En una orilla despierta un gigante, en la otra, el paisaje cambió y volvieron los cortes – GENTE Online
 

En una orilla despierta un gigante, en la otra, el paisaje cambió y volvieron los cortes

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Justo ahí, en el kilómetro 28 de la ruta 136, crece un ceibo. Ese punto, donde las flores rojas anuncian al árbol nacional y corre el Arroyo Verde, fue el elegido por la Asamblea de Gualeguaychú para establecer el corte de la carretera. Desde ahí no pasa nadie. O casi. José Pouler (50), que desde hace dos años alterna su trabajo en una pizzería con el piquete, aclara: “Si vemos que es alguien de la zona, consultamos entre todos y, por lo general, lo dejamos seguir…”. Lo cierto es que allí están. Ni hablar de la ilegalidad de interrumpir un paso internacional. La respuesta es unánime: “La primera ilegalidad fue del Uruguay, que no cumplió con el Tratado del río”.

Hoy, sábado 25 de noviembre, hay alrededor de 40 personas. Hace un rato llovió y algunos todavía se guarecen en una olvidada carrocería de ómnibus. Por ahora, pese al pedido del Gobierno –y a su inacción en estos temas– se piensan quedar por tiempo indeterminado. Esto es: podrían superar los 45 días de corte continuo del verano pasado, cuando hicieron tambalear la economía de Fray Bentos, la ciudad que se adivina en la otra orilla del río Uruguay, detrás de la gigantesca chimenea y las obras de la planta de pasta de celulosa de Botnia. Allí, ajenos a las lentas charlas de los asambleístas, los juegos de naipes, las fichas del burako y la construcción de baños químicos, están en un momento clave del desarrollo del emprendimiento finlandés: la colocación de las máquinas de lavado y blanqueo de la pulpa de la madera, que deben hacer con precisión de cirujano, según voceros de la compañía en Buenos Aires.

Son, decíamos, unos 40 los que desafían la desapacible tarde. Un día después de que estuvieran allí los enviados de GENTE, llegó un mazazo para ellos: sus colegas de las cinco asambleas de Colón, 100 kilómetros al norte, decidieron que apoyarán el reclamo de la no instalación de las pasteras y se sumarán a la marcha a Plaza de Mayo prevista para el 12 de diciembre, pero rechazaron cortar el puente Colón-Paysandú, donde hoy el tránsito pesado se multiplicó por diez. Son 250 los camiones que, día a día, cruzan hacia el Uruguay.

En Gualeguaychú ya se habla de un resquebrajamiento de la estrategia de la Asamblea. Algunos casos, como el de Héctor Rubio, son emblemáticos: fundador de la Asamblea, tras viajar a Finlandia y conocer por dentro las plantas que Botnia tiene en ese país, cambió su posición (ver recuadro). Y en casa de su hermana María Nélida, donde vive, comenzó a recibir amenazas por teléfono. El colmo sucedió el jueves 16 de madrugada: desconocidos escribieron con aerosol rojo el frente de la propiedad: “Gordo p… coimero, la vas a pagar”. Fue suficiente. Rubio decidió hacer silencio y marchar a Buenos Aires. Su hermana hizo pintar otra vez el frente. Y también hizo la denuncia ante la comisaría local.

A VOTAR.
El 18 de marzo, en esta ciudad donde la siesta todavía es sagrada, habrá elecciones a gobernador y a intendente. Tres hombres (entre cinco candidatos) tienen chances: Luis Leissa, de 51 años, casado, con cuatro hijos, abogado y candidato a jefe comunal por la Concertación Entrerriana, un desprendimiento del justicialismo que hoy ejerce el gobierno municipal a través de Daniel Irigoyen; Juan José Bahillo (40), casado, cuatro hijos y empresario heladero, irá por el PJ, y está alineado con el gobernador Jorge Busti; y Osvaldo Moussou (56), casado, dos hijos, es ingeniero agrónomo y “radical R, ni kirchnerista ni lavagnista”, aclara.

Leissa es el más intransigente, palabra que puso de moda Néstor Kirchner para referirse a su colega oriental, Tabaré Vázquez, pero que les cabe a la perfección a ambos: “Yo defiendo el corte de la ruta. Muchos nos cuestionan la defensa del corte y dicen que es ilegal. Y lo es, igual que la construcción de un emprendimiento que se debía hacer consultando al país vecino. La comunidad reaccionó de manera proporcional. Y sin agredir a nadie”.

–Pero Héctor Rubio recibió amenazas…

–La Asamblea no alentó ni aprovechó esas actitudes. Quizá sean desbordes de otros. Dicen que a Rubio le pintaron la casa… No lo justifico, pero es lo mínimo que se le puede hacer a alguien que tuvo una postura defensora de la no construcción de la papelera e hizo un giro copernicano. Digámoslo en términos de Bush: éstos son los efectos colaterales. Pero el árbol no debe tapar el bosque.

“En Gualeguaychú, la discusión no es el corte, sino cómo evitar la instalación de la planta –dice Bahillo–. Pero reconozco que, en estas circunstancias, el corte no es lo mejor, cuando se está llevando adelante una estrategia jurídica en La Haya. Yo concurrí a la ruta hasta que comenzó esa vía judicial. Una acción así tiene que ser un medio, no un fin. Hoy levantaría la mano para no cortar por tiempo indeterminado. Sin embargo, fue el corte de la ruta lo que mediatizó la cuestión y la colocó en la prensa nacional. Sin él, ni desde la política hubiéramos llamado la atención”. Acerca de la agresión a Rubio, es contundente en el rechazo: “Fue un hecho aislado, pero si defendemos la vida, tenemos que defenderla en todos los órdenes”.

