El pueblo quiere saber que hay cordura y paz – GENTE Online
 

El pueblo quiere saber que hay cordura y paz

Juan Carr
La tragedia está latente

Ya pasaron 97 días en los que, desde la Red Solidaria, tratamos de evitar que se produzca una muerte. Estoy preocupado, porque sé que si no se produjo no fue por nuestra intervención, sino por milagro. La tragedia está latente, porque estamos viviendo en un delicado estado de crispación, sobre todo cuando nos piden que nos coloquemos de una vereda o de otra.

Me siento frustrado, porque no encuentro la forma de ayudar a que se dé marcha atrás. Veo imágenes en televisión y en los diarios de personas que forman parte del Gobierno y de otras que son parte del sector del campo, y sé que todas construyen y edifican un país mejor, que vienen a mi casa a tomar mate, comer un asado o festejar mi cumpleaños, y hoy están enfrentadas. Desde mi trabajo en el área de huertas y granjas en la Universidad de Buenos Aires, vi cómo desde el 2003 hasta ahora tres mil personas menos mueren por hambre cada año. Este éxito se debió a la actuación de tres actores: el Gobierno nacional a través de sus políticas públicas, el sector agropecuario, con el incremento de la producción de alimentos y la generación de empleo, y la Iglesia, como institución distributiva a través de Cáritas. Lamentablemente, son estos sectores los que se encuentran distanciados, y parece que los grises hubieran desaparecido. Espero que desde la sociedad civil surja un actor capaz de asumir un rol mediador. Hablo de generar una tercera posición que, aunque sé que no es fácil, sí considero posible. Los mundos cristiano, anglicano y judío y la comunidad educativa en su conjunto podrían jugar ese partido. Tal vez el próximo número de GENTE tenga en su portada la foto de esa manifestación de 500 mil personas por la paz. Ese es mi más sincero deseo.

Monseñor Jorge Lozano
“Sin solución, puede haber un estallido social”

Los argentinos tenemos la sensación de que este conflicto no se puede dilatar un día más. Y son los gobernantes los que deberían encontrarle una solución, cosa que hasta ahora no ocurrió. La gente se está cansando y puede haber un estallido social. Hoy, recorriendo el interior del país, noto un gran dolor. Porque siente que nadie entiende sus necesidades, y encima se los acusa de golpistas, mezquinos y avaros. Y la realidad es que con las nuevas medidas tomadas por la presidenta Cristina de Kirchner, los pequeños productores quedaron abandonados a su suerte. Porque sus representantes, a quienes ellos votaron, están ausentes. En esta crisis es importante que se sumen los gobiernos provinciales y el Congreso de la Nación. Porque esto debe resolverse a través del diálogo y de la paz. Pero si el conflicto sigue hay un riesgo de fragmentación. Por eso la solución debe ser inmediata. Y si hasta ahora la Iglesia no se ofreció como mediadora es simplemente porque nadie se lo pidió. El sábado estuve en la manifestación en la Ruta 14, en Gualeguaychú, para llevar tranquilidad y calma. Porque eso es lo que necesitamos los argentinos: paz para poder solucionar nuestros conflictos.

Mario Das Neves
“Esta situación no da para más”

No estoy de acuerdo con el acto del miércoles. Hoy, en la jornada posterior al Día del Padre, en la provincia inauguramos 22 escuelas, un centro de excelencia deportiva, obras de gas y un acueducto en Paso de los Indios, una obra de 20 millones de pesos en medio del desierto. Trabajamos todos los días y, de golpe, tenemos un panorama en la provincia distinto al del resto del país. Aquí no hay piquetes. Le dediqué el día, también, a hablar con distintos funcionarios del justicialismo –entre ellos el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y el vicepresidente, Julio Cobos–, y coincidimos en que esta situación, esta pelea, no da para más. Y por eso mi postura de no ir al acto. Varios gobernadores e intendentes están de acuerdo: una marcha para contestar a otra marcha no resuelve el problema. La solución es dialogar y que se cambien los interlocutores que sean necesarios.

Por último, no le hace bien al país la agitación que hace De Angeli. Y no voy a caer en más adjetivaciones sobre D’Elía, pero él no puede convocar a un acto en representación de todos nosotros.

