En las torres del condominio Fontainbleau II, en el 4441 de Collins
Avenue, centro de la exuberante Miami turística y tan top, el octavo
mejor tenista del mundo y una actriz joven y bonita y popular en su país se
esconden de las fotos. Se esconden porque están juntos, y están juntos porque
(ellos creen, de a poco se van convenciendo) han empezado a enamorarse.
El octavo mejor tenista y la actriz joven y bonita están escribiendo las
primeras líneas de su historia. Comenzaron con el párrafo inicial en los días
del ATP de Buenos Aires. El, sacudiendo rivales sobre el polvo de ladrillo.
Ella, en la tribuna, justo detrás del clan Gaudio (el clan Gaudio: entrenador
Franco Davín, familiares, amigos), gritando los puntos, eufórica. Dicen que ya
habían tenido su primer cruce cuando Gaudio le puso a Mariano Puerta el 6-4 6-4
y se quedó con la copa. Dicen que el encuentro les vino bien a los dos,
recientemente desencantados de sus respectivos amores. El octavo mejor tenista
se acababa de separar de la modelo Natalia Forchino. La joven actriz, del joven
actor Mariano Martínez. Y por eso, en soledad, encontrarse fue el mejor destino
posible.
JUNTOS PERO SEPARADOS. Salieron de Ezeiza el jueves a la noche. Gastón
Gaudio, campeón en Roland Garros, número dos de la Argentina y número ocho del
mundo, se subió al vuelvo 900 de American Airlines. Compró boleto en
clase económica y usó el millaje que le dio tanta vuelta al mundo con la
raquetita para pedir un upgrade que lo llevó a sentarse en bussines
class. Apenas unas horas más tarde, la joven y popular y bonita actriz de
nombre Marcela y de apellido Kloosteboer salió con igual destino. Ella tenía una
excusa inmejorable: su hermano es instructor de esquí en los Estados Unidos. De
todas formas, el viernes los dos se encontraron en el aeropuerto de Miami.
Gaudio llegó primero, pero no esperó sentado en el VIP, sino que se perdió en
la inmensidad de la ciudad. Volvió un par de horas más tarde, manejando un auto
de alquiler cuando justo su ¿chica? ¿novia? entraba en los Estados Unidos.
Llegaron separados, se fueron juntos. Y se escondieron.
Para ser honestos, no la tienen fácil. Gaudio, Gastón, el Gato, trabaja de
jugar al tenis dando la vuelta al globo. Y Marcela, de quedarse en Buenos Aires
grabando tiras de televisión: con suerte se escapa un fin de semana a la costa.
Así las cosas, uno que vive yéndose, la otra que vive quedándose, y los dos que
encaran una relación que ni ellos saben a dónde va, pero va. Por el momento, ya
llegó hasta Miami.
El complejo Fontainebleau Hilton incluye el hotel, las torres y el nuevo
edificio, todo de cara al Atlántico, bajo el sol impiadoso de la ciudad. En las
torres, donde es imposible asomarse a ver la gente que cruza sus pasillos, donde
todo es VIP e inaccesible, Gaudio y Kloosterboer pasan los días que luego tal
vez desmientan. El tenista parte esta semana con destino a California, con una
parada en Dallas. Y la actriz, que iba a formar parte de la nueva tira de
Araceli González que finalmente no fue, volvería a Buenos Aires para reacomodar
su año y su carrera. Mientras tanto, por una vez que los torneos y las escenas
les dejan el aire que les niegan el resto del año, el octavo mejor tenista del
mundo y la actriz que es joven, bonita y popular en su patria se buscan y se
encuentran en un juego que recién comienza y que ni ellos saben dónde los va a
llevar.
Ezeiza, jueves a la noche. El campeón de los Roland Garros y la actriz parten en vuelos separados a Miami, donde se terminarán encontrando algunas horas más tarde.
Pequeñas rutinas antes de subir a un avión: la envoltura plástica de las valijas, para evitar manotones en el despacho de equipaje.
