“El Gobierno niega el problema, y lo más terrible es que no tiene un plan serio” – GENTE Online
 

“El Gobierno niega el problema, y lo más terrible es que no tiene un plan serio”

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En agosto de 1987 –bajo la presidencia de Raúl Alfonsín–, el entonces secretario de Energía, ingeniero Jorge Lapeña, respondía ante GENTE acerca de dos cuestiones que angustiaban a los argentinos: faltaba gas, faltaba nafta. “Sabían que iban a perjudicar a 10 millones de personas”, disparaba Lapeña contra el Sindicato de Petroleros del Estado, que estaba llevando adelante una huelga.

Octubre de 2006. Lapeña está otra vez ante GENTE, ahora como presidente del Instituto Argentino de Energía General Mosconi, y nada ha cambiado. O sí: el tema vuelve a ser la crisis energética, agravada por años y años sin el debido desarrollo en la materia. En concreto, falta gasoil (escasez que impidió que las autobombas de bomberos actuaran con rapidez en los incendios forestales en las sierras cordobesas), el aprovisionamiento de gas genera dudas, no hay nuevas inversiones… Para ser más claros: carecemos de una política energética seria. Y lo que es más grave: el Gobierno insiste en negar el problema. De todo eso habla Lapeña.

–Ingeniero, ¿la Argentina se está quedando sin energía?
–No tengo dudas de que estamos frente a una situación preocupante y crítica, porque crece la demanda –tanto eléctrica como de gas natural, gasoil y combustibles líquidos– pero no hay nuevas inversiones, y eso hace temer un futuro en el que se acentúe la falta de estos insumos. Y ya se sabe que un país sin suministro confiable no funciona.

–Se nota que está creciendo la brecha entre oferta y demanda…
–Claro, porque el consumo crece a la par de la economía, pero paralelamente no se han hecho obras de infraestructura. La oferta es insuficiente y no hay nuevas centrales eléctricas, ni gasoductos, como tampoco se descubren yacimientos de gas natural ni se firman contratos de importación.

–Su discurso suena pesimista, y contrasta con el del gobierno nacional, que relativiza la cuestión…
–Es que el Gobierno minimiza el problema. No admite que existe. En cuanto se habla de crisis, sus funcionarios se ponen excesivamente nerviosos…

–Cuando es más que obvio que algunos combustibles escasean…
–Negarlo es muy grave. Hablemos del gasoil, el principal combustible líquido que consume nuestro país. Alimenta las maquinarias agrícolas, los transportes de cargas y de pasajeros. Las refinerías operan al máximo, pero el producto no está. Y el suministro energético es normal cuando se brinda todos los días y la población puede acceder sin ninguna dificultad.

–¿El problema se está generalizando?
–Sí. Se observó esta semana a lo largo y a lo ancho del país. Las denuncias llegaron de distintas fuentes: sectores del transporte, el campo, entidades empresarias, estacioneros…

–Otra muestra de la escasez se padeció en los incendios forestales de las sierras cordobesas…
–Sí. Leí que a la hora de combatir el fuego faltó combustible. O sea, el problema es inocultable y se hace público en las tapas de los diarios.

–¿También falta gas?
–Fíjese que esto se agudizó en el invierno. Actualmente la industria no tiene el gas que necesita consumir. Las centrales eléctricas muchas veces están paradas, porque no tienen ese combustible. Esto indica un problema serio porque, además, en los últimos veinte años las reservas bajaron en cantidades alarmantes.

–¿Por lo menos se discute este tema con el Gobierno?
–No, porque el Gobierno no soporta la realización de un seminario donde puedan escucharse opiniones divergentes de académicos, empresarios y especialistas. Niega el problema, pero no puede silenciar a la opinión pública, la prensa y el empresariado.

–¿Cuál sería la solución inmediata?
–Es muy simple: si no podemos abastecer al mercado interno, hay que importar. Pero el hecho de que primero falte el combustible y después salgamos a comprarlo al exterior está evidenciando la falta de planificación y programación de la demanda. Lo más terrible es que el Gobierno no tiene un plan energético y en este marco también se provocan problemas comerciales con países vecinos, por ejemplo al cortar el suministro de gas a Chile.

