Como toda novia, Letizia cumplió con la tradición de llevar "algo nuevo, algo
usado, algo azul y algo prestado".
Lo nuevo, claro, el espectacular vestido
creado por Manuel Pertegaz. Un diseño muy sobrio, de línea imperial, con una
cola de cuatro metros y medio, bordada a mano con motivos heráldicos (la flor de
lis floral, la flor de lis heráldica, espigas de trigo, tréboles y madroños
-símbolo de Madrid-). De color blanco roto perlado, fue confeccionado con seda
natural con tramas de hilo de plata de la firma valenciana Rafael Catalá. La
seda elegida por Pertegaz es de una alta densidad (12.000 hilos), lo que supone
"que no se puede interrumpir en ningún momento el proceso de tejeduría.
Cualquier parada del telar siempre deja una mínima señal", explicó Catalá.
Durante las semanas de producción, la firma trabajó en horario nocturno, con el
fin de evitar que la polución típica de fábricas textiles arruinara el género.
En cuanto al color, mientras el propio Pertegaz lo define como "blanco perlado", Catalá
lo define "como ni blanco ni marfil, ya que el tono de la plata lo matiza
mucho". El escote resultó ser en pico y el cuello tipo "corola". En total, la
confección demandó un total de siete semanas. Debajo de la cola, Letizia llevaba
escondido un lazo azul, símbolo del amor verdadero. También llevó "algo
prestado", la diadema utilizada por la reina Sofía en su boda con el rey Juan
Carlos en 1962; y "algo viejo", un abanico del siglo XIX que perteneció a la
Infanta Doña Isabel de Borbón.
Un vestido de corte imperio, con escote en pico y cuello corola. Tardaron siete semanas en hacerlo. Muy pronto se expondrá en algún museo.
La diadema de estilo imperial fue usada por la Reina Sofía en el día de su boda. Los pendientes (de platino y diez diamantes) son un regalo de los Reyes de España a Letizia. La mantilla se la regaló el novio, el Príncipe Felipe.
