Festejó con su mujer y se reencontró con su hija no reconocida – GENTE Online
 

Festejó con su mujer y se reencontró con su hija no reconocida

Luis Miguel se hace el gato: lleva su cara cubierta con una gruesa capa de maquillaje que imita rasgos felinos. “Es para pasar desapercibido”, confesará luego. ¡Pero nadie que pretenda pasar inadvertido camina junto a un ejército de guardaespaldas, Rey! Un paparazzo lo descubre en Disneylandia, parque de Anaheim, al pie de una montaña rusa de dos rulos. El plan de “camuflaje y distracción”, concebido en un hotel de mil estrellas vecino, comienza a hacer agua. El Sol pasea tomado de la mano de su mujer, Aracely Arámbula (quien acaba de darle un hijo, llamado Miguel). Ella también está maquillada como gata. Algunos metros detrás camina Michelle Salas –su hija de 17 años a la que jamás reconoció públicamente– ¡pintada como coneja! Luis Miguel intenta disuadir al reportero gráfico con un tímido “No pictures”, pero su tono no resulta convincente. Algunas horas después, las imágenes se venderán por un cuarto de millón de dólares en el Hemisferio Norte. Explica el editor de GENTE México: “En un mismo cuadro aparecen Luis Miguel y su nueva mujer, Aracely Arámbula. Y si bien no está el pequeño Miguel, hijo de la pareja, nacido el 1º de enero último, no es fácil conseguir imágenes de El Sol debajo de los escenarios. ¡Y mucho menos celebrando su cumpleaños en familia! Pero lo que multiplica el valor de las fotografías es la presencia de Michelle Salas al lado de su supuesto padre. ¡Nunca antes habían sido retratados juntos!”.

En el nombre del padre. Michelle Salas nació entre flashes, el 13 de julio de 1989. Es parte de una dinastía de artistas sin igual: bisnieta de la diva Silvia Pinal, nieta de la artista Silvia Pasquel, hija de la actriz Stephanie Salas, sobrina y ahijada de la cantante Alejandra Guzmán… Su parto mereció una inmediata conferencia de prensa, una presentación en sociedad digna de una star. Pero todo derivó en escándalo. Los cronistas repitieron las mismas preguntas: “¿Por qué lleva el apellido materno?”, “¿Quién es su padre?”, “¿Adónde está?”. Hicieron cuentas y pronto concluyeron que todos los caminos conducían a Luis Miguel, ex pareja de Stephanie. Pero el misterio tardaría dieciséis años en ser develado.

Michelle Salas creció como había nacido: entre flashes. Cada mojón en su vida (bautismo, comunión, cumpleaños, primeros noviazgos…) quedó reflejado en diarios y revistas. Junto a su nombre, los periodistas siempre escribieron “la supuesta hija de Luis Miguel”. O, lo que es peor, “la hija no reconocida de Luis Miguel”. En su adolescencia decidió probar suerte como modelo y viajó a París para hacer un curso acelerado de top. Pero se bajó de las pasarelas cuando comenzaba a llamar la atención de las grandes maisons: “Quiero hacer cosas más importantes con mi vida. No me alcanza andar lidiando con una balanza”, dijo. Ahora pretende hacer carrera como diseñadora. Y ya comenzó un curso de dos años en una academia de El Pedregal. ¿Sus preferidos? Los que se repiten en su guardarropas: Cavalli, Dolce & Gabbana, Dior, Louis Vuitton, Gucci y Valentino. En sus últimas entrevistas asegura que ya no le interesa aparecer en las revistas por su linaje. Porque, pese a ser la hija de El Sol, jura que quiere brillar con luz propia.