–Hablando de vecinos, ¿el acuerdo con Paraguay es importante?
–Se habló de un perdón de deuda a cambio de más energía para la Argentina desde Yacyretá. Pero no hay nada claro; hubo una reunión de los presidentes, pero no una declaración oficial conjunta. Todo es confuso… Pese a lo que salió publicado, Paraguay no nos debe 11 mil millones dólares. De hecho, el mismo día, los diarios de ambos países muestran que ambos gobiernos interpretaron en forma distinta lo que se habló. Por ahora se vendió ese encuentro como una solución, pero no hay certezas.

–Sigo con otro vecino: ¿por qué no se firma un acuerdo con Evo Morales respecto al gas?
–Bolivia está en un proceso de reorganización interna, incluso en el tema de hidrocarburos, y no puede firmar un contrato de largo plazo que nos asegure el gas que nos falta. Lamentablemente, no es un momento propicio para acordar soluciones que provengan de ese país.

–¿Y con Venezuela?
–Es una buena alternativa, pero no significativa. Nos puede proveer fueloil y gasoil. Hay amistad y voluntad entre Kirchner y Hygo Chavez, pero no nos pueden resolver el problema de fondo. Serían sólo paliativos.

–Entonces, ¿qué debería hacerse?
–Hay que hacer lo que no se hace desde los 80: un plan ordenado que revierta la caída de la inversión. Necesitamos una nueva Ley de Hidrocarburos, un proyecto exploratorio que permita descubrir nuevos yacimientos para incrementar la producción. Fijar reglas de juego, contratos con Bolivia u otro proveedor externo, construir centrales, renegociar contratos de concesión, determinar las tarifas justas y razonables.

–¿Estamos cerca o lejos de un paquete de medidas de ese tenor?
–Mire, mientras se siga negando el problema, la solución estará lejos. Por un lado no admiten la crisis. Pero al mismo tiempo dicen que se multará a quienes consuman de más, o se le comunica a la industria que sólo tiene garantizado el nivel de consumo del año anterior. Está claro que si no hubiera crisis no existirían este tipo de mensajes desesperados e ilógicos. Todo esto prueba que no estamos bien en materia energética y en dos o tres años podemos estar peor.

–¿Este control no es la forma adecuada de administrar los recursos?
–Todo lo que se haga, si no está enmarcado en un plan de largo plazo, no va a tener éxito. La situación es crítica, y lo mejor sería que se declare la emergencia energética.

–Entonces hay motivos de preocupación serios…
–Sí, porque el problema no es pasajero, es estructural. Además, dependemos del clima. Si en el verano hace mucho calor, pesará si la gente compró acondicionadores de aire. Y si el invierno trae mucho frío, la gran demanda de gas complicará todavía más el panorama.

–¿Aprecia un interés para invertir del sector privado?
–No veo inversores entusiastas para construir nueva infraestructura. No necesitamos capitales golondrina, sino un clima que permita concretar centrales eléctricas, gasoductos, perforaciones, exploraciones petroleras, nuevas refinerías… Además, hay una posición muy confrontativa entre el Gobierno y este sector. Fíjese lo que pasó con Shell. Sacó un nuevo producto gasolero, pero el Gobierno le prohibió la venta.

–Pero se trataba de un diesel premium que costaba un diez por ciento más caro y faltaba el otro gasoil…
–Sí, pero son los consumidores los que deben resolver si lo compran o no, no los funcionarios. Justamente este tipo de actitudes conspira contra el necesario clima de inversión y, en el largo plazo, nos perjudica.

La falta de gasoil despierta quejas en sectores de la producción industrial y del campo, pero también se siente en Capital Federal.

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 El Gobierno proyecta terminar y poner en funcionamiento esta central nuclear, para evitar que la crisis energética detenga el crecimiento económico del país. Todavía sigue en el terreno de las promesas.

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El fuego arrasó con 30 mil hectáreas del Valle de Punilla, en las sierras cordobesas. Las acciones de contención se vieron demoradas por la escasez de combustible para movilizar las autobombas.

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