Gracias a un detergente, más de 650 chicos del Gran Buenos Aires dejaron de juntar cartón en las calles y volvieron a la escuela. No se trata de una fórmula mágica ni del argumento de una película de ciencia ficción: desde hace poco más de un año, la ONG Alma Mater Indoamericana (A.M.I.) impulsa un proyecto que busca erradicar el trabajo infantil, dar trabajo a los padres de esos menores y lograr que los chicos vuelvan
a estudiar.
Hace dos años, unos 30 profesionales de distintas disciplinas se reunieron y comenzaron a diseñar el proyecto, que después fue bautizado De la basura a la dignidad. Hasta junio de este año, el programa fue apoyado y subsidiado por la Organización Internacional del Trabajo. Cuando terminó ese plazo, los emprendimientos que habían comenzado a poner en marcha siguieron funcionando con los ingresos que se habían generado durante los primeros meses.
"Elegimos el detergente como contracara de la basura, donde los chicos tenían que ir a revolver para subsistir", explica Karina González, directora ejecutiva de A.M.I. Los datos sobre los que se basaron para comenzar e diseñar el plan son alarmantes: mientras que en 2001 había unos 250 mil chicos argentinos trabajando, por estos días esa cifra trepó hasta 1.500.000. Y en el Gran Buenos Aires, la mayoría lo hace revolviendo basura, ofreciendo servicios, en la venta callejera y la limpieza de autos. Los rasgos comunes entre ellos son la pobreza y la marginalidad, además de los riesgos a los que están constantemente expuestos: desnutrición, intoxicación, problemas de socialización, sentimientos de impotencia y resentimiento social. Y lo que es aún más grave, en estos casos se da un alto porcentaje de muerte por intoxicación y accidentes en la vía pública. Además de evitar que los menores tuvieran que trabajar, diseñaron otras actividades para ofrecerles posibilidades más amplias: además de reinsertarlos
en la escuela, los chicos reciben apoyo escolar, aprenden computación, participan de actividades recreativas y deportivas. Otra etapa del programa incluyó, también, asistencia nutricional y controles sanitarios periódicos.
El programa de A.M.I. abarca varios aspectos del problema. Por un lado detectaron cuáles eran las zonas donde el problema era más grave, y así se contactaron con las familias de unos 650 chicos de José C. Paz, Tigre y San Miguel. En la mayoría de los casos, los nenes tenían que salir a pedir o a trabajar porque sus padres no tenían forma de mantenerlos. "Entonces nos focalizamos en resolver el problema", explica Karina González, directora ejecutiva de la organización. Así pensaron en el microemprendimiento de producción de detergente, lavandina y desodorante para pisos El niñ@. Las primeras materias primas fueron aportadas por la OIT, y a partir de allí las familias se organizaron para producirlo, venderlo y distribuirlo. Los talleres funcionan en las escuelas de José C. Paz. "En cada una trabajan 30 familias, y nuestro objetivo sería tener 30 talleres: estaríamos ayudando a unas 900 familias, y lograríamos que 4500 chicos dejen de trabajar. Esa es nuestra meta para abril", se esperanza
Karina. El proyecto ahora sigue creciendo: desde hace unas semanas, el detergente también se consigue en Capital y los pedidos se pueden hacer por teléfono o por e-mail. "Hay muchas maneras de colaborar con este proyecto, pero la más sencilla es comprando nuestros productos, que son de excelente calidad", agrega González.
Más información: [email protected] o por teléfono: 4953-0212.
Las familias que participan del programa reciben alimentos periódicamente.
Félix Muñoz, un prestigioso pedagogo cubano, fue contratado por A.M.I. para coordinar los talleres sobre la importancia de la actividad escolar. Allí participaron los padres y los maestros.
En una de las actividades, los nenes contaron cuáles eran sus sueños y esperanzas.
