«De la Rúa tiene que responder por nuestros muertos» – GENTE Online
 

"De la Rúa tiene que responder por nuestros muertos"

Todos fueron asesinados el 20 de diciembre de 2001 en los alrededores de la
Plaza de Mayo. Mientras Fernando de la Rúa ensayaba los primeros párrafos
que luego se transformarían en su renuncia, ellos caían acribillados
producto de una represión policial indiscriminada y salvaje. Cuando el
ex Presidente salía por la terraza y se alejaba de la Casa de Gobierno
en un helicóptero, ya sus cuerpos yacían inertes sobre el asfalto.

Hoy, a tres meses de aquella trágica jornada que dejó un saldo
oficial de cinco muertos a solo metros de la Plaza de Mayo (29 en todo el país),
sus familiares no encuentran consuelo. Están destrozados porque perdieron
hijos, esposos, hermanos o padres. GENTE los reunió por primera
vez para conocer sus conmovedoras historias y escuchar sus reclamos que imploran
que se haga justicia.

Diego Nano Lamagna (27) -hacía exhibiciones con su bicicleta- recibió
un impacto mortal en el tórax. "Mi hijo bajó del colectivo
en Hipólito Yrigoyen y 9 de Julio. Iba a buscar repuestos para la bicicleta
porque es un fanático. Compró lo necesario y caminó inocentemente
hasta la parada. Ahí le pegaron el tiro. Había mucha gente que
estaba trabajando en ese momento. Todos los que murieron ese día fueron
asesinados de la misma forma. Para mí es el mismo grupo el que lo mató.
Pero ojo, que nadie me saca de la cabeza que el responsable de todo esto es
De la Rúa"
, explica María (64), mamá de Diego
Nano Lamagna. "¿Qué te puedo decir de Dieguito? Era un
pibe buenísimo, vivíamos juntos en una casita en Sarandí.
El estaba bien conmigo porque yo lo mimaba todo el tiempo. Recuerdo que me decía:
'Ma, quedate tranquila que yo no me voy a casar. Para qué lo voy
a hacer si estamos bien así los dos, ¿no te parece?' Era un
comprador y a mí eso me encantaba. Ahora no lo tengo más por culpa
de unos asesinos. Si una madre lee esto, estoy segura de que me va a comprender.
¿Sabés? Siento un profundo dolor, acá, en la boca del estómago,
y no lo puedo superar".
María se seca las lágrimas y
habla de su hijo. Cuenta que era un "enloquecido" de las bicicletas
y del rock pesado y que vivía de lo que obtenía del deporte. "Hacía
exhibiciones de freestyle con su bici, y con eso me ayudaba"
.

-¿Usted cree que la muerte de su hijo se va a aclarar?
-Tengo fe. Pero eso no me devuelve a mi hijo. Gracias a Dios mi abogado, Leonardo
Filippini, me ayudó en todo momento, si no, vaya a saber dónde
estaría hoy el cuerpo de Diego, porque en el hospital tenían orden
de no entregar el cadáver. Fue terrible lo que sufrí, porque yo
recién me enteré al otro día cuando vi la tapa de los diarios.
Esa noche lo esperé, lo esperé, pero nunca llegó...

por Miguel Braillard
y Soledad Ferrari
fotos: Leandro Montini y archivo AtlántidaEliana Benedetto, hermana de Gustavo; María Lamagna, madre de Diego; Daniel Márquez, hijo de Alberto; Marta y Héctor Almirón, padres de Carlos; y María Mercedes Riva, esposa de Gastón. Juntos recordaron a sus seres queridos a tres meses de la masacre de la Plaza de Mayo.

Eliana Benedetto, hermana de Gustavo; María Lamagna, madre de Diego; Daniel Márquez, hijo de Alberto; Marta y Héctor Almirón, padres de Carlos; y María Mercedes Riva, esposa de Gastón. Juntos recordaron a sus seres queridos a tres meses de la masacre de la Plaza de Mayo.

Volvía de buscar repuestos para la bicicleta con la que se ganaba la vida. Antes de llegar a la parada del colectivo, le pegaron el tiro que le quitó la vida.

Volvía de buscar repuestos para la bicicleta con la que se ganaba la vida. Antes de llegar a la parada del colectivo, le pegaron el tiro que le quitó la vida.

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