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De desocupados a empresarios

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"Ya van a ver. Cuando se estén muriendo de hambre me van a venir a buscar…". Dicen que el gordo, monumental, trepó a su helicóptero y subió hasta el cielo. Histérico, aseguran quienes fueron testigos de este episodio. En tierra quedaron 520 trabajador
es desamparados, una deuda superior a 100 millones de dólares y un proceso de quiebra en ejecución. Ocurrió en 1996 y, desde entonces, Alberto Samid, el matarife más mentado y polémico de la Argentina, no volvió a pisar jamás el frigorífico Yaguané.

Juan Andrade ya dobló el medio siglo y confiesa 36 años en el frigorífico. Hoy es responsable de la sección "cabezas" en la noria de faena. Quizás allí haya forjado el apodo por el que lo reconocen sus compañeros: Bocha. "Yo soy el que abre los cráneos y saca los sesos. ¿Los probaste en tortilla?", se presenta de guardapolvo blanco, impecable. Ahora recuerda los viejos y buenos tiempos. "Mucho antes de la mala alcanzamos el récord histórico de producción: cuatro mil ciento y pico de vacas faenadas en un día", jura sin besarse los dedos. La mala comenzó en el año 1988 y se manifestó a través de reducciones de personal continuas. Se sucedieron luego atrasos en los pagos, conflictos gremiales y una inevitable convocatoria de acreedores. En mayo del 96, los trabajadores se hicieron cargo del frigorífico. Finalmente, el alejamiento de Alberto Samid apuró la formación de la Cooperativa de Trabajo Yaguané. Una modalidad que se multiplica en la alicaída Argentina de hoy.

En febrero del 97, exactos 480 socios (hoy fervientes admiradores de las destrezas pugilísticas de Mauro Viale tras su "combate" televisivo con Samid) regresaron a la faena. Pero demoraron dos años en recuperar la confianza de los criadores. "Nadie nos quería dar vacas por miedo a que nos las comiésemos del hambre que teníamos", recuerdan hoy. Sobrevivieron con 10 pesos semanales -rédito por la faena de unos pocos toros y la venta de subproductos tales como cuero, cebo, menudencias y sangre- y una bolsa de cinco kilos de carne por trabajador. Pero la suerte de Cooperativa de Trabajo Yaguané pronto mudó: en los balances del año 1999 resultó el frigorífico que más animales faenó en el país, con 265 mil cabezas de ganado. Y hoy, el salario en bolsillo de cada socio promedia los 500 pesos mensuales, más bolsas de carne y tickets para la proveeduría interna. Entre otros beneficios, cuentan también con servicio de transporte, obra social y comedor sin cargo. Como "devolución" al barrio -Lafer
rere, en La Matanza-, la cooperativa asiste a 26 comedores infantiles y creó una biblioteca comunitaria en la que se brinda apoyo escolar, desayuno y merienda a chicos carenciados. Mientras tanto, debaten en Tribunales la deuda heredada y sueñan con obtener la Cuota Hilton que les permita exportar a la Comunidad Económica Europea. "La verdad es que puse el mismo esfuerzo para el patrón que para la cooperativa. Pero ahora es evidente que si le va bien al frigorífico, nos va bien a todos", concluye Bocha, que al final de la jornada se jactará de haber "atendido" algo más de seiscientos cráneos.

El frigorífico Yaguané cumplió seis años como cooperativa de trabajo. Hoy es líder en la industria cárnica. Pero el comienzo fue un verdadero calvario", coinciden los socios. ">

El frigorífico Yaguané cumplió seis años como cooperativa de trabajo. Hoy es líder en la industria cárnica. "Pero el comienzo fue un verdadero calvario", coinciden los socios.

Mario Morinico  es el presidente de la Cooperativa de Trabajo El Palmar. La formamos como última alternativa", asegura hoy. ">

Mario Morinico es el presidente de la Cooperativa de Trabajo El Palmar. "La formamos como última alternativa", asegura hoy.

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