«El verdadero milagro del Papa fue la santidad de toda su vida» – GENTE Online
 

"El verdadero milagro del Papa fue la santidad de toda su vida"

La imploración, el grito, la indominable ola, resuena todavía:

Santo subito, santo subito, santo subito!

Juan Pablo II yacía en su féretro, dos mil millones de almas veían esa última imagen por televisión -la mayor y acaso
irrepetible cifra de la historia- y centenares de miles, abarrotando Roma,
pedían y hasta exigían la inmediata canonización de Karol Wojtyla, el hombre
cuyas primeras palabras urbi et orbi fueron "Vengo de lejos, pero no
temáis
", y que durante un cuarto de siglo "llevó a la Iglesia fuera de la
Iglesia y fue amado en todas las latitudes
", como dice el presbítero
Guillermo Marcó, director de Prensa del Arzobispado de Buenos Aires y
novísimo director de Pastoral Universitaria. Con él hablamos de Juan
Pablo, de sus cinco milagros, del proceso que puede llevarlo a los altares con
el nombre, por ahora conjetural, de Juan Pablo II, El Grande.

-¿Esos cinco milagros pueden acelerar su canonización, o hay que esperar
cinco años a partir de su muerte, como acaba de decir el cardenal portugués José
Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos?
-Primero es necesario definir qué es, técnicamente para la Iglesia, un
milagro, más allá de los dichos de la gente en la vida cotidiana ante hechos sin
explicación racional: "Fulano se salvó de milagro", etcétera.

-¿Qué es, técnica y estrictamente?
-Es una intervención de la Gracia Divina que opera un cambio en una
persona, por lo común en el marco de la salud corporal, y capaz de ser
atestiguada.

-¿Por ejemplo?
-El caso de una persona con un cáncer terminal, sin otro pronóstico médico
que la muerte. En esa instancia, el enfermo le reza a alguien que él elige (un
santo, una virgen, digamos), le pide su intervención, e inmediatamente se opera
sobre él un cambio inexplicable.

-Es decir, se cura.
-Pero para hablar de milagro son necesarias ciertas condiciones. En primer
lugar, la mejora no debe ser paulatina, sino instantánea. Al día siguiente, los
mismos estudios que lo consideraban desahuciado deben indicar todo lo contrario,
y sin explicación racional alguna por parte de los médicos. Pero no es todo:
para hablar de milagro, el enfermo no debe morir, aun muchos años después, de
esa misma enfermedad. Si el cáncer vuelve, no hay milagro: sólo es posible
hablar de una mejora temporal.

-¿Quiénes comprueban un milagro?
-En Lourdes hay, comprobados, más de setenta. Y cuando digo "comprobados"
hablo de veredictos de juntas de médicos ateos, agnósticos y de otras
religiones.

-Según todos los medios periodísticos del mundo, Juan Pablo II habría
hecho cinco milagros (ver recuadro): en caso de ser comprobados, ¿podrían
determinar su canonización?
-En realidad, los milagros, para ser considerados como tales e impulsar la
canonización, deben ser hechos después de la muerte, no en vida del hacedor.
Además, para alcanzar la condición de santo no es necesario acreditar milagros:
basta con los arrolladores testimonios de santidad de una vida, como en el caso
de Teresa de Calcuta o de Francisco de Asís, cuyo paso por el mundo es un
testimonio de la grandeza de Dios. Se trata de vivir las virtudes evangélicas en
un grado heroico, o de morir martirizado en defensa de la fe.

-¿Es decir que el o los milagros no son condición necesaria de la
santidad?
-No. En el caso de Juan Pablo II, esos cinco milagros que se le atribuyen
serían hechos evangélicos, como los protagonizados por Jesucristo cuando
caminaba y la gente lo tocaba, pero no implicarían mayor santidad que los otros
hechos de su vida.

-¿Qué bastaría para su canonización?
-Su vida entera. Como le dije, consiguió llevar a la Iglesia fuera de la
Iglesia, fue -trascendiendo su credo- tan universal como Teresa de Calcuta o
Francisco de Asís, y lo amaron personas de todo signo religioso. En su caso, la
santidad fue tejida por su vida y por su coherencia. Fue un obrero de la paz.
Fue el único líder capaz de decirle a George Bush que la guerra de Irak era
inmoral, a pesar del monstruo que sin duda fue Saddam Hussein. Fue el único
capaz de plantarse frente a los poderosos -Fidel Castro, Boris Yeltsin, George
Bush, etcétera- y decirles lo que no querían o no les convenía escuchar: que la
democracia -sin duda un gran valor- no justifica el avasallamiento de un pueblo
por otro. Y que el eufemismo llamado "daños colaterales" implica la
muerte de personas, de familias, y es un crimen de guerra.

-Cuando usted habla de coherencia, ¿a qué se refiere, estrictamente?
-A que Juan Pablo fue un hombre de diálogo -¡quién puede negarlo!-,
pero que dialogó desde su identidad católica, y sin rendirse ni ceder frente a
ese relativismo que dice "ésta es mi verdad y ésa es la tuya", y
finalmente, a fuerza de relativismo, no hay verdad alguna. Por ejemplo, jamás
dejó de hablar de Jesucristo, y sin embargo fue amado por todos.

