El adiós a un grande – GENTE Online
 

El adiós a un grande

Es 1972, en una casona de Floresta, con una máquina de escribir que no se traba, y un atado de puchos que se desmaterializa en el aire. Migré, un tipo medio desorganizado para escribir, con caos y sin guía, prende uno, prende otro. Y teclea. No se levanta hasta terminar. Hay que entregar el próximo guión de Rolando Rivas, taxista, o las aventuras, desventuras y pasiones, en blanco y negro y por Canal 13, de Rolo, o Claudio García Satur, un laburante barrial de corazón enorme, y Solita Silveyra, o Mónica Helguera Paz, una concheta de aquellos años.

Migré viajaba todos los días en taxi, poniendo el oído a la clásica densidad del chofer promedio, de sus historias: de ahí le salta la idea. Después, la idea es furor, la rompe y la vuelve a romper, y el que no ve Rolando Rivas es porque tiene el aparato descompuesto. La teleficción en este país nunca va a ser la misma. Personajes reales, estilo vos y yo, tan próximos. Eso es lo que te despierta la fantasía. Migré, el hacedor de personajes, que Migré mismo dijo que eran como los amigos de la vida, y esa fue la clave del éxito de Pobre diabla, Piel naranja, Dos a quererse, Una voz en el teléfono –su canon, sus greatest hits–. Migré, que se llamaba Felipe Alberto Milletari, y murió de un infarto mientras dormía, en la madrugada del viernes 10, en su departamento, 74 de edad.

Se puede decir que falleció como titular de Argentores, que empezó de che pibe en Radio Libertad, que actuó y bastante, pero que siempre escribió. Radioteatros cuando no había tele, comedias, radioteatro otra vez, hace dos años. Actores y actrices, como Arnaldo André, Arturo Puig, Nora Cárpena, María Valenzuela, China Zorrilla, Marilina Ross. Todos brillaron con él. Podía tener éxito, mucho, o no. Altibajos en medio siglo de carrera. El dijo una vez: “Como dice el tango, el éxito es puro cuento. Subís y bajás, te suben y te bajan, esa cosa que se mueve y no sabés por qué. Ya llevo mucho tiempo en esto. Soy un poco parte del folklore de nuestro espectáculo”.

O del folklore de cualquier argentino: todos, en cierto punto, queremos una historia de amor a lo Alberto Migré. Porque eran, son, así de reales, así de fuertes. Raro, en un hombre cuyo gran amor fue su mamá, María, hasta que murió. Entonces, ¿adiós? ¿Chau, maestro? Nah, no sirve. Siempre, pero siempre, hay una retransmisión. Para Migré, no hay mejor panteón posible.

Migré hace unos años, con las fotos de sus grandes telenovelas, las que nadie se quedó sin ver. Las que hicieron historia.

Migré hace unos años, con las fotos de sus grandes telenovelas, las que nadie se quedó sin ver. Las que hicieron historia.

Su última foto, el 5 de marzo, junto a Susana Rinaldi en la presentación del audiolibro de la cantante en Clásica y Moderna.

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