«Esto es para mi viejo que lo mira desde el cielo» – GENTE Online
 

"Esto es para mi viejo que lo mira desde el cielo"

El hombre es paseado en andas por todo el estadio en una imagen que parece
extraída de la película Gatica, de Leonardo Favio. Sólo le faltan la bandera
celeste y blanca en sus manos y la sangre cayéndole por sus pómulos; aunque el
sudor de su frente y la camiseta de Bolívar Signia podrían ser un buen
sustituto. Pasaron 35 minutos de la medianoche del viernes, y de los cuatro
costados del estadio se grita y se celebra el flamante Campeonato Argentino de
Voley. Y el hombre que hace siete meses se ilusionó con la loca idea de su
equipo propio, hoy es un hincha más que se abraza con todos, mira al cielo,
levanta las manos y entre lágrimas grita disfónico: "Esto es para vos, viejo.
Hoy estamos dando la vuelta y celebrando en memoria tuya".

La fiesta de todos. El miércoles, cuando el equipo de Bolívar se adjudicó el
quinto partido en Rojas y puso la serie 3 a 2 a favor, la gente llegó a las tres
de la mañana luego de recorrer 300 kilómetros y se fue directamente al Complejo
Polideportivo República de Venezuela, para comprar sus entradas. Y aunque las
ventanillas abrían a las 10 de la mañana, cuando la venta comenzó ya había
doscientos cincuenta metros de cola. El día del partido, en las panaderías, en
los almacenes, en las carnicerías, en toda la ciudad se hablaba del partido. En
los cafés, los diarios del día eran el tesoro más preciado. Y en muchos bares
colgaron el cartel de "No hay más lugar" porque todas las mesas estaban
reservadas para seguir el encuentro por televisión. Después, por decisión de las
autoridades del club, se instaló una pantalla gigante en la puerta del estadio
para que la gente que no había podido conseguir una entrada no se perdiera ni un
solo saque.

A las 21.40 -cuando el estadio era una caldera y más de 3000 personas lo
aclamaban al grito de "Borombombón/ borombombón/ es el equipo/ del Cabezón"-,
Marcelo Tinelli ingresó al palco acompañado de su esposa, Paula. De entrada, su
look era bastante formal: pantalón de jean negro, polera y campera del mismo
color. Pero minutos antes del inicio del partido, se vistió con los colores
celeste y blanco. Sufrió cuando Rojas Scholem ganó los dos primeros sets. En ese
momento, Paula pidió una camiseta del equipo, miró a su esposo y le dijo: "Ahora
va a cambiar la suerte"
. Y la cábala fue tan efectiva que Bolívar se quedó con
los tres sets siguientes que le dieron el cuarto punto, y con ello el primer
título de su corta historia: "Nunca en mis 43 años sufrí tanto. Sentí como si me
hubiesen molido a trompadas todo el partido y en la última, me dejaron de
pegar"
, comentó Marcelo en la cena de los festejos. "En ese momento pensé en mi
viejo, en mi mamá, en la unión de este pueblo y en toda la locura que hay con el voley en Bolívar. Esto es todo muy fuerte para mí"
.

Marcelo en andas y con la copa en alto, minutos después de que su equipo Bolivar Signia se consagrara campeón. La fiesta duró hasta la madrugada en las calles de la ciudad, con más de cinco mil personas eufóricas.

Marcelo en andas y con la copa en alto, minutos después de que su equipo Bolivar Signia se consagrara campeón. La fiesta duró hasta la madrugada en las calles de la ciudad, con más de cinco mil personas eufóricas.

Cuando salieron de la cancha, todo el equipo dirigido por Daniel Castellani se subió a un camión y recorrió la ciudad. Tinelli estuvo al frente de la fiesta.

Cuando salieron de la cancha, todo el equipo dirigido por Daniel Castellani se subió a un camión y recorrió la ciudad. Tinelli estuvo al frente de la fiesta.

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