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El paraíso de Marcelo

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"Hola, Marcelo, ¿todo bien hoy?", se escucha el saludo. Tinelli mira a los ojos y responde con una sonrisa calma. "Sí, todo bien", dice sin decir palabra. La escena no tendría nada de particular. Dos vecinos, un encuentro casual, los gestos medidos, justos, pequeños, y luego, un segundo después, cada uno siguiendo con su vida. La escena no tendría nada de particula r si uno de los protagonistas no fuera un hombre acostumbrado a que para él los saludos nunca son tan breves, las palabras casi siempre excesivas y los gestos muchas veces exagerados. Abrazos, gritos, palmadas, más gritos.

Será por eso que Marcelo Tinelli se enamoró de Esquel hace ya varios inviernos. No hay dudas de que el paisaje fue el atractivo inicial. La imponencia de las montañas y la seducción de la nieve. Eso se sabe. Es casi un lugar común repetirlo. No se descubre nada. ¿Quién no se deja atrapar por el paisaje del sur argentino?

Pero en Esquel, rincón elegido para unas nuevas vacaciones familiares junto a su mujer, Paula, sus hijas Micaela y Candelaria, su hijo Francisco, su sobrino Agustín y dos amigas de Mica (Clarita y Mía), Marcelo encontró algo más. Algo que aprendió a querer en las tranquilas tardes de Bolívar, y que seguramente lo acompañará por siempre. Encontró paz. La paz que dan el paisaje y la soledad. Pero también la que brinda el encontrarse con el vecino y que todo -el saludo, la mirada- resulte natural, cálido, justo.

Entonces cada invierno, cuando la nieve invita, Marcelo y Paula preparan las valijas de todos y parten hacia Esquel -aprovechando las vacaciones en el cole-, donde los esperan unos pocos días a pura familia. No hay espacio allí para las cámaras (apenas un ratito para que el fotógrafo amigo registre las imágenes de esta nota), ni para el maquillaje, ni para las luces, ni para los papelitos. Sólo desayunos familiares en el comedor de la casa principal de su estancia Lago Bueno, y luego, cerca del mediodía, excursiones de esquí en el centro invernal La Olla.

por Gonzalo Abascal
[email protected]
fotos: Jorge Luengo, enviado especial a Esquel, Chubut.

Agustín, sobrino de Marcelo, Paula, Marcelo, Candelaria, Micaela y Francisco ensayan un paso de baile familiar en la nieve. Los Tinelli disfrutaron de cuatro días a  puro esquí.

Agustín, sobrino de Marcelo, Paula, Marcelo, Candelaria, Micaela y Francisco ensayan un paso de baile familiar en la nieve. Los Tinelli disfrutaron de cuatro días a puro esquí.

La atenta asistencia a Francisquito, en sus primeros pasos en la nieve. Marcelo no se despegó de  los suyos.

La atenta asistencia a Francisquito, en sus primeros pasos en la nieve. Marcelo no se despegó de los suyos.

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