El radical Moussou fue coordinador de la Asamblea, pero renunció al candidatearse a concejal, un año atrás. Hoy dice que “los cortes no pueden ser indefinidos, sino estratégicos y sorpresivos. Si pretenden que dure por siempre, la Asamblea se pone en un callejón sin salida. Están tomando una estrategia errada. Se están radicalizando y quedándose solos. Si siguen así, un día van a decir: ‘Bueno, esta ruta no existe más’, y van a tomar otra. Y en cuanto a las amenazas a Rubio, concede: “Es difícil hablar en contra del ‘no a las papeleras’ en Gualeguaychú”.

Para ellos, la solución del conflicto parece lejana. Y la mediación del rey Juan Carlos de España, que comenzó esta semana con la visita de Juan Antonio Yáñez, su embajador ante la ONU, es vista por Moussou con escepticismo: “No creo que solucione nada. Ya fue mal recibido por el Uruguay. Estoy de acuerdo con Kirchner: Tabaré es intransigente”. Bahillo coincide: “Fue una buena iniciativa del presidente Kirchner, ante cada acción de los argentinos, la posición uruguaya es demasiado estricta”.

Leissa pone, acaso, el único atisbo de esperanza: “Hay que atender todas las posibilidades para que haya diálogo”. Sin embargo, no descarta otras formas de acción. Algunas, francamente peligrosas: “Tenemos que ver seriamente el tema del comercio bilateral, las cosas por las que más depende Uruguay de la Argentina.Cuáles son los suministros que nuestro país les brinda, por ejemplo, en materia energética. Así como Evo Morales plantea el tema de la salida al mar a Chile a partir de decirle a Kirchner que no les dé más gas a los chilenos. ¿Por qué no utilizar esas cosas?”.

–¿Usted propone cortarle el gas al Uruguay?

–Claro… Por lo menos hay que debatirlo. Decir: ¿tenemos que seguir haciendo estas cosas?
Increíble, pero real.

En Gualeguaychú siguen insistiendo con los cortes de ruta iniciados hace ya dos años.

Pese a que en julio el Tribunal Internacional de La Haya –instancia a la que se recurrió por pedido del gobierno de Kirchner– haya rechazado el pedido de suspensión de la construcción de las dos pasteras por 14 votos contra uno (voto emitido por Raúl Vinuesa, juez ad hoc, nacido en Argentina). En su fundamentación, la inglesa Rosalyn Higgins, presidenta de la Corte, aseguró: “La Argentina no ha persuadido a este Tribunal de que la construcción de las plantas presenta un daño irreparable ni se ha demostrado que sea una amenaza actual de daños irreparables sociales y económicos”.

Y pese a que hace un par de semanas, el Banco Mundial le otorgara a la empresa Botnia un crédito de 170 millones de dólares para la construcción de la planta celulosa de Fray Bentos. La entidad afirmó que “un informe independiente publicado recientemente ofreció pruebas concluyentes de que el área local, incluida la ciudad argentina de Gualeguaychu, no sufrirá repercusiones medioambientales adversas”. Además, el Banco Mundial recalcó que la planta de Botnia “representa la mayor inversión extranjera en la historia de Uruguay, que ayudará a crear alrededor de 2.500 puestos de trabajo, que generará valor añadido equivalente al 2 por ciento del total del Producto Interior Bruto uruguayo y que cuando esté trabajando a plena capacidad representará algo más del 8 por ciento de las exportaciones anuales del país”.

Y en Gualeguaychú, decíamos, siguen insistiendo con los cortes de ruta. Pese a todo.

En exclusivo, una imagen aérea de la planta en plena construcción, tomada la semana pasada. La fábrica es un calco de las que Botnia tiene en Finlandia, pero mucho más grande. La tecnología, prometen, será la misma. Al fondo, las piletas circulares donde se filtra el agua antes de ser vertida al río.

En exclusivo, una imagen aérea de la planta en plena construcción, tomada la semana pasada. La fábrica es un calco de las que Botnia tiene en Finlandia, pero mucho más grande. La tecnología, prometen, será la misma. Al fondo, las piletas circulares donde se filtra el agua antes de ser vertida al río.

A 15 kilómetros del centro de Gualeguaychú se encuentra Ñandubaysal, el balneario sobre el río Uruguay. Desde allí se ve cómo crece la planta de Botnia, en la otra orilla.

A 15 kilómetros del centro de Gualeguaychú se encuentra Ñandubaysal, el balneario sobre el río Uruguay. Desde allí se ve cómo crece la planta de Botnia, en la otra orilla.

Por la ruta 136, hoy desolada, pasaban un millón de personas al año y 900 mil toneladas de mercadería. Hoy la ocupan 40 asambleístas de Gualeguaychú.

Por la ruta 136, hoy desolada, pasaban un millón de personas al año y 900 mil toneladas de mercadería. Hoy la ocupan 40 asambleístas de Gualeguaychú.

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