“El mejor homenaje para mi hijo sería ayudar a evitar un desastre como el que se lo llevó al Cielo” – GENTE Online
 

“El mejor homenaje para mi hijo sería ayudar a evitar un desastre como el que se lo llevó al Cielo”

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Intenta ingresar al restaurante elegido providencialmente para la nota por una puerta transparente cerrada y trabada desde el interior. Retrocede, recorre la esquina de Avenida La Plata y entra por Rivadavia. Avanza, extiende la mano, apunta su vista a los ojos del fotógrafo y el periodista, se sienta y, lejos de emitir opinión o comentar lo que acababa de sucederle, pide un café en jarrito y respira profundo:

–¿Cómo anda, José? (José Antonio Iglesias; 58; abogado de su hijo, Pedro Tomás, de otras 110 víctimas fatales y de 540 supervivientes en el incendio de la discoteca República Cromañón).
–Ahí. Llegaré al miércoles 19 –justo la fecha en que se cumple el primer aniversario del arranque del juicio oral– tras transitar una semana bien difícil, cargada de ansiedad y acelere. Una semana de dormir poco y soñar noche a noche con Tribunales y el juicio.

–Soñar con Tribunales, con el juicio... ¿También con Pedro?
–¿Sabés que no? Después del desastre sólo soñé tres veces con Pedro. La primera, en febrero de 2005. Recuerdo que él subía a un ascensor y, agenda en mano, me anticipaba: “Ufff, no te imaginás la cantidad de cosas que me toca hacer hoy, papá”. Y se despedía al tiempo que la puerta iba cerrándose. Luego lo volví a soñar. Venía a jugar conmigo y se iba, se iba. Siempre amanecí llorando. Dura experiencia.

–Sin embargo aquí está, en pie, batallador. ¿Cómo se puede caer tan fuerte de rodillas y conseguir levantarse?
–La familia y el compromiso. El mismo febrero del mismo 2005 reuní a la mamá de Pedro (Olga Gómez, 55), a mi actual mujer y socia (Beatriz Campos, 50) y a mis cuatro hijos restantes, Ignacio (20), Nicolás (28), Mariano (30) y Lorena (32). “La voy a pelear hasta las últimas consecuencias. ¿Me apoyan o cabalgo solo?”, les consulté. Los seis me bancaron. Ojo que si preferían abrirse los hubiese entendido. Pero se sumaron.

–¿Qué incluían el “hasta las últimas consecuencias”, el “compromiso”?
–Cerrar el estudio que manejábamos mi esposa y yo, abandonar el Derecho Comercial; anotarnos en un postgrado de Derecho Penal, aprender de la cuestión, alquilar una oficina chiquita, reducir gastos al extremo y mantenernos gracias a los cobros de antiguos servicios prestados y a la ¡Providencia! Porque la idea de no pedirles un peso a los 650 querellantes que representamos jamás se puso en duda. Ni siquiera en los casos en que nos solicitaron encargarnos del juicio civil. El compromiso significó asistir a las audiencias, involucrarnos en los 300 cuerpos por caso, convertir en productiva cada hora del día en que uno no dormía.

–Y acceder a la fecha de las resoluciones, ¿pidiendo qué condena en los casos puntuales del empresario Omar Chabán y de la banda Callejeros?
–Después del bochornoso sobreseimiento de Aníbal Ibarra por obra del entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, pareja de Vilma, hermana del ex jefe de Gobierno, solicitamos para Chabán veintiséis años de prisión: veinte por estrago seguido de muerte cometido con dolo eventual, y seis por el delito de cohecho activo. Y de veinticuatro años para Patricio Fontanet, el líder del grupo, y Diego Argañaraz, el manager: veinte por estrago, y cuatro por su condición de partícipes secundarios en el delito de cohecho activo... Nos referimos a tres de los quince imputados, que incluyen al resto de los músicos y a los funcionarios y ex policías procesados, cuya responsabilidad se probó en el juicio iniciado el 19 de agosto de 2008 a lo largo de 102 audiencias y frente a la exposición de 345 testigos.

–¿Aguarda esperanzado o temeroso al fallo? ¿Cree en la justicia que se expedirá?
–Digamos que tengo fe. Aunque, le aclaro, en lo personal, para mí es más importante que se castigue a los funcionarios involucrados que a Chabán y Callejeros. Hablo de Fabiana Fiszbin (ex subsecretaria de Control Comunal de la Ciudad de Buenos Aires), Ana María Fernández (ex directora general adjunta de Fiscalización y Control Comunal) y Gustavo Torres (ex director general de tal ente). Me frustraría que su sanción se limitara a una condena de dos años por incumplimiento de los deberes de funcionario público... Observe esa puerta de la izquierda (apunta hacia aquella que no le permitió avanzar). Ahí puede leerse el cartelito de salida de emergencia. Igual que el que aparecía en el acceso de escape cerrado de Cromañón, acceso que bloqueó la partida de muchos de los 2.811 espectadores que permanecían en el boliche de Bartolomé Mitre 3070 esa triste noche. Necesitamos que lo que ocurrió nos deje un aprendizaje. De lo contrario, poco hemos aprendido.

–¿Siente que nada cambió desde el jueves 30 y viernes 31 de diciembre de 2004, desde los 194 fallecidos y 1.524 heridos?
–Abundan los locales no habilitados abiertos y las cometas continúan “atrasando” inspecciones. Recuerdo haber escuchado en cierta oportunidad que, informados de la catástrofe de Once, dentro de unos colegios de Misiones resolvieron modificar las escaleras para saltear riesgos ante potenciales contingencias. La noticia me pareció una bocanada de aire puro en medio del drama. Bueno, en lo personal creo que el mejor homenaje para mi hijo sería ayudar a evitar que se repita un desastre como el que se lo llevó al Cielo.

–¿Le molestó que Callejeros haya tocado el sábado en Olavarría?
–Obvio. Mínimo, por respeto a los difuntos y su gente, uno esperaba silencio. Pareciera que les importamos un bledo.

–¿Conserva algún recuerdo de Pedro relacionado a la banda?
–Un sticker. En realidad, no tiré nada de él. Su grabador y las notas que preparaba para Ciencias de la Comunicación, en la Universidad Austral. Sus camisetas de River y de Ferro. Dejamos nuestro hogar de Caballito y cargué todo. Ahora posee su rinconcito en la nueva casa, cercana a la vieja. Yo no tengo nada contra Callejeros ni Chabán. Callejeros y Chabán conoceremos muchos. Hay que pensar en el futuro. Repito: ninguna sentencia alcanzará si no se toman medidas en serio. ... Cierra Iglesias, mientras mira de reojo hacia el blindex clausurado, saluda y parte. “En lo personal, es más importante para mí que se castigue a los funcionarios involucrados que a Chabán y Callejeros. Necesitamos que lo que ocurrió nos deje un aprendizaje”

“En lo personal, es más importante para mí que se castigue a los funcionarios involucrados que a Chabán y Callejeros. Necesitamos que lo que ocurrió nos deje un aprendizaje”

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