«Durante veinte días viví en el infierno» – GENTE Online
 

"Durante veinte días viví en el infierno"

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En tinieblas, durmiendo sobre un mugroso colchón, y con un tacho cerca suyo
que utilizaba como inodoro, Nicolás Garnil (17) pasó los veinte peores días de
su joven vida. Según los investigadores -que prefieren permanecer en el
anonimato-, estuvo en manos de una de las bandas más grandes y organizadas que
azotan el conurbano bonaerense. De acuerdo con el intenso trabajo realizado por
la policía, del secuestro habrían participado por lo menos ocho delincuentes, y
uno de los pesos pesados sería Cristian Hígado Muñoz (33), el principal
sospechoso de la gavilla que tuviera cautivo a Cristian Ramaro en Tigre el 8 de
junio último. El Hígado con el tiempo se convirtió en una especie de experto en
secuestros cortos. Siempre de acuerdo con los datos que manejan los pesquisas,
Muñoz se habría pegado a miembros de otras organizaciones delictivas que se
especializan en raptos, cuyas víctimas permanecen un largo tiempo en cautiverio.
Se sospecha que el Hígado propició el secuestro de Nicolás para financiar
futuros delitos o para pagar la defensa de Maximiliano Pachu Peñaflor (28),
detenido en Córdoba el 22 de julio. Hasta ese momento, Pachu era uno de los
hombres buscados del país. Entre otros hechos, sería responsable del secuestro
de Antonio Echarri. Durante los primeros meses de este año, Peñaflor hizo
estragos en territorio bonaerense. A mediados de mayo el comerciante Pedro
Etchart fue capturado mientras circulaba por la avenida Márquez, en San Isidro.
La víctima, cuando fue liberada -después de que un amigo pagara 26.000 pesos de
rescate-, reconoció en un álbum de fotos a Maximiliano Peñaflor y también a su
socio en el delito: Cristian Muñoz. Ambos respondieron siempre a las directivas
de un tal Cristian Carro -ex socio del Negro Sombra-, hoy intensamente buscado
por la policía.

Pachu y el Hígado lograron formar una dupla inseparable, no sólo en el delito,
también en la faz personal: porque la hermana de Peñaflor, María, es la mujer de
Muñoz, en tanto que la hermana de éste último, Paola, es la señora de Pachu.
Ambas parejas caerían presas a fines de 1997, en una causa por "asociación
ilícita, privación ilegítima de la libertad, homicidio y robo calificado"
,
imputadas por un violento asalto a una sucursal bancaria en el que fue asesinado
un custodio. Muñoz salió de la cárcel a fines de 2002. Y Peñaflor estaba libre
porque el 3 de agosto de 2003 se fue de la prisión durante una salida
transitoria y nunca más regresó.

La dupla solía elegir a sus víctimas cuando circulaban en autos caros. El 2 de
agosto último, Pachu fue trasladado de Córdoba a Buenos Aires para que
respondiera por los secuestros de Echarri y Ramaro. Los investigadores recuerdan
que el rescate de éste ultimo fue pagado ¿casualmente? en la localidad de Garín,
zona donde soltaron a Garnil el sábado a la medianoche. Una de las versiones
indica que al padre de Nicolás le costó 64.000 pesos recuperar a su hijo, suma
que pagó después de una prueba de vida: una carta de puño y letra redactada por
el chico. Otra especulación afirma que no se abonó un solo peso, y que los
delincuentes lo liberaron porque se sintieron acorralados por la policía.
Lo cierto es que Nico se presentó en una humilde casa del barrio de Garín: "No
tengan miedo, soy Nicolás Garnil, el chico que secuestraron", susurró a través
de una ventana. La familia que lo recibió, al principio se asustó, pero luego lo
ayudó y llamó a la policía. Cuando llegó a su casa todo fue puro festejo. "Ojalá
que lo que me pasó a mí, no pase nunca más. Gracias a todos y ojalá que los
secuestro de Fernanda (Aguirre) y Gabriel (Gaita) se resuelvan. Perdónenme que
ni me mostré, pero tenía a toda mi familia esperándome"
, dijo Nicolás sin
aparecer ante los medios.

