sol. Mientras estamos ocupados, nos distraemos. Pero llega la noche y el instante de dormir solos, y de saber que nos perderemos el momento de los tres en la cama, o al otro día, de un helado en familia. Es cuando más lo siento y digo: “¿Qué hago acá?”. Pero a la mañana siguiente vuelvo a tomar fuerzas.
Cada día, la joven del staff de Multitalent Agency se despierta a las 7, para estar a las 9 en el ensayo de Franciscus, la mega producción española que la llevó a conocer la tierra de su papá. “La obra es hermosa. Tuve la oportunidad de hacerla en Buenos Aires en el 2016, bajo la dirección de Norma Aleandro y Flavio Mendoza... Pero ésta es una versión distinta, más centrada en la historia de San Francisco de Asís y en la dramaturgia. Tiene cosas espectaculares, como caballos de verdad, una orquesta de sesenta músicos en vivo, un ballet de cuarenta bailarines y un elenco con gente súper famosa en España”.
–¡Una tremenda producción internacional!
–¡Sí! Siempre había tenido el sueño de trabajar en España, pero nunca imaginé que iba a ser a través de semejante oportunidad. Fue Alejandro Roemmers, autor de la obra, quien nos recomendó a Patricio Arellano y a mí. El dijo: “Si debo recomendar a dos personas del elenco anterior, me encantaría que sostengan a Rufino y a Clara, porque para mí eran lo mejor de la obra”. Y es por eso que nos llamaron. Un reconocimiento hermoso.
–Esta obra girará por Europa durante siete meses. ¿Cómo van a hacer con Germán y Nina?
–En principio, hasta el 9 de septiembre que termina la primera plaza, vamos a estar separados. Nos pareció lo mejor, para que Nina mantenga su rutina con su jardín y sus amigos. Después, a partir de diciembre, la idea es girar por Europa los tres juntos. Yo estoy muy acostumbrada a viajar y a hacer todo con ellos... Es raro que ahora me haya tocado sola. Bah, sola no: por suerte estoy con Pato, con quien somos muy amigos.
–¿Con Patricio comparten el departamento de Madrid?
–Sí, y nos estamos llevando genial. Nos conocemos hace quince años y ya transitamos millones de vivencias. Nos turnamos para lavar la ropa y cocinar, luego de ponernos de acuerdo en el menú. El es vegetariano y yo hace doce días que no como carne.
–Y lo bueno es que Germán lo conoce...
–Sí, de hecho venimos de trabajar juntos. Ellos compartían camarín en El violinista en el tejado, y Pato hacía de pareja mía. Así que nos re conocemos. Y para Germán calculo que es una tranquilidad, ¿no? Nosotros nos amamos sinceramente y ahora nos estamos demostrando mutuamente todo lo que nos bancamos y nos respetamos, y cuánto queremos que el otro sea feliz. Sin dudas, Ger es el mejor compañero que podría haber elegido.
–¿Lo extrañás mucho?
–Ufff. De hecho, hace diez años que no dormía sola. Por eso esta decisión fue tan fuerte. Ahora hablamos dos o tres veces por día, y a veces nos quedamos con Nina jugando a las muñecas por Skype. Los tres contamos los días para volver a vernos.
–Ahora, está claro que Germán es un súper papá como para quedarse a cargo.
–¡Por supuesto! Confío ciegamente en él. Es un gran padre desde el día uno. Todo lo del abrigo, los remedios o la comida, lo tiene clarísimo.
–¿Tenés más planes para este año?
–Te va a parecer loco, pero sí. En septiembre, cuando vuelva, voy a estar con Rapunzel, y también voy a lanzar un disco solista para ir dejando, después, mi música alrededor del mundo. Nuestra carrera es una montaña rusa: a veces no tenés nada que hacer, y otros meses son gloriosos. Sin ir más lejos, el año pasado, con Ger nos pasó lo primero... Esta profesión, así como es maravillosa, también es muy ingrata, como cuando te das cuenta de que protagonizar una novela o participar en una obra no depende de tus estudios o tu formación, sino de cuántos seguidores tenés en Instagram. Pero de alguna forma siento que tanto esfuerzo tuvo su recompensa. Sólo me faltan ellos para poder disfrutarlo completamente.
Por Kari Araujo.
Fotos: Album personal.
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