“Ella volvía a ser feliz, y la mataron” – GENTE Online
 

“Ella volvía a ser feliz, y la mataron”

El Remanso es un pequeño barrio privado en el partido de Exaltación de la Cruz, sobre el kilómetro 72 de la ruta 8. El miércoles 16, a las nueve y cuarto de la noche, el celular de Rosana Edith Galliano (29) sonó por primera vez tras estar mucho tiempo en silencio. Era su ex marido, José Jacinto Arce (59). El mismo que el 20 de julio de 2007 fue “excluido transitoriamente de su casa por 90 días corridos”, según sentencia de la jueza María Núñez Leguizamón, por violencia familiar. El mismo expediente (4277) lo obligaba a mantener una distancia de 300 metros respecto de Rosana mientras los trámites de divorcio seguían su curso. “Mamucha, el más grande está con fiebre. Lo voy a hacer ver en el hospital de Pilar. Pero quedáte tranquila, que mañana te lo llevo”, decía Arce refiriéndose a Jerónimo (6). La pareja tuvo dos hijos: Jerónimo y Nehuén (3). “Traélo a casa que yo lo cuido”, contestó Rosana. El diálogo duró apenas un minuto. Luego, ella entró a su casa, donde estaba su hermana Mónica (34).

A las once menos diez volvió a sonar el celular. Ella atendió, pero la señal era defectuosa. Salió al jardín. “Mamucha…”, dijo José. “Hola”, dijo ella. Caminó cinco pasos, volvió a decir “hola” y pegó un grito: “¡Ay!”. Después, silencio. Tres balazos de una pistola 11.25 (o calibre 45) se clavaron en su espalda. Uno entró por el brazo izquierdo y le partió el corazón. Cayó al suelo. El asesino corrió y se perdió en la sombra de la noche. Según una testigo, “se escapó por una de las aberturas de la reja que rodea el country. Llevaba remera y bermudas. Pero como estaba muy oscuro no pude ver más”.

BAJO SOSPECHA. José Arce, su ex marido, Daniel González, jardinero y tal vez amante de Rosana, y Oscar, su novio, están bajo la lupa policial. A Arce, Rosana lo conoció mediante un amigo de su padre, Reinaldo Galliano. Tenía un auto de época y lo llevó a reparar al taller de Reinaldo. Los presentaron, empezaron a salir y poco después, el 16 de noviembre del 2001, se casaron. Tuvieron dos hijos: Jerónimo y Nehuén. Arce es ingeniero, pero se gana la vida vendiendo pollos, huevos, insecticidas y humus. Pasó cuatro años preso en Boston, Estados Unidos, por tráfico de drogas. Según sus íntimos, los problemas de la pareja empezaron tras el nacimiento de Jerónimo. Las denuncias por violencia familiar son seis. La primera, de abril del 2006. La segunda, de julio del mismo año, con pedido de revisión médico-legal por lesiones. Las cuatro siguientes son similares. Luego, el 23 de noviembre último, la prohibición de acercarse a ella.

Testimonio de Oscar Galliano, hermano de Rosana: “Arce tiene dos armas. Con una, la escopeta, mató al perro de mi hermana. Ella sólo se sentía segura cuando estaba con los chicos… Una vez fue a Pilar a buscarlos con su auto, y unos tipos encapuchados la siguieron con una camioneta. Ella aceleró hasta la casa de Arce, y para entrar, ¡saltó el portón! Cuando Arce la vio, le dijo: ‘Quedáte tranquila, que ya se van a ir’. Rosana no podía creer tanta indiferencia…”.

Daniel El Yanqui González es jardinero y vive a cuatro cuadras de la casa de Rosana, en La Patria y La Resbalosa. Está casado y tiene una hija. La policía allanó su casa e incautó su celular. El y Rosana tenían una relación previa a la separación de ella y Arce. Los registros telefónicos prueban que Rosana llamó a González… ¡932 veces! Desde la noche del crimen no habla ni sale de su casa. Según María Laura, pareja de Oscar, el hermano de Rosana, “nunca supimos nada de esa relación; ella no dijo ni una palabra…”.

