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El gran duelo del Quilmes Rock Festival

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En esto del rock, lo más difícil es tener personalidad. Es decir, cualquiera
toma una guitarra y escribe un hit. No hay mucha ciencia al respecto. Pero para
sobrevivir, y pegarla duro en un negocio que escupe y olvida sin drama, hay que
ser distinto. Se trata de conectar. Y captar.

Babasónicos y Bersuit lo hicieron todo. Son únicos, fenómenos
en sí mismos. Salvo La Renga y Los Piojos, no hay banda en estas
pampas que les tire sombra. Convocan a más no poder. Sus fans les
declaran fidelidad absoluta. Para eso, también, se necesita carisma. Y a sus
respectivas voces, Adrián Dárgelos y Gustavo Cordera, carisma es lo que les
sobra.

No se parecen en nada. Decir agua y aceite es poca cosa. El primero es un
glamour groncho
-así lo define el propio Dárgelos- que no pide disculpas.
Pilcha desenfadada para un rock tan fino como grasa. Kitsch, en resumen.
Invita. Provoca. Y a las chicas les encanta. Al otro -que de glamour no tiene
nada y se viste en pijama nomás- le toca predicar su versión del apocalipsis
nacional, uno de hipocresía a mansalva y políticos ultracorruptos: la
argentinidad al palo. Dice su verdad, sin izquierda o derecha, tan sólo, el dedo
acusador. La dice bien de frente. Y, por lo menos, provoca. Sacude pensamientos.
El penúltimo fin de semana del Quilmes Rock Festival los vio explotar,
como hace rato vienen explotando. Con un día de diferencia, fue un duelo tácito.
Nada de intercambios de munición. Simplemente, es por pura diferencia. Entonces,
vamos por partes.

Dargelos o el glamour de Lanús. Sábado 9, estadio de Ferrocarril
Oeste, 22 mil personas. Es Babasónicos, todos ellos de fatal blanco bajo las
luces. Y es Adrián Dárgelos. En cuero. En llamas. Zapatea el escenario hasta
triturarlo. Tira su voz de terciopelo cachondo, en balazos incitantes como
Pendejo
, Montañas de agua, Irresponsables, Viva Satana.
Suena Los Calientes, con su estribillo que dice: "Cómanse a besos esta
noche
". Y todas las pibas se suben a hombros de sus pibes. Se olvidan de
ellos. Se quieren comer a Dárgelos. El tipo no emplea esos recursos de arenga
on stage
. No necesita chamuyarse al público. Ni le preocupa su no
mucha estatura. Con su figura, sus movimientos y canciones, alcanza.

Ahora, ¿qué hay detrás de este affaire Babasónicos? Viene desde Lanús,
y viene hace rato. Doce años y doce discos, precisamente. La alquimia del nombre
es simple: mitad Sai Baba -gurú místico de la India-, y mitad Los
Supersónicos
-dibujito animado futurista por excelencia-. Y lo de Dárgelos
es simple también, el hijo de un diariero que le pasaba revistas próceres del
ritmo como El Expreso Imaginario, y juntó a sus actuales compañeros de
banda a fines de los años 80 para crear algo que se llamó Rosas del Diluvio.
Luego, tras un par de nombres más, se llamarían Babasónicos. Y en 1992,
el primer disco, Pasto. Ahí lo conocimos a Dárgelos, que nació Adrián
Rodríguez, y en el tema De-generación, despotricaba con la línea: "Porque
mi generación hoy se caga en tu opinión, porque a mi generación algo le pasa
".
Luego, desde el under hacia arriba, llegarían más discos, shows, giras,
telonear en el estadio de River a grossos como U2, el romance con
la música electrónica y el hecho de erigirse como algo único y desaforado dentro
de la chatura del rock de estas pampas. Todo, hasta 2001, donde lanzan
Jessico
-60 mil copias vendidas y plagado de hits-, llegan al Luna
Park
y al ojo del gran público. Dos años después, llega Infame, 60
mil vendidas hasta hoy, editado en dieciséis países, con más hits
todavía, y un show grandioso en la cancha de rugby de Obras Sanitarias: veinte
mil personas.

Hoy, Dárgelos, bien entrado en sus treinta y firme en su soltería, rememora:
"En el 91, Lanús era nuestra trinchera. Yo me ponía capa, calzas de leopardo,
y tenía el pelo de colores. Eramos los raros, pero con convicción
". ¿Tantas
chicas? ¿A qué se debe? El tipo dice: "Esta banda tiene misterio. Obvio que
no soy Brad Pitt, pero tenemos una mística en la que nadie sabe bien qué es
verdad y qué es mentira
-y sigue-. ¿Si levanto más que antes? Yo siempre
tuve una vida sexual rica… Pero cada vez tenemos que poner más seguridad en
camarines
". Ahora, es la rebelión, y el rol que el rock mantiene. Muchos lo
acusaron de pasatista a Dárgelos, de blando. Su filosofía es otra, y muy
sorprendente: "Somos un grupo de ruptura. Hoy, el rock como contracultura
está muerto. Te hacen creer que estás en contra de algo, pero al mundo no lo
cambiás nunca
". Y sigue: "Hoy está todo tan revuelto que algo tiene que
pasar. Cada vez más chicos quieren un cambio. En vivo, con
Babasónicos,
la gente se ensordece y se caga encima. Eso es rock: la base emocional para que
se te abra la cabeza
".

