El infierno que lo atormentaba – GENTE Online
 

El infierno que lo atormentaba

El infierno de Castro. Luego de su primera i
nternación, otra vez frente a

cámara, Juan Castro dijo: "Estuve dando vueltas por el infierno y pensaba que
podía salir cuando yo quería. Sin embargo, muchas veces me descubrí nuevamente
envuelto en llamas
". La confesión fue sincera. Bajo los efectos de las drogas,
su mente solía recrear escenarios aterradores. Cuando lo sorprendió la muerte,
Juan llevaba más de diez años como adicto. Y las alucinaciones se habían vuelto
cada vez más frecuentes. Las historias estremecedoras que anticipó GENTE -y
luego reprodujeron todos los medios- son ciertas. Juan Castro sufría ataques de
paranoia y se encerraba durante días en su departamento. Veía monstruos y
figuras extrañas que lo aterraban. Muchas veces sintió ratas dentro de su cuerpo
y una noche llegó a tomar veneno para acabar con ellas. Y fue una de estas
alucinaciones la que provocó su urgente internación el 23 de julio del 2003.
Aquel día, Luis Pavesio lo descubrió desnudo en el living de su departamento,
bañado con el champú antipiojos Nopucid. "Siento piojos por todo el cuerpo", le
dijo Juan. El abogado Pablo Jacoby, quien representa los intereses de la familia
Castro, confirmó la teoría: "Nosotros sostenemos que Juan no se quiso suicidar.
A raíz de su adicción a las drogas, sufrió un ataque imaginario que lo hizo ir
hacia el balcón. El sentía ratas en el cuerpo, se desesperaba. Indudablemente,
Juan no sabía que podía caer, que se estaba por estrellar contra el cemento".

El amor. Juan Castro y Luis Pavesio se conocieron un jueves de diciembre del
2002, en el estudio de Kaos en la ciudad. Lucho llegó a Canal 13 de la mano de
un productor del programa. Allí cruzaron miradas por primera vez. La relación
prosperó, aunque tan sólo sus íntimos conocen los detalles. Después del verano
se presentaron ante sus amigos como "novios". Entonces, Castro solía pasar sus
noches en el departamento de Pavesio, en la calle Serrano. El martes 4 de marzo
del 2003, a las 7 de la mañana, Castro y Pavesio se mostraron por primera vez en
público. Ocurrió en el aeropuerto de Ezeiza, cuando Juan regresaba de Medio
Oriente luego de haber estado seis horas detenido en Jordania, acusado de
espionaje. Después de una improvisada conferencia, Castro abordó un taxi y,
ajeno a los flashes que aún lo apuntaban, se besó apasionadamente con Pavesio.
Juntos, atravesaron la primer internación de Juan Castro en julio último. "Luis
es todo, sostiene mi vida"
, repetía el periodista cada vez que le preguntaban
por su novio. En septiembre decidieron convivir bajo un mismo techo. A través de
un aviso en el diario, llegaron al departamento de la calle El Salvador. Durante
los últimos días de enero, viajaron juntos a Mar del Plata para cumplir con un
compromiso con la MetroBeach. Y, en febrero, disfrutaron de una semana de
vacaciones en Brasil. El destino elegido fue la ciudad de Natal. Sin embargo,
las cosas ya no andaban del todo bien entre Juan y Lucho: cada discusión
alentaba la ruptura, se cruzaban en feroces escenas de celos y ya no compartían
todas las noches.
Una semana sin Juan. Luego de la muerte de Juan Castro, Luis Pavesio no volvió a
dormir en el departamento de El Salvador. Y delegó la administración de su
gimnasio -El Sitio, en Serrano y Corrientes- a sus empleados. Se refugió, junto
a dos amigas, en un departamento de Recoleta. Cambió su teléfono celular y,
desde entonces, rechaza sistemáticamente cualquier pedido de entrevista. "Hablen
con mi abogado"
, se excusa. El jueves 11, decidió enfrentar la calle sólo por
primera vez. Fue a correr a orillas de los lagos de Palermo. Pretendía cambiar
de aire, oxigenar su cuerpo y su mente. Sin embargo, cuando comenzaba sus
ejercicios, se cruzó con un amigo. Y volvió a pensar en Castro. "¿Por qué se fue
Juan? Esa pregunta me la hago todo el tiempo y todavía no encuentro ninguna
explicación
-dijo Pavesio-. Pero yo sé que él no se quería suicidar. Mañana se
va a cumplir una semana… Todavía no entiendo qué pasó. A veces fantaseo que se
fue de viaje, a trabajar, y un día de estos vuelve".