Oscar, El Rubio. El tercer hombre. El y Rosana se conocieron a mediados del año pasado, mientras ella cenaba con sus amigas en Pizza Banana. Tiene 32 años, vive en Moreno y trabaja en un taller de costura. Compartió las Fiestas de Fin de Año con ella “y hasta se vistió de Papá Noel y de Rey Mago para alegrar a los chicos de Rosana”, recuerdan algunos testigos. El último contacto entre ambos fue a las nueve y cincuenta y tres minutos de la noche del crimen, con un mensaje de texto: “No es para tanto”, referido al arreglo de una camioneta que le pidió a Gustavo, otro hermano de Rosana. Volvió a llamarla a las once de la noche. También llamó al celular de Mónica. Pero nadie contestó. Por fin, al otro día se enteró del crimen. “Es un hombre intachable. Las cosas que hizo por ella son increíbles. Hasta le compró ropa a Rosana, porque ella no tenía. También la acompañó al hospital Posadas para que la atendiera un psicólogo, porque tenía una fuerte crisis nerviosa. Estaba muy presionada por su ex marido. Pensar que ella estaba volviendo a ser feliz, ¡y la mataron!”, recuerda Oscar Galliano, el hermano de la víctima.

LA ESCENA DEL CRIMEN. El cadáver de Rosana quedó a 25 metros de la puerta que da a la calle El Caramba. En otra puerta, de reja negra y cerrada con traba y candado, un cartel advierte que hay alarma. Según las pericias policiales, el asesino entró por un terreno baldío que linda con la casa. A tres metros del cuerpo estaban las tres vainas servidas del arma que la mató. Al día siguiente, durante otro rastrillaje, apareció un suéter rojo empapado de rocío; al parecer, de Arce. Pero “eso no lo incrimina, porque él vivió allí y aún quedaban algunas de sus prendas”, dijo Ramiro Rúa, abogado de Arce junto a Claudia Zakhem.

Hipótesis de robo: descartada. El asesino disparó y huyó de inmediato. El arma, una pistola 45, es muy pesada y recula con violencia: por eso casi anula la hipótesis de que haya sido disparada por una mujer. Según el fiscal (Marcelo Pernisi) y los detectives de la Policía Departamental de Investigaciones de Zárate y Campana, “cualquier persona que conociera la casa sabía que Rosana necesitaba salir para tener señal en su celular”. Otro dato: Rosana no estaba embarazada.

LAS NUEVAS SOSPECHAS. Los abogados de Arce apuntan a Mónica, la hermana de Rosana, “porque era la única que estaba allí cuando sucedió el crimen. ¿Cómo puede ser que no tenga ni una mancha de sangre en la ropa? Se murió su hermana, ¿y ni se acercó?”, pregunta Rúa. Contra eso, Mónica responde: “Estábamos cenando las dos. En eso sonó el celular. Como no había señal en la casa, Rosana salió al parque para atender la llamada. Yo estaba en la mesa. Oí los disparos y el grito. La vi entrar mientras alguien le seguía disparando. Yo estaba desesperada. Fui al cuarto donde se estaba cargando mi celular, llamé al 911, pero no pude comunicarme. Entonces llamé a mi novio y le pedí que le avisara a la policía”.

Mientras el misterio persiste, unos dicen: “Rosana vivía encerrada en su casa. Arce no la dejaba moverse. Estaba aterrada: sabía que le iba a pasar algo”. Otros (por caso, la madre de Rosana), que “no creo que ella lo amara. Quizá se encandiló con lo que él le prometía, pero ella no quería estar más a su lado. Sé que vamos a encontrar al asesino”. Arce se defiende: “Yo la amaba. Siempre intenté recuperar lo nuestro. Siempre le dije que le perdonaba todas sus infidelidades. Jamás le pegué. Nunca le faltó nada, ni en lo sexual. Era una reina. ¡Soy inocente!”.
Esta novela policial recién empieza…

Rosana junto a su hijo, Jerónimo, de dos años, en la casa de El Remanso, donde cuatro años después de esta imagen fue asesinada. “El la tenía encerrada. No la dejaba hacer nada”, acusa Reinaldo, su padre, a su ex yerno.

Rosana junto a su hijo, Jerónimo, de dos años, en la casa de El Remanso, donde cuatro años después de esta imagen fue asesinada. “El la tenía encerrada. No la dejaba hacer nada”, acusa Reinaldo, su padre, a su ex yerno.

Rosana y José Arce recién casados, cuando aún no se enfrentaban en las comisarías por “violencia familiar”. El era treinta años mayor que ella.

Rosana y José Arce recién casados, cuando aún no se enfrentaban en las comisarías por “violencia familiar”. El era treinta años mayor que ella.

Rosana y Oscar. Se conocieron en un restaurante. “Ella estaba aterrada por su ex marido”, denuncia Oscar.

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