El cine me apasiona. Me gustaría tener tiempo para poder filmar más... Ya hice cuatro películas y este año voy por más”, cuenta Natalia Oreiro (30), después de atender a decenas de fans que la rodeaban en el cine Cantegril. “Debuté en 1998 haciendo de adolescente atrevida en Un argentino en Nueva York junto a Guille Francella. En el 2003 me rapé para hacer Cleopatra junto a Norma Aleandro. Lamentablemente, tuve que esperar tres años para volver a filmar: fue en 2006, cuando hice de periodista en La Peli. Y el año pasado fue la última: Las vidas posibles, de Sandra Gugliotta, donde personifico a Marcia, una mujer casada que en algún momento le toca ser ‘la otra’”.
Un papel lejos de su presente junto a Ricardo Mollo, líder de Divididos y su pareja desde hace años, relación por la que muy pocos apostaban.
–¿Es la primera vez que participás de este festival?
–Sí, aunque vine otra vez como invitada. Claro que hay una película mía en pantalla: Las vidas posibles, que filmé en 2007 en El Calafate. Pero te voy a confesar que había otro motivo para venir al Uruguay: Mabel, mi mamá, cumplió años y tenía ganas de estar cerca de ella.
–Marcia, el personaje que hacés en Las vidas posibles, no tiene nada que ver con los papeles a los que nos tenías acostumbrados. ¿Ya no más comedias?
–Para nada. ¡Me encantan! Pero también hay que probar otras cosas. En televisión es bárbaro hacer comedias, porque todos los días te levantás de buen humor y trabajás doce horas con una sonrisa en la cara. Además, me gusta reírme y hacer reír. Pero en cine decidí encarar una búsqueda personal, porque cuando decidí ser actriz elegí también ser muchas personas.
–¿Por qué no trabajás más seguido en cine?
–No sé. El cine me encanta, pero siempre me ofrecen protagónicos, y a veces no tengo tiempo para encararlos con seriedad. Yo no soy una diva, y no tendría problema de hacer participaciones pequeñas. Yo soy así, una mujer a la que le gusta imponerse nuevos desafíos. Sí, lo admito, soy obsesiva y perfeccionista, pero es porque me gusta cuidar todas las cosas que hago. Y cuando empiezo algo nuevo pretendo sorprenderme, a la vez que intentar todos los días ser un poco mejor persona.
–¿Y qué hacés, precisamente, para lograrlo?
–Fundamentalmente, intento no vivir encerrada en una burbuja, y aprovecho mi imagen pública para demostrar que todos podemos hacer cosas por los demás. Por eso colaboro permanentemente con las campañas de Greenpeace y Unicef. Esta participación me ha enseñado mucho en los últimos tiempos: entre otras cosas, aprendí a respetarme y a valorar cada cosa que tengo.
–¿Por ejemplo?
–Por ejemplo, mi tiempo libre. Todo el mundo quería que el año pasado siguiera en la televisión. Pero dije stop y me quedé en mi casa leyendo libretos de cine. Si todo sale bien, este año voy a filmar dos películas. Soy así: una mujer muy curiosa, por momentos impulsiva, por momentos cauta.
–¿Y cómo sos en tu tiempo libre?
–No tengo mucho, porque siempre estoy haciendo cosas. Pero cuando estoy en casa no me vas a ver vestida de gala: remerita, jeans y zapatillas. Ahora estoy preparando mi nuevo disco; también, con mi hermana, pensamos diseños para la nueva colección de Las Oreiro; leo, saco fotos, salgo a caminar, me siento en una plaza y observo a la gente para componer mis futuros personajes, anoto cosas en un cuaderno... En fin, me gusta que la vida me sorprenda. Soy hiperkinética, y mi próximo desafío es estudiar cine. Dentro de unos años, muchos, me gustaría dirigir una película. Siempre debo tener un nuevo desafío en mi vida.
–¿Como el de ser mamá?
–(Se ríe) Muchas de mis amigas ya son madres, y me encanta verlas con sus hijos. Aunque en estos momentos me siento más madura, más libre, y más enamorada que nunca, el hijo vendrá cuando tenga ganas. 
Nati compone, canta, actúa en cine y televisión, diseña ropa, participa de campañas solidarias, y ahora planea estudiar dirección de cine.
“Soy obsesiva y perfeccionista, pero es porque me gusta cuidar todas las cosas que hago. Y cuando empiezo algo nuevo pretendo sorprenderme”.
Por la noche llegó al cierre del festival. Durante la proyección de su película estuvo sentada junto a Graciela Borges y Enrique Pérez Morat, secretario general de la Intendencia de Maldonado.
