«Después de la crisis de 2001, la gente empezó a buscar respuestas en el pasado» – GENTE Online
 

"Después de la crisis de 2001, la gente empezó a buscar respuestas en el pasado"

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Ha vendido casi medio millón de libros de Historia, disciplina que a partir de él ya no es una mera enumeración de batallas lejanas, héroes inmaculados, fechas prescindibles y, a veces, abrumadoras sucesiones presidenciales. No. A partir de Felipe Pigna la Historia es la historia de nuestros miedos y de nuestras alegrías; de nuestras traiciones y de nuestras lealtades; de nuestra honestidad y de nuestras corrupciones; de nuestras esperanzas y desengaños; de nuestras vidas, o de la vida de patriotas a quienes les pasa lo que a nosotros. ¿Será por eso que a partir de sus libros la Historia es ahora algo curioso, divertido, informativo, entretenido y polémico? ¿Explica eso que las tres entregas de Los Mitos de la Historia Argentina estén entre los siete libros más vendidos del verano?

Antes de ir al reportaje es oportuno señalar que Felipe, de 48 años, tiene dos hijos, está en pareja y es un sufrido hincha de Independiente. Juega al fútbol, pero cada vez menos y peor: los años suelen ser despiadados… Es profesor de Historia en la Universidad de Buenos Aires, escribe muy bien y su programa de tevé Algo habrán hecho por la Historia Argentina, que hizo junto a Mario Pergolini, tuvo un éxito fulgurante, al punto que los que grabaron cuando estaban en Canal 13 se han repetido durante el verano. Este año estará los domingos a las 10 en Rock&Pop, con Lo pasado, pensado, y el mismo día a las 23, por Canal 7.

–Entonces, Felipe, tenemos héroes impresentables, a quienes recuerdan calles, avenidas y estatuas… ¿Cuáles?
–Julio Argentino Roca y Carlos María de Alvear. Pero no me gusta la palabra impresentable. Digamos que no merecen los homenajes.

–¿Por qué?
–Bueno, hay dos personalidades en Roca. Está el gobernante, que trajo adelantos al país, y está el que cometió errores imperdonables. Está omnipresente en la Patagonia, que es donde más daño causó, asolando y aniquilando a los aborígenes y cayendo en la corrupción, haciendo negociados. ¿Sabés que en los tres siglos de conquista española se produjo en América el mayor holocausto que hubo en toda la historia universal? Las víctimas fueron ochenta millones de aborígenes. Roca contribuyó a esa cifra. No hay un lugar en la Patagonia donde estén contentos de tener una calle o una estatua de Roca. Nadie lo quiere.

–¿Y Alvear?
–Ese señor, que tiene la mayor estatua de Buenos Aires, una avenida, y cuyo nombre llevaba la actual Avenida del Libertador, le escribió al ministro inglés Strangford, después de mayo de 1810, pidiéndole que “envíe a alguien de la Casa Real Británica para gobernarnos, porque somos incapaces de gobernarnos a nosotros mismos”. Pero cuidado: hay una historia oficial y otra no oficial. Ambas pueden complementarse, siempre que procedan con honestidad.

–¿Qué quiere decir eso?
–Hay una foto de la Segunda Guerra Mundial muy conocida. Muestra a una madre judía con su hijo, a quien un nazi les apunta con un arma. Y bien, es real, pero sólo muestran una parte de la foto. La imagen completa es eso mismo más centenares de polacos aplaudiendo al oficial nazi y el secuestro de esa familia. Un historiador tiene que mostrar todo. Por eso te dije que Roca fue un genocida corrupto, pero también un estadista. El primer peronismo distribuyó la riqueza e hizo buenas leyes sociales, pero confiscó La Prensa y quemó iglesias: fue las dos cosas.

–¿Y cuáles fueron nuestros héroes no controvertidos?
–La lista la encabeza Manuel Belgrano. Fue un hombre de gran coherencia ideológica y de una pulcritud y una honestidad sin renuncias. San Martín, un hombre muy jugado, con mucha decisión y también intachable, de palabra. Juan José Castelli, un gran patriota. Tanto que antes de morir, dolorido por ver que la corrupción era norma, dijo: “Si ves al futuro, dile que no venga”.

–Dejemos la Historia y hablemos del presente. El diferendo con Uruguay por las papeleras, por ejemplo.
–Es un absurdo, un diálogo de sordos. El principal prócer oriental, José Gervasio de Artigas, es parte de la Historia Argentina. Siempre bregó por la unidad, nunca habló de separación. Lo que ocurrió es que aquel gobierno despótico del Directorio, en Buenos Aires, fue acorralando a los orientales y no les dejó otra salida que independizarse. A mí me duele mucho lo que está pasando, porque he viajado por todo Uruguay y comprobé que todo nos une… menos el fútbol. Fray Bentos y Gualeguaychú son –eran– ciudades hermanas, pero cuando entran a tallar los intereses económicos, se complican las relaciones humanas. Pero que no nos confundan, que no quieran usar sentimientos de rencor, porque no los hay.