Mirtha Legrand
“Lo que está pasando me duele hasta las lágrimas”

Es terrible. Muy alarmante. Tengo mucho miedo de que se altere la paz social en la Argentina. Por Dios, ¿qué espera la señora Presidenta para sentarse a dialogar con las cuatro organizaciones del campo? ¿Qué espera para preguntarles qué quieren, y tratar de llegar a un acuerdo? Después de todo, se trata de un negocio, y como tal, una cuestión negociable. Pero el Gobierno ha adoptado una actitud terca, caprichosa, y no ve la realidad. Parece autista… Además, debe comprender que nadie quiere sacarlo del poder ni dar un golpe institucional. Eso es disparatado. Llevamos así casi cien días: creo que es un caso único en el mundo. Y lo más grave es que esta situación está afectando no sólo al campo, sino a la industria, al comercio y hasta a la mente de los argentinos. ¿Sabe que en estos días se agotó el stock de ansiolíticos? La gente se automedica… Eso no es bueno, pero es un barómetro de lo que está pasando. Muchos me preguntan hacia dónde vamos. Yo no soy política, sino sólo una ciudadana con derecho a opinar, y que paga sus impuestos hasta el último centavo. ¡Y qué impuestos! Pero me resisto a creer que algo que puede solucionarse hablando llegue al punto que ha llegado. Insisto: el Gobierno parece autista, y pobre del que disienta, porque inmediatamente se convierte en enemigo. No sé qué les pasa… Me sorprende, porque las tres veces que los invité a mi programa estuvieron encantadores. Realmente, lo que está pasando me duele y –le juro– me duele hasta las lágrimas. Entre otras cosas, porque noto que la gente tiene miedo de hablar. Cada vez que le pregunto a alguien de cualquier disciplina qué opina de esta situación, elude la respuesta. Incluso me han preguntado si no tengo miedo. No. ¿Por qué? Pero siento que el capricho, el encono del Gobierno, nos está llevando al caos. Le pregunto a la señora Presidenta: ¿qué le cuesta citar al campo, dialogar y solucionar el problema? Si lo logra, la van a aplaudir, la van a poner en un altar… ¿Sabe qué estoy haciendo en este momento? Releyendo la Constitución Nacional, artículo por artículo. Y es bien clara: prohíbe la confiscación de bienes. Volvamos a las fuentes, por favor…

Miguel Lifschitz
“Hay que convocar a todos los sectores”

Este cacerolazo es un punto más en un conflicto que lleva casi cien días, y lejos de amainar y resolverse, escaló en su violencia verbal y su grado de confrontación, sobre todo en los últimos días. Lo que se nota claramente es que no hay capacidad para resolverlo. Aquí no importa quién tenía razón o con cuánta legitimidad cuenta el Gobierno en el tema específico de las retenciones. Acá se trata de resolver un conflicto de dimensiones imprevistas, que involucra a gran parte del interior –y no sólo al sector agropecuario–, y tiene una autonomía y una anarquía que hacen difícil encauzarlo. La situación es muy delicada y las palabras de algunos funcionarios y allegados al Gobierno, por caso las últimas expresiones de Luis D’Elía, han contribuido a exacerbar los ánimos. Hace falta una decisión clara del Poder Ejecutivo. No importa si tiene más o menos razón y autoridad. Hace falta una convocatoria a todos los sectores, en un marco realmente constructivo, de diálogo. Hay que llamar a otros actores, a los gobernadores, y que se pongan en discusión todos los temas. Y en algún momento, cuando empiecen los acuerdos, volver sobre las retenciones. En Rosario hay preocupación y mucha tensión. En forma espontánea se concentró en el Monumento a la Bandera un gran número de rosarinos. Y, como todos, asistimos con mucha preocupación a una crisis que está complicando la economía y la paz social.