El viernes 12, Luis Pavesio regresó al departamento donde convivió con Castro
durante los últimos siete meses de su vida. En el hall del edificio se encontró
con el portero, quien le entregó la correspondencia (algunos impuestos y cartas
de admiradores de Juan Castro). El 1ºE aún conserva las fajas de seguridad que
dispuso la Justicia. Salió evidentemente abatido. Ya en la vereda, recibió
palabras de aliento de sus vecinos. Después, partió rumbo al cementerio de la
Chacarita. En un puesto callejero, armó un ramo con las flores preferidas de
Castro: seis rosas blancas y dos claveles también blancos. Una amiga lo acompañó
durante su procesión hasta la galería 20. Ya frente al nicho 27.732, Pavesio
rompió en llanto.

Palabra de Pavesio. El novio de Juan Castro rompió el silencio. Si bien rechazó
todos los pedidos de entrevistas, Luis Pavesio habló con GENTE luego de su
visita al cementerio de la Chacarita.

-Lucho, ¿imagina qué pasó por la cabeza de Castro la tarde del martes 5?
-Te juro que no sé por qué Juan hizo lo que hizo. El no habló conmigo antes de
tirarse por el balcón. No sabés cómo me arrepiento de no haber estado en ese
momento en casa, quizás no hubiese pasado lo que pasó… La culpa la tienen el
psiquiatra y la acompañante terapeuta que no estaban donde tenían que estar.

-¿Es cierto que se habían distanciado durante los últimos días?
-No, desde que nos conocimos con Juan tuvimos peleas, desencuentros, pero
nosotros siempre nos quisimos. Funcionábamos como cualquier pareja. Nuestra
historia de amor se la llevó Juan. Yo no quiero hacerla pública. Pero te juro
que no tengo nada que ver, por mí Juan no hizo eso.

-¿Aún sostiene que Castro vivía presionado por su trabajo?
-Muchos medios dicen que yo le eché la culpa a Canal 13 y a Endemol, pero nunca
dije nada. Yo le quiero encontrar una explicación a todo esto… Pero sólo voy a
hablar de Juan con la gente que siempre lo quiso, con nuestros amigos, porque sé
que todos hoy hablan de él porque es rating o vende más.

-¿Qué recuerdos atesora de Juan Castro?
-Los mejores. Juan es un gran tipo y eso es todo lo que te voy a decir.
Discúlpame, no quiero hablar más… Sólo Juan sabe el dolor que siento. Hoy es la
primera vez que vengo al cementerio y recién hace una semana que Juan no está…

Diagnosticos opuestos. Rubén Lescano no habla con la prensa. El psiquiatra que
atendió a Juan Castro desde los primeros meses del 2003 hasta su internación del
21 de febrero último, tan sólo concedió una entrevista con un medio que eligió a
su antojo: TN. Pidió ser entrevistado por Nelson Castro, pero debió aceptar que
lo hiciera Catalina Dlugi. Sus palabras: "Una semana antes de su muerte, yo dejé
de ser el médico de Juan Castro, quien debía permanecer internado para su
seguridad y la de terceros. El domingo 21 de febrero ingresó a la clínica pero
alguien decidió sacarlo el 25. No tengo información directa, ya que en ese
momento Castro había dejado de ser mi paciente (…). Lo que sí puedo afirmar,
como profesional, es que él debía estar internado"
. Desde la productora Endemol
sostienen que fue el doctor Lescano quien, luego de la internación de julio del
2003, sugirió que Castro debía seguir con su trabajo. "Lescano nos pidió que
disminuyésemos sus horas en la calle, que limitásemos sus salidas, pero que
resguardemos su trabajo ya que era lo único que en ese momento parecía funcionar
bien en la vida de Castro"
, aseguran los compañeros de trabajo de Juan.