Palabra de hija. Recién a finales de 2005, Michelle Salas rompió el silencio. Durante una entrevista con la revista mexicana Quién, habló por primera vez de Luis Miguel. Con una madurez asombrosa para sus 16 años, disparó algunas definiciones contundentes:
* “Ya no quiero que me compadezcan por ser la hija no reconocida de Luis Miguel, cuando él sabe que existo”.
* “Es horrible que la gente se secretee a mis espaldas: ‘Mira, ahí va la hija de Luis Miguel’. Ya saben que soy hija de Luis Miguel, no se traumen”.
* “Me enteré de que era su hija cuando tenía como tres años. El me visitó un tiempo, pero dejó de hacerlo a los seis años”.
* “No pagaría un peso para ver un concierto suyo. Canta muy bonito, pero si quiere que vaya, que me invite”.
* “Me entero de algunas cosas acerca de su vida, aunque no a detalle. Sé que ha salido con la mitad de las mujeres de México, América y Europa”.
* “¿Qué le diría? Regresa 16 años en el tiempo…”.
* “Su familia tampoco es muy sólida que digamos. El entiende lo que siento y cómo me siento después de lo que le hizo su papá. ¡Ha estado en mis zapatos!”.
* “¿Por qué no me reconoce? Porque le importan más su fama y sus mujeres”.
* “No le pido una vida. Sólo quiero que me dé cinco minutos para explicarme sus razones. Que me diga qué pasó y ¡ya!”.
* “El hecho de que sea el Rey no quiere decir que lo que haga va a estar bien. El dinero y la fama no lo son todo. Al ratito que Luis Miguel esté viejito, ¿a quién crees que va a tener a su lado?”.

Pacto de sangre. Desde aquella polémica entrevista, todos en México apostaban a un inminente reencuentro familiar. Sólo faltaba el guiño cómplice de Luis Miguel. La información se filtró a la prensa: el cónclave finalmente se produciría el 19 de abril, día del cumpleaños número 37 de El Sol. Pero los editores erraron el destino y montaron guardias fotográficas frente a la mansión que tiene el cantante en Acapulco, mientras que el mejor capítulo de esta historia se desarrollaba en California. Aseguran que la persona que fomentó que padre e hija volvieran a verse fue Aracely Arámbula. “Es una gran mujer y, luego de ser madre, habló mucho con Luismi sobre el tema, dándole todo su apoyo y comprensión”, confían quienes rozan la intimidad de la pareja.

Las imágenes del reencuentro secreto en Disneylandia hicieron eco en todo el mundo. Alejandra Guzmán fue la primera en enfrentar las cámaras, aunque sólo declaró: “Me da mucho gusto por los dos. ¡Que viva la familia!”. Stephanie Salas convocó una conferencia de prensa, pero fue aún más escueta: “La sangre llama. Por fin se hizo justicia”, dijo. Los cronistas se marcharon indignados por lo breve de sus comentarios. ¿Qué pretenden? ¿Acaso este primer paso conciliatorio después de 17 años de desencuentros no les parece suficiente? Quieren la palabra de El Sol, el broche perfecto para esta historia. Y un título contundente, claro.

Sin dudas, esta historia Continuará…

Luis Miguel se pintó la cara, pero ni siquiera así consiguió pasar inadvertido. Derecha: Las fotos del reencuentro con su hija Michelle Salas (en el círculo) se vendieron por casi 250 mil dólares en México.

Luis Miguel se pintó la cara, pero ni siquiera así consiguió pasar inadvertido. Derecha: Las fotos del reencuentro con su hija Michelle Salas (en el círculo) se vendieron por casi 250 mil dólares en México.

Miguel y su mujer, Aracely Arámbula, maquillados en Disneylandia. Su hijo Miguel, de cuatro meses, quedó en el hotel con su nanny.

Miguel y su mujer, Aracely Arámbula, maquillados en Disneylandia. Su hijo Miguel, de cuatro meses, quedó en el hotel con su nanny.

Los expertos en el show business mexicano apuestan a la relación entre Luis Miguel y Aracely Arámbula. “Por primera vez, El Sol parece feliz junto a una mujer”, aseguran. Y creen que ella fue una pieza fundamental para concretar su reencuentro con Michelle Salas.

Los expertos en el show business mexicano apuestan a la relación entre Luis Miguel y Aracely Arámbula. “Por primera vez, El Sol parece feliz junto a una mujer”, aseguran. Y creen que ella fue una pieza fundamental para concretar su reencuentro con Michelle Salas.

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