Federico Palmolella – GENTE Online
 

Federico Palmolella

Federico Palmolella tiene 27 años y una experiencia musical notable. Empezó a estudiar a los trece, luego de escuchar en la casa de un amigo a Jaco Pastorius –“el mejor del jazz”, según su definición, y de quien lleva un tatuaje como muestra de su fanatismo – y desde entonces no paró.

Está embarcado en muchos proyectos: es integrante de la Orquesta Cerda Negra, tiene su propia banda de jazz, Jazzlistic y como integrante del conjunto Monc es el encargado de poner el contrabajo en la obra de teatro La Mentira.

Estudió con músicos de la talla de Roberto Seitz, Carlos Madariaga y Ricardo Planas, que es miembro de la orquesta estable del Teatro Colón. Está becado en la Universidad Maimonides y, por si eso fuera poco, da clases particulares de música. Sabe que va por el buen camino y en una charla a fondo, Fede hace un repaso de su vida y de lo que espera en el futuro.

¿Cómo fueron tus inicios musicales?
–No vengo de familia de músicos, pero siempre sonaba algo en mi casa, sobre todo clásica y rock de los ´70: Led Zepplelin, Pink Floyd, Beatles. Hasta que un día en lo de un amigo escuché un disco de Jaco Pastorius, el mejor del jazz, y no podía creer lo bien que sonaba. Ahí mismo pensé: me compro el bajo y empiezo a estudiar. Jaco fue mi puntapié.

¿Cuál es tu formación artística?
–A los trece empecé a estudiar jazz con un amigo. Después con Roberto Seitz y Carlos Madariaga. En contrabajo mi profesor es Ricardo Planas, miembro de la orquesta estable del Colón. Además estoy becado, gracias a Ricardo Hagman, en la Universidad Maimonides, en la carrera de Instrumentista, arreglador y compositor. También pasé por muchos conservatorios y profesores particulares.

¿En qué proyectos estás embarcado?
–Estoy con mi banda –Jazzlistic – y toco el contrabajo en Monc, un trío de jazz rock. Además estoy grabando un disco, Viajero de palabras, con la nieta de Domingo Cura –el reconocido percusionista, ya fallecido – y doy clases particulares de música.

¿Qué estás haciendo con Monc?
–La banda se llama así en homenaje al genial pianista y compositor Thelonious Sphere Monk. Hacemos jazz rock, con una formación de trompeta, piano y contrabajo. Estamos haciendo la música a la obra de teatro La Mentira, en la que actúa y dirige Juan Alari. Nuestro aporte es ambientar desde los sonidos, para lograr un clima especial, ya que la puesta en escena requiere de una atmósfera única. Y, a diferencia de otras piezas, estamos arriba del escenario y todo el tiempo interactuamos con los actores.

¿Cuándo empezaste a incursionar en el tango?
–En el 2000, junto a algunos compañeros del conservatorio. Armamos un proyecto llamado Hora Cero, en homenaje a Astor Piazzolla. Hacíamos sus temas pero con arreglos para contrabajo, guitarra y batería. Y así de a poco me metí en el mundo del 2x4.

Formás parte de la Orquesta Cerda Negra. ¿A qué apunta la agrupación?
–Para mí es un orgullo tocar ahí. Todavía no lo puedo creer. Espero los recitales y los ensayos con mucha ansiedad. Ahora estamos grabando el primer disco con temas propios, y la idea de la banda es renovar el tango, que no sea música para viejos.

¿Buscan que los jóvenes se acerquen a ese género?
–Sí, esa es la idea. No queremos hacer lo que se hace siempre, ni ponernos un peluquín y un traje, sino ser como somos, sin disfraces. El tango es lo que nos representa afuera y hay que hacerlo valer.

¿Quién es el público que los va a ver?
–En general, y por suerte, son jóvenes de quince años en adelante. Y eso nos motiva porque el mensaje que transmitimos es bien recibido. Nuestra idea es evolucionar, agarrar el tango y hacer algo distinto.

¿Son la nueva generación del tango?
–Ojalá. Por las edades de los integrantes de la orquesta -hacen un promedio de 18 años- diría que sí. Y musicalmente estamos dispuestos a asumir esa responsabilidad. A veces nos dicen que no “sufrimos lo suficiente” para hacer tango, pero nosotros no tocamos para sufrir sino para disfrutar. Y cuando la gente baila no está llorando.

¿Cómo fue la gira por Alemania junto a la Orquesta Cerda Negra?
–Algo increíble. Viajamos en 2006 en representación de la Argentina para el Festival internacional de la juventud, cuya idea era motivar a las nuevas generaciones en el arte. Tocamos en teatros para más de diez mil personas, ¡hasta cuatro veces por día! Allá hay un interés cultural muy grande y exploran esa faceta.

Tocaste en el cierre del festival de tango junto al Sexteto Mayor. ¿Cómo fue esa experiencia ?
–Maravillosa, lástima que se iba a hacer en la 9 de julio al aire libre, y por la lluvia no se pudo. Pero se trasladó a La Rural, y poder tocar y saludar a esos maestros… ¡me temblaban las piernas! Sentimos que fue como un trampolín para demostrar para qué estamos. Porque tocar antes que ellos es una prueba de fuego.

¿Cómo te sentís más cómodo, tocando jazz o tango?
–Me gustan mucho los dos. El tango es muy pasional. Te dan ganas de llorar, reír o bailar y es para todos. En cambio, el jazz es exquisito, más selecto.

¿Cómo te ves dentro de 20 años?
–Me gustaría que al escucharme sientan lo mismo que yo sentí al oír a Jaco: miedo, pánico y una emoción increíble, que te hace parar los pelos. Y quisiera que mi música transporte a la gente a esos lugares indescriptibles con palabras, donde me lleva a mí. Espero morir tocando, no puedo vivir sin música, es lo que me hace feliz.

Federico Palmolella: un todo terreno de la música.

Federico Palmolella: un todo terreno de la música.

A los trece comenzó a estudiar y no para de crecer en el mundo de la música,

A los trece comenzó a estudiar y no para de crecer en el mundo de la música,

<i>Me gustaría que al escucharme sientan lo mismo que yo sentí al oír a Jaco: miedo, pánico y una emoción increíble, que te hace parar los pelos.</i>

Me gustaría que al escucharme sientan lo mismo que yo sentí al oír a Jaco: miedo, pánico y una emoción increíble, que te hace parar los pelos.

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