Guillermo Dorado -trabajó durante años con Eduardo Kalina en la Clínica
Guadalupe, es secretario general del Colegio de Psiquiatría de Latinoamérica y
dirige una institución llamada Gens- es el psiquiatra que trató a Juan Castro
antes de Rubén Lescano. Entonces, su diagnóstico fue completamente opuesto al
que habría sugerido luego su colega: según su criterio, Juan tenía que dejar de
trabajar por un lapso no inferior a seis meses. Habla Dorado: "A Juan Castro yo
lo atendí en julio del año pasado. Mi intervención fue muy breve. Juan estaba en
una crisis y por eso me llamaron. Pero, pocos días después de haber comenzado el
tratamiento, él prefirió buscar otro psiquiatra. Recuerdo tuve una diferencia de
criterio con la familia y ellos eligieron a Lescano. Yo había planteado que Juan
tenía que priorizar el tratamiento y no el trabajo. Quizá yo había acertado en
el diagnóstico del tratamiento que debería haber seguido Juan, pero
lamentablemente eso ya es historia…".

Guerra en tribunales. La causa por la muerte del conductor de Kaos en la ciudad
lleva el título: "Castro, Juan Alberto S/Suicidio" en la carátula. Continúa el
secreto de sumario. La familia Castro, a través del abogado Pablo Jacoby, apunta
al psiquiatra Rubén Lescano y a la productora Endemol. Habla Jacoby: "Queremos
saber si Juan no fue presionado por la productora para volver al trabajo de
manera anticipada y si esa actividad lo puso en peligro. Otros psiquiatras
recomendaron que Juan debía parar con el trabajo, lo que para una productora que
depende de una sola estrella significa quedarse sin su principal medio de vida.
Quizás el diagnóstico de Lescano fue funcional a los intereses de Endemol. Un
psiquiatra puede relevar su responsabilidad hacia un paciente cuando se lo
deriva a otro psiquiatra, pero nunca lo puede dejar así como así… La familia
quiere saber por qué cuando Juan estaba internado en el Otamendi, los de la
productora llamaron a una conferencia de prensa para decir que estaba fenómeno.
Y nos preguntamos: ¿Por qué le programaron un viaje a Colombia en un momento
desesperante de su vida? ¿Por qué la vuelta al programa antes de tiempo?"
. En
caso de confirmarse las hipótesis que plantea Jacoby, la carátula de la causa
podría mudar a "homicidio culposo".

Mariano Cúneo Libarona fue, durante años, el abogado personal de Juan. Hoy, su
estudio representa a la productora Endemol ante el inminente embate judicial por
parte de la familia Castro. Una de las acciones judiciales que se realizaron
para investigar su muerte fueron los allanamientos que se realizaron el 9 de
marzo en la productora. Desde su búnker, Cúneo Libarona intenta acotar al máximo
sus comentarios: "Como Juan tuvo varias crisis, el novio, Luis Pavesio, lo
encerraba en su casa. Acá nadie lo presionaba. El que quería laburar era Juan.
Estaba muy interesado en hacer notas para su programa. Juan, tenía sueños
laborales: iba a llevar Kaos a Brasil y quería hacer su propia versión de Sábado
Bus. Endemol quería que el pibe estuviese bien. ¿Cómo lo iban a presionar si era
una estrella? En la última internación el que pagó la cuenta y lo externó fue el
novio. Juan estaba mal pero le vendía a la opinión pública que estaba fenómeno,
porque necesitaba la aprobación de la gente. El psiquiatra
-por Rubén Lescano-
se mató por ayudarlo, pero él hacía lo que quería… La verdad es que la familia
estaba distanciada de Juan y hoy promueve un reclamo laboral a través de la
causa judicial".