Sergio Bergman
“Terminar con la prepotencia”

Como líderes religiosos, vamos a proponer resolver este conflicto dentro del orden institucional. Debemos consolidar la paz interior para que se reponga el diálogo, que se ha quebrado innecesariamente. Vamos a llamar a la paz y la unidad para terminar con esta falta de diálogo y con la prepotencia. Tenemos que pedir que se cumpla con la ley y que prime el espíritu de la Constitución. Estamos en democracia y hay mecanismos institucionales para resolver los conflictos. Hay distintas responsabilidades, que no se pueden poner en el mismo plano, porque el campo es un sector y el Gobierno fue votado por el pueblo. Ahora no hay que pensar cómo empezó esta situación, sino mirar para adelante y ver cómo salimos.

Los cacerolazos son expresiones espontáneas de malestar, cansancio y fastidio. Todas las religiones vamos a pedir y propiciar, como venimos haciendo desde hace dos meses, un acercamiento entre las partes. Estamos en el borde de una disolución social y veo que los argentinos no aprendemos la lección. Cuando apreciamos que las instituciones no cumplen su rol, nos quedamos mirando por televisión. Ahora hacemos otra vez catarsis, volvemos con las cacerolas, la queja y el reclamo. Es lamentable que pongamos nuevamente en peligro a la democracia de esta manera. No aprendemos más.

Diego Torres
“Hay que dejar de hacer política barata”

Después de una gira bastante larga presentando Andando por las principales ciudades de Latinoamérica y España, y luego de participar en diferentes festivales y conciertos del mundo, he decidido volver al país, donde planeo dedicar los próximos doce meses a mis afectos y a preparar mi octavo disco. Y de regreso, si debo admitirlo, una de las cuestiones que más me preocupan y más me quitan el sueño apunta directamente al enfrentamiento que se generó entre el campo y el Gobierno. No entiendo cómo, siendo el granero de un mundo donde escasea el alimento, acá padezcamos desabastecimiento. Tampoco me asombra. Siempre caminamos contra la corriente. Una verdadera paradoja a corregir. Por eso me pregunto: ¿hasta cuándo? Hemos perdido mucho tiempo. Bueno, no sólo tiempo. También nos acostumbramos a sufrir una crisis grave cada ocho, diez años, cosa que ya tomamos con delicada naturalidad. Las soluciones dependen de todos, pero quienes dirigen nuestro país tienen la obligación de aportar calma, evitar la confrontación y dejar de hacer política barata. Mientras no se tiren ideas sobre la mesa de discusión ni aparezcan planes serios y justos y concertación, los argentinos seguiremos llevándonos a marzo la materia Crecimiento.

Nelson Castro
“La crisis no se arregla con actos en la plaza”

Estamos viviendo una crisis política producto, fundamentalmente, de los errores groseros cometidos por el gobierno nacional, que muestra signos de aislamiento realmente preocupantes. No hace un juicio adecuado de la realidad y ha desencadenado una situación crítica que no se arregla con actos en la Plaza de Mayo. Es un momento delicado, porque las reacciones de la población han superado a las dirigencias, incluso a las agropecuarias. Por eso mismo, esas mismas dirigencias deben manejar este momento con mucho cuidado. En ese contexto, los cortes de ruta son ilegales, el desabastecimiento es inmoral, y el Gobierno debe entender que lo hecho hasta ahora, lejos de solucionar el problema, lo ha agravado. La aparición del ex presidente en funciones el sábado por la noche en Plaza de Mayo, en una situación de zona liberada apoyando a grupos de choque violentos, es realmente alarmante. Y demuestra la convalidación de una metodología violenta, inaceptable en democracia. Las retenciones móviles fueron un error técnico reconocido por su autor, el ex ministro Lousteau. El Gobierno ha demostrado un enorme desconocimiento del sector rural, y al creer que corrigiendo una medida cometía un acto de debilitamiento político, al final generó una crisis que sí lo debilita profundamente. Este momento exige gran prudencia y sabiduría por parte del Gobierno, de cuya legalidad y legitimidad no hay ningún tipo de dudas. Aquí no se trata de que la Presidenta se vaya, porque cada vez que un mandatario constitucional ha tenido que dejar el poder, el país sufrió. Aquí se trata de que la Presidenta gobierne bien, eso es lo que los argentinos quieren, la hayan votado o no. Churchill acertó cuando dijo: “La democracia hace necesario que alguna vez se acepte que el oponente tiene razón”.

