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Duro para esquiar

Si algo le faltaba a Roberto Pettinato para completar aún más ese pastiche mediático-teatral que ha sabido construir con su personaje televisivo, era verlo calzarse el gorro, las botas, los esquíes y terminar revolcándose en la nieve. “¿En serio alguien puede pensar que yo vengo a esquiar como Repetto, que se pasa la mitad del año en cuero, andando en cuatriciclo en la playa, y la otra mitad arriba de sus esquíes?”, se preguntaba unas semanas atrás en Bariloche, adonde había ido a inaugurar el bar de la FM100 en la base del Catedral. Y entonces, como para dar por tierra con esa posibilidad, viajó a Las Leñas –como buen padre llevó a dos de sus tres hijos, Tamara (22) y Homero (17)–, aceptó tomar una clase de esquí junto a su hija y terminó dándose la cara contra la nieve. Momento en el cual dijo, terminante: “Esto no es para mí”. Acto seguido, se sacó los esquíes y se fue a jugar unas fichas al casino.

Esa fue la breve y accidentada experiencia de Petti con el esquí: apenas una hora de clase en la base del cerro, durante la cual consiguió pararse sobre las tablas, deslizarse unos metros, caerse, volver a ponerse de pie, tambalear, etcétera, etcétera, y otra vez a la nieve. A su hija, en cambio, le fue mejor y, mientras papá decidió pasar sus días en el hotel, ella siguió con sus clases bien arriba de la montaña.

Pettinato llegó el viernes a la tarde a Las Leñas con sus hijos y se quedó hasta el martes. Y, salvo el primer y frustrado intento de esquiar el sábado a la tarde, casi no pisó la nieve. Aprovechó para dormir hasta tarde, un placer que la rutina de la radio a las 6 de la mañana con El show de la noticia le niega durante la semana, ir al spa, visitar el casino, leer…

El domingo, por ejemplo, mientras su hija tomaba clases de esquí y su hijo dividía el tiempo entre la tabla de snowboard y algunas notas para Estilo K –el programa de TyC Sports donde oficia de notero–, Petti se dedicó a probar las distintas bondades del spa del hotel Aries –donde se alojaron–, que incluía pileta climatizada, hidromasaje, sauna, masajes y gimnasio. A la noche cenaron en familia en el restaurante del hotel, él pasó un rato por el casino y después se reunió con sus chicos a tomar algo en el UFO Point, el lugar de moda en la noche leñera. Y el lunes lo mismo: sus hijos en la montaña y él en el hotel...

Pero, más allá de su performance en la nieve, este viaje también dio la posibilidad de verlo en plan de padre de vacaciones con sus hijos. Una faceta un tanto desconocida, aunque su hijo Homero ya haya arrojado en una reciente nota algo de luz sobre el tema: “Tiene la personalidad de un músico: cuando encuentra un rato libre se va a un sótano, donde tiene todo desordenado y bibliotecas llenas de discos, y se pone a tocar la batería o el saxo. Eso es él. Muchas veces lo acompaño, voy, toco con él o hablamos. Ahí es cuando más cerca estamos. (…) Yo soy tranquilo, no tengo el malhumor de mi viejo, que es insoportable. Si lo llamo por teléfono y me atiende gritando ‘¡¿Qué querés?!’, yo le corto”. De las opiniones de su hija, de perfil más bajo, todavía no hay registros periodísticos, tal vez porque Tamara es productora en su programa de radio. Y de las de Pettinato sobre sí mismo como padre, tampoco. Porque de Pettinato conocemos el personaje, que es mucho, pero no todo.

Petti decidió alejarse por unos días de la rutina de las mañanas de radio, las noches de televisión y la dirección de la revista La Mano, y compartir unos días en la nieve con sus hijos.

Petti decidió alejarse por unos días de la rutina de las mañanas de radio, las noches de televisión y la dirección de la revista La Mano, y compartir unos días en la nieve con sus hijos.

Sin perder el humor en ningún momento, Petti se animó a tomar clases de esquí. Las fotos son una prueba evidente de que, en la nieve, es un gran conductor de radio y tevé. Luego de varias caídas y dolores de rodillas de tanto hacer la cuña, decidió: “<i>Esto no es para mí</i>”… y se fue al casino.

Sin perder el humor en ningún momento, Petti se animó a tomar clases de esquí. Las fotos son una prueba evidente de que, en la nieve, es un gran conductor de radio y tevé. Luego de varias caídas y dolores de rodillas de tanto hacer la cuña, decidió: “Esto no es para mí”… y se fue al casino.

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