Sofía tiene 16 y, con sus amigas, se fue en remise desde San Isidro para ver
a la banda. Ella dice: "Es excitante. Me vuelvo loca. Es un sonido mágico. Me
re cabe que Adrián sea tan glamoroso. Bersuit es otra cosa, es más chabón
".

Cordera o la crudeza de Dock Sud. Al día siguiente, fue Leandro, de 21, desde
Laferrere, para ver a Bersuit. Y el pibe, recién bajado del tren, lanza a
viva voce
: "Babasónicos es superficial. Cordera tiene la posta de este
país y la canta. Corta, concisa y de frente. Yo no lo dudo. Vivimos en tiempos
de la argentinidad al palo
". Si eso es lo que buscaba el pibe, el domingo
10, otra vez en Ferro, junto a otras 32 mil almas -lleno total, digamos-, lo
encontró.

Como el Día de la Raza estaba a la vuelta de la esquina, primero, un
video en pantalla que nos decía a todos que no había nada que festejar, tras
tanta masacre y esclavitud al indio. Luego, sale la banda. Y sale el Pelado. Un
pequeño infierno de bengalas sigue la carga, con temas como Tuyú,
Perro Amor Explota
o Yo tomo. Esto devela algo. Si lo de Dárgelos es
insinuación, lo de Cordera es guarrada pura. Verbo y verborragia. Entonces,
llegó la hora de cantar La argentinidad al palo. O el evangelio Cordera,
en estado puro. Y la prédica es pesada. El Pelado abre su garganta, y larga que
todos los políticos desde Bernardino Rivadavia hasta hoy, "son una manga de
garcas
". Eso, como cosa suave.

Y los comienzos de Cordera fueron de todo menos suaves. En 1987, estudiaba
Comunicación Social, y vendía autos en la empresa familiar, Cordera Hermanos.
Hasta que se rapó, para fundar Henry y la Palangana -luego Bersuit
Vergarabat
, y hoy, Bersuit a secas- y mandar todo al bendito caño
para gritar su resentimiento de "gordito boludo". Se empezó a tomar las
cosas por la nariz, hasta 1996. Ahora, rescatado, dice: "La cocaína ilumina
tu costado más miserable. Hoy mi mayor éxito es estar vivo
". Entre la
nasalidad de su mundo, fue okupa en una casa de Dock Sud, y editó el
primero de siete discos -Y Punto- hace doce años. Reventaban Cemento, y
las fiestas del Condon Clú. Under en su más pura esencia. Sus
recitales eran un rito. Culto y confrontación. Hasta que llegó Gustavo
Santaolalla -productor de productores- y les produjo Libertinaje. Ahí,
abrieron caminos. De la cabeza, álbum en vivo editado en 2002, sería el
misil para las masas. Este año, La Argentinidad al Palo -con clip
homónimo dirigido por Jorge Lanata-, sería la gran cirugía al ser nacional, y
todas sus miserias.

Hoy, Cordera tiene 43, mujer y tres hijos. Corre, nada y hace yoga. Saldo
final: 1,3 millones de copias vendidas -250 mil de ellos de su última placa-, y
meses atrás, cien mil personas en diez presentaciones en el Luna Park.
En escena, Cordera se para, habla. De las cosas que están mal en este país. "Hay
que dejar en evidencia a los corruptos
", dice él. Y sigue: "El rock es
pararse frente al poder, las instituciones, las creencias. Es una manera de ver
el mundo
". Los pibes, en ese pogo de bengalas, lo escuchan. Piensan. O al
menos, eso tratan.
Dárgelos escribió un tema llamado Soy rock. Básicamente, dice que él es
rock. Pero el final del show de Bersuit le echa un tanto de disputa. Fue
el tema Hociquito de ratón, himno del desmadre bersuitero. El
tema, bueno, trata de pelar, y Cordera sube chicas al escenario, a ver si alguna
se anima a pelar. Suben varias. Ninguna se anima. Hasta que una morocha lo hace,
porque tiene con qué, y mucho. Cordera, como loco. Terminado el asunto, el
personal de seguridad invita a bajarse a las tímidas. A la morocha, no.

Sábado 9, Adrián Dárgelos en escena al mando de <i>Babasónicos</I>. Blanco <i>glamour</i>. Pecho al desnudo. Las chicas, enloquecidas.</p>
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Sábado 9, Adrián Dárgelos en escena al mando de Babasónicos. Blanco glamour. Pecho al desnudo. Las chicas, enloquecidas.

Domingo 10, Gustavo Cordera frente a sus <i>Bersuit</i>. El estadio de Ferro enloquece.<br />
Rock que piensa. Y hace pensar.</p>
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Domingo 10, Gustavo Cordera frente a sus Bersuit. El estadio de Ferro enloquece.
Rock que piensa. Y hace pensar.

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