-¿Por qué? ¿Cuál fue su secreto?
-El amor. Dialogar desde la verdad ofrecida: "Esto pienso, esto amo, por
esto vivo
".

-¿Fue un papa absolutamente único?
-No. En el siglo XX hubo pontífices excepcionales: Paulo VI, un escritor
maravilloso que dejó gloriosos documentos; Benedicto XV, muy olvidado, pero que
trabajó arduamente para evitar la Primera Guerra Mundial; el mismo Pío XII, del
que se dice que "no hizo lo suficiente contra el nazismo", y que sin
embargo fue muy querido por la comunidad judía de Roma, que le regaló un inmenso
parque en Villa Borghese para edificar allí la Nunciatura (¿qué más se podía
decir o hacer contra el monstruo de Hitler, capaz de bombardear el Vaticano?), o
Juan XXIII, también amado por millones…

-Volviendo al tema central, ¿los milagros de Juan Pablo no pesarían ni a
favor ni en contra de su canonización?
-Exactamente. Aun en caso de ser comprobados siguiendo todos los pasos
canónicos, no son esenciales. Pueden influir como un testimonio más de cuán
buena fue su vida, pero no pesan para su canonización.

-No hay duda de que será canonizado. Pero, ¿cuándo? Porque la gente sigue
pidiendo "¡Santo subito!"
-El proceso tiene tres pasos: primero, siervo de Dios; después, beato (signo
de alcance en la comunidad local donde haya actuado, pero no en la Iglesia
Universal), y finalmente, santo.

-Ese proceso lleva, según los cánones, cinco años. ¿Es posible acortar ese
tiempo, sobre todo respondiendo al clamor de los fieles?
-Sí. Puede haber canonización directa. El modelo único es Jesús, pero Juan
Pablo encarnó muy bien los valores del Evangelio. Además, no es la primera vez
que en la Iglesia hay canonizaciones por aclamación.

-Usted estuvo en los funerales del Papa. ¿Qué hechos puede destacar?
-Varios. Pero hubo uno muy curioso. Ante su deterioro físico y su
sufrimiento, no hubo una muerte más predecible y esperada que la de Juan Pablo.
Incluso, varias cadenas de televisión habían alquilado puestos de privilegio
años antes para asegurarse las mejores imágenes del funeral. Sin embargo, su
muerte no fue juzgada como la de un hombre viejo y enfermo, sino como la de un
Papa joven que, en pleno viaje apostólico, murió de un infarto masivo. Otro
fenómeno fue el de los jóvenes: tres millones de ellos durmiendo en la calle y
haciendo sus necesidades en baños químicos, durante días, sólo para ver a un
muerto por apenas dos minutos…

-¿Tiene explicación para ese fenómeno?
-Sí: la coherencia de Juan Pablo a lo largo de su vida. Eso, en un mundo
donde todo parece relativo y sin valores, atrae a los jóvenes como un imán.

-Se dice que Juan Pablo podría ser canonizado en el año 2010. ¿Es posible
esa fecha, o…?
-No se puede arriesgar una fecha, pero el proceso es flexible. Es posible
que Benedicto XVI quiera consagrarlo durante su papado, y en todo caso depende
de la cantidad de gente que pongan a trabajar en el tema. Pero creo que la
canonización no tardará demasiado.

-¿Es posible acelerar el trámite al máximo?
-Los papas tienen esa prerrogativa, pero no la usan. Por lo general, siguen
los pasos canónicos, aunque en ciertos casos, como Teresa de Calcuta o Francisco
de Asís, la canonización puede ser muy rápida.

-Así, de primer golpe, ¿qué imagen lo asalta en este momento respecto de
la santidad?
-Alguien enfrentó una foto de una bella modelo con otra de Teresa de
Calcuta, a la que se veía vieja y arrugada, y las tituló La modelo y el modelo.
El mensaje era claro: la belleza de una mujer es admirable, pero si sólo hay
belleza exterior y no se cultiva la interior, la espiritual, muy poco queda para
admirar. ¿Tiene que ver con lo que hablamos?

-Es exactamente de lo que hablamos a lo largo de esta tarde.

Con este nombre sería canonizado Karol Wojtyla. El largo y complejo trabajo de los especialistas vaticanos ya empezó, pero la voluntad del papa Benedicto XVI podría acelerar mucho la consagración.

Con este nombre sería canonizado Karol Wojtyla. El largo y complejo trabajo de los especialistas vaticanos ya empezó, pero la voluntad del papa Benedicto XVI podría acelerar mucho la consagración.

¡Santo subito!" fue el grito unánime de la muchedumbre durante los funerales del Papa. El presbítero Marcó dijo que "hubo santos por aclamación, como San Francisco de Asís y Teresa de Calcuta".">

"¡Santo subito!" fue el grito unánime de la muchedumbre durante los funerales del Papa. El presbítero Marcó dijo que "hubo santos por aclamación, como San Francisco de Asís y Teresa de Calcuta".

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