Las novedades de la causa. Sus últimas palabras antes de saltar al vacío,
corroboradas por dos vecinas que fueron testigos presenciales y prestaron
declaración en Tribunales, fueron: "Me quieren hacer daño, me quieren hacer
daño".
Sus íntimos dicen que aunque Juan aparentaba estar ganando su batalla
contra la droga, eso no era cierto: "Lo escuchamos bromear con que tenía un dealer travesti". Y, en voz baja, confiesan que las tres personas que le
proveían la droga lo seguían visitando. Una versión sostuvo que Castro tenía
temor de viajar a Colombia porque allí debía investigar las conexiones entre el
Cartel de Juárez y la muerte de María Marta García Belsunce. Desde Endemol
aseguran que la única nota programada en Colombia era acerca de los sicarios,
aunque reconocen que estudiaban la posibilidad de viajar de allí a México para
hacer un informe respecto al Cartel de Juárez.

La crisis que derivó en la última internación de Castro llegó luego de una pelea
con Luis Pavesio. Angustiado y abatido por la culpa, Juan llamó a su productor y
amigo Rubén Vivero. "Llegué al departamento de Juan y ahí vi que estaba mal,
aunque no sufría alucinaciones. Luis Pavesio hizo un bolso y se fue con dos
amigas, porque se habían peleado. Llamé a Lescano que estaba en Cariló y le pedí
que volviese urgente para tratar a Juan",
sostiene Vivero. Aquella internación
en la clínica Santa Rosa fue firmada por Lescano, Viveros y también Pavesio. Sin
embargo, Juan decidió que no iba a permanecer allí. Para salir de su encierro
necesitaba la autorización de alguno de los tres que lo habían internado. Llamó
a Viveros, pero no logró convencerlo. "Voy a probar con Lucho", le dijo antes de
cortar. Finalmente, fue Pavesio quien autorizó su externación y lo llevó al
Sanatorio Otamendi para realizarle los últimos chequeos.

Juan Castro murió el viernes 5 de marzo. Tenía tan sólo 33 años. Su caída
-trágica y brutal- dejó un nuevo caos en la ciudad. El que produce la terrible
certeza de que cuando se llega al infierno, las pesadillas -casi siempre- pueden
más que todos los sueños.

Era el chico de los ojos verdes, la mirada serena, la sonrisa cálida. Era un hombre desesperado en su más íntima soledad. Hoy, los familiares de Juan, junto a su pareja, Luis Pavesio, forman un mismo bloque y apuntan contra su psiquiatra y quienes fueron sus compañeros de trabajo. A una semana de su muerte, la causa continúa plagada de interrogantes.

Era el chico de los ojos verdes, la mirada serena, la sonrisa cálida. Era un hombre desesperado en su más íntima soledad. Hoy, los familiares de Juan, junto a su pareja, Luis Pavesio, forman un mismo bloque y apuntan contra su psiquiatra y quienes fueron sus compañeros de trabajo. A una semana de su muerte, la causa continúa plagada de interrogantes.

El viernes 12 de marzo, una semana después de la muerte de Juan Castro, Luis Pavesio visitó su tumba por primera vez. Le ofrendó seis rosas y dos claveles blancos. Antes, el 6 de marzo, había publicado un aviso fúnebre en La Nación en el que le escribió: Siempre serás el amor de mi vida". Y firmó: "Tu Luis". Entonces, también se cumplía un año desde la primera vez que Juan y Luis se besaron en público.">

El viernes 12 de marzo, una semana después de la muerte de Juan Castro, Luis Pavesio visitó su tumba por primera vez. Le ofrendó seis rosas y dos claveles blancos. Antes, el 6 de marzo, había publicado un aviso fúnebre en La Nación en el que le escribió: "Siempre serás el amor de mi vida". Y firmó: "Tu Luis". Entonces, también se cumplía un año desde la primera vez que Juan y Luis se besaron en público.

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