Abel Posse
“Ojalá no se llegue a la violencia”

Estamos viviendo una situación trágica. El Gobierno desgobierna, prefiere la confrontación al diálogo, y no veo otra salida nacional que la reunión de toda la dirigencia peronista para que ayude a elaborar un plan de concertación no sólo económica: que termine con la carencia republicana, democrática, jurídica y de seguridad en la que está sumergido el país. Ese encuentro sería muy positivo para terminar con la usina de conflictos generados por el señor Kirchner. Si el Partido Justicialista logra eso, cerraría la profunda herida que nos abrió el autoritarismo, que en tiempos de Perón encarnó López Rega y hoy encarna el señor Kirchner. Ese sacudón institucional y democrático sería el mejor modo de aprovechar la crisis y dejar atrás la situación de hoy, que nos hace vivir con zozobra. Realmente, tengo miedo. Ojalá no se llegue a la violencia. Ojalá que las bravatas de D’Elía no generen una reacción aún peor por parte de la gente que tiene mucho que perder, y que no pertenece a la producción agraria: me refiero a la burguesía. Por lo demás, la Presidenta debe asumir plenamente su papel, gobernar para todos y hacerlo democráticamente, no con el autoritarismo dictado por el señor Kirchner. Es decir, gobernar más allá del parentesco.

Gregorio Badeni
“Este reclamo debió darse en el ámbito del Congreso”

Hay un grupo de ciudadanos que está expresando su disconformidad con la gestión gubernamental en ciertas áreas desde hace más de tres meses, sin que sus reclamos merecieran consideración alguna por parte del Congreso o el Poder Ejecutivo. Esos reclamos debieron darse en el ámbito del Congreso, a través del tratamiento del tema de las retenciones, pues es una facultad exclusiva y excluyente del Poder Legislativo, pero como éste no lo hizo, pese al pedido de las minorías, lamentablemente el episodio desbordó los cauces constitucionales, trasladando ese debate a las rutas y calles del país.

Es de esperar que prime la sensatez, que el Congreso asuma sus funciones fiscales, que el Poder Ejecutivo deje de ejercer atribuciones que no le corresponden y que, si luego de ser decidido el tema por el Legislativo, alguno se siente menoscabado en sus derechos, tendrá la oportunidad de recurrir a la vía judicial. Ese es el camino de las protestas sociales en una democracia consolidada.

La reacción del grueso de la gente no apunta solamente a apoyar a los productores, sino a expresar su disconformidad con la política desarrollada por el Gobierno y el surgimiento de grupos para-gubernamentales –gestados por un funcionario paranoico– que fomentan el odio, la división y la violencia.

Jorge Asís
“La solución es Cristina... sin Kirchner”

El conflicto tiene una sola salida: que gobierne Cristina, y que Néstor Kirchner tome un Valium 70, vaya de embajador a Venezuela o se dedique a la interna de Racing. Así como en 1976 yo hubiera hecho lo imposible por salvar al gobierno de Isabel Perón, ahora hay que salvar el gobierno de Cristina. Lo contrario, sí, es casi conspirativo. Pero insisto: la salvación depende del alejamiento de su marido y de la convocatoria patriótica de tres o cuatro funcionarios del peronismo, incluso coincidentes con Kirchner, que aconsejen y ayuden a gobernar a la Presidenta. De ese modo, entre otros males, se evitaría que el peronismo hiciera el papelón más grande de su historia. Pero el problema no es estrictamente de Kirchner. El, como un Quijote, arremete contra los molinos de viento, pero no tiene un Sancho que le diga “no son gigantes, son molinos”. Reitero: la solución es Cristina… sin Kirchner. Que la deje gobernar, ya que ha demostrado más sensatez que él. Nadie lo dice, pero hay gente que está buscando otra salida para evitar un zafarrancho como el del 2001.

El frío de la noche del lunes no fue obstáculo para que miles de porteños se convocaran con sus cacerolas en el Obelisco. Quien quiera oír, que oiga.

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Cabildo y Juramento. Una clásica esquina donde los porteños del norte de Buenos Aires expresan su disconformidad.

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Plaza K. El sábado, el ex presidente Néstor Kirchner apareció en la Plaza de Mayo, con la velada intención de robarle protagonismo a Alfredo De Angeli.

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