Susana, su mamá, evitó el contacto con la prensa, pero el lunes por la noche
hizo llegar una carta abierta -y muy crítica- a los responsables de la seguridad
del país, que en sus puntos más salientes, dice:

"Sólo quiero decir que durante veinte días, vivimos en el infierno. En primer
lugar le pregunto al señor Presidente: ¿Si estuviera en sus manos decidirlo,
cuántos años de cárcel mínimos daría a un secuestrador? Le ruego que me conteste
con un simple número. Ahórreme respuestas políticas como que no es cuestión de
penas duras sino de combatir las raíces del delito. En eso estamos de acuerdo
pero yo, como médica, le digo: si un fumador sufre un infarto y se está
muriendo, el médico que lo atiende en la emergencia no puede decirle que la
solución para su infarto es dejar de fumar; debe aplicar en minutos medidas
urgentes para salvarle la vida y, pasado el peligro, dedicarse a combatir las
causas. Ahórreme por favor también la respuesta a través de alguno de sus
voceros, que con mente brillante y lengua veloz pretenden explicar lo
inexplicable. Por otro lado quisiera hacerle respetuosamente una observación:
durante su presidencia ha demostrado en múltiples oportunidades que cuando algo
le interesa o le preocupa, lo toma usted mismo en sus manos y lo lleva al
resultado que desea. ¿Qué pasa en éste caso? ¿No le interesa? ¿No puede? ¿No
quiere ocuparse personalmente de esto?
Me dolió mucho escucharlo decir
'La Argentina es un país seguro', después de
recibir a amigos nuestros que fueron a verlo en respuesta a una invitación suya,
mientras mi hijo estaba secuestrado. Creo que usted no puede decir esas palabras
ni dentro ni fuera de contexto.
Al Gobernador de mi provincia, me permito decirle: Si yo fuera usted, dada la
inseguridad extrema en que vivimos, especialmente en todo el conurbano
bonaerense, seguiría trabajando el 100% de mi tiempo en este tema.

A los legisladores de nuestro país, simplemente no los entiendo. Su falta de
lógica, su desinterés, su desinformación, y su ausencia a las sesiones es algo
que me deja sin palabras.

A algunos miembros del Poder Judicial, los comparo con esos personajes de las
películas de terror en las cuales el protagonista en peligro se siente a salvo
cuando aparecen, y en realidad representan otro peligro: ya que luego de darnos
la sensación de seguridad al saber preso a un delincuente, terminan liberándolo
por razones que la gente común no entiende. Finalmente y con mucho más gusto me
dirijo a todos los argentinos, pretendo ser hoy la voz de todo un pueblo que
tiene miedo. Tenemos que unirnos, y gritarle al Gobierno: ¡No podemos más!"

En el final de la carta, Susana apela dolorida pero con respeto a la
sensibilidad de Néstor Kirchner: "Señor Presidente, tuve que ponerme de rodillas
frente a los secuestradores de mi hijo. ¿Tendremos todas las madres que ponernos
de rodillas ante usted para que haga algo?".

por Miguel Braillard
fotos: Fabián Uset, Walter Papasodaro,
Hugo Ramos y Archivo Atlántida

El domingo a la madrugada, después de que su hijo fuera liberado, Susana Garnil salió para agradecer el apoyo de la gente y de los medios de prensa.

El domingo a la madrugada, después de que su hijo fuera liberado, Susana Garnil salió para agradecer el apoyo de la gente y de los medios de prensa.

Nicolás, que llegó en buen estado de salud, observaba desde la parte alta de su casa de La Horqueta en San Isidro

Nicolás, que llegó en buen estado de salud, observaba desde la parte alta de su casa de La Horqueta en San Isidro

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