–Felipe, ¿que es un historiador y para qué sirve?
–Es una persona que reflexiona sobre el pasado con criterio histórico, con la idea general de que eso sirva para mejorar el presente. Creo que es un personaje muy útil. Los medios, los políticos, los hombres de Estado, nos consideran formadores de opinión. Pero también hay mucha gente interesada en callar el pasado, porque les molesta, o porque no les conviene.

–¿Por qué se lee tanto la Historia? Están tus libros, los de Pacho O’Donnell, los de Ignacio García Hamilton, los de Tulio Halperín Donghi, los de Jorge Lanata… Todos best-sellers. ¿Por qué ese interés masivo?
–A partir del 2001, después de la crisis terminal, hubo una búsqueda de respuestas. La gente se dio cuenta de que la crisis no había arrancado ni cinco ni diez años antes, y empezó a buscar las respuestas en el pasado. Y se acercaron a la Historia. Cuando presento un libro hay ochocientas, novecientas personas, y toda esa gente me da una corriente afectiva muy fuerte. Hay una onda como de familiaridad, que tiene que ver con mi lenguaje, con mi modo de escribir: soy deudor de Julio Cortázar y de Mafalda. Ellos me enseñaron la otra forma de ver la realidad. Mis lectores me enseñaron humildad y el mejor modo de aprender es enseñar.

–¿Hubo en nuestra historia una época de oro?
–No una, sino tres: la que va de 1880 a 1930 fue una, pero sólo accedió a los beneficios el 50 por ciento de los habitantes. La otra mitad estaba desnutrida, era analfabeta y se encontraba al margen de todos los adelantos. La segunda, para muchos, ocurrió en el primer peronismo, entre 1946 y 1952. Y la tercera, aunque breve, fue la época de Illia.

–¿Sirve la historia para saber cómo nos va a ir a corto y mediano plazo?
–Creo que sí. Me parece que uno puede decir que si se insiste con ciertos rumbos, evidentemente el camino va a ser malo. Si seguimos acumulando riquezas pero no se distribuyen, vamos mal. Y no estoy hablando de incrementos salariales, sino de lo que en Economía se llama salario indirecto, es decir, que la gente no tenga que gastar en salud privada porque hay hospitales públicos que funcionan; que no gaste en seguridad privada porque hay policías estatales eficientes; que no tenga que gastar en escuelas privadas porque la educación pública es buena. Eso es salario indirecto. Fijáte que en nuestro país se paga, entre impuestos directos e indirectos, entre el 42 y 43 por ciento de los ingresos. Y en naciones como Suecia, que cobra el 51 –es decir, no hay tanta diferencia–, tenés absolutamente garantizados todos los servicios públicos, por lo cual tu salario va directamente a tu consumo, ahorro o lo que quieras. Acá estás pagando impuestos por servicios que no te brindan, porque el Estado no te da seguridad, ni escuela, ni medicina. O te la da muy mala. En resumen, tenemos niveles de imposición similares a los del Primer Mundo, y servicios del Tercer Mundo.

–¿La Historia la escriben los que ganan?
–La historia oficial la escriben los que ganan, pero siempre, como dice la canción, hay otra historia.

Es el título de un programa radial y televisivo de Pigna, quien no se limita a investigar la historia, sino también a prever el porvenir. Detrás, su riquísima biblioteca.

Es el título de un programa radial y televisivo de Pigna, quien no se limita a investigar la historia, sino también a prever el porvenir. Detrás, su riquísima biblioteca.

Pigna viajó a Punta del Este para dar una charla en el Conrad. Y sobre el conflicto por las papeleras dice: “<i>Es un enfrentamiento absurdo. Con los uruguayos todo nos une: el pasado, el presente y el futuro… excepto el fútbol</i>”.

Pigna viajó a Punta del Este para dar una charla en el Conrad. Y sobre el conflicto por las papeleras dice: “Es un enfrentamiento absurdo. Con los uruguayos todo nos une: el pasado, el presente y el futuro… excepto el fútbol”.

“La lista de nuestros héroes no controvertidos la encabeza Manuel Belgrano, un hombre  de gran coherencia ideológica y de una pulcritud  y una honestidad  sin renuncias”

“La lista de nuestros héroes no controvertidos la encabeza Manuel Belgrano, un hombre de gran coherencia ideológica y de una pulcritud y una honestidad sin renuncias”

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