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Fiebre de dance en Buenos Aires

Brahma Beats. El sábado por la noche, 15 mil personas –famosas y no tanto–
deliraron a puro dance en el Centro Costa Salguero, en uno de los festivales
electrónicos más convocantes de este año. DJs de Inglaterra, Japón, Holanda,
Italia y los mejores créditos locales armaron una noche a puro ritmo
electrónico. Y hasta que salga el sol.

Esta es una para la termodinámica: la ola de calor tremenda en el Pabellón
5 del Centro Costa Salguero
–o Room 1, para la ocasión–, el sábado 4,
a eso de las 2 AM, de las 15 mil personas que se ponían como locas con cada
beat
salido de las bandejas del holandés Tom Holkenborg, o Junkie XL, el
grosso total de la noche, con su progressive house bastante movido.
Calor, pero ese que da gusto. Si el Río de la Plata –que está ahí nomás– se
evapora, no es para sorprenderse mucho.

El festival Brahma Beats fue otra prueba a lleno total de que la
música electrónica vino, hace un buen rato, y para quedarse. Y no queda otra que
celebrarlo. Ahora, esta vez, el cartel fue bastante justo, repartido a través de
dos salones inmensos. Por ejemplo, el japonés Ken Ishii, con su techno tan
golpeador como irresistible y personal; el inglés James Lavelle, cráneo de UNKLE,
un proyecto bastante capo en eso de ponerle rock al dance; los todopoderosos
mexicanos de Telefunka y su onda expansiva de sonido. Aunque, sinceramente, el
premio se queda en casa. El dúo Spitfire –Luis Nievas y Miguel Silver, dos tipos
que saben mucho– echaron techno corte Detroit y house marca
Chicago a un público que no ofreció ni un gramo de resistencia.

Ahora, vamos a dar una vuelta. Están los pibes con el pelo peinado con gel,
los anteojitos, las chicas en clave bastante sexy, algunos punks y rockeros
varios. La gente VIP, bueno, en el VIP. Todos, pero todos, en algo
que se parece más a un exorcismo que a un baile. Empapaditos de sudor. Si te
aburrías del dance, había un flipper, para pegarle a la bolita plateada.
Si querías una hamburguesa o un pancho, había. O el Brahma Bar, con
comida china, o rica pizza, si el pancho no te va. Y cerveza, claro.
Bueno, todo esto se corta a eso de las cinco, cuando salta el inglés Dave Seaman
–un tipo que remixó a Michael Jackson y sale a comer con Robbie Williams, por
ejemplo–, con un house que pega duro. El tipo sube la perillita, todos
levantan los brazos, el sonido rompe su propia barrera. Y después, a casa.

Mucho punchi punchi en una noche con al ritmo de Junkie XL y Dave Seaman.

Mucho punchi punchi en una noche con al ritmo de Junkie XL y Dave Seaman.

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