“Cumplimos el sueño de trabajar juntos. Para mí es un lujo hacer teatro con mi viejo” – GENTE Online
 

“Cumplimos el sueño de trabajar juntos. Para mí es un lujo hacer teatro con mi viejo”

Sobre el escenario son por un instante Kurt Cobain –el ex cantante del grupo Nirvana–, y Frank Sinatra, en la recordada noche del 5 de abril de 1994, antes del suicidio de Kurt en su casa de Seattle, Estados Unidos. Pero, en realidad, interpretar esta historia es para ambos simplemente una excusa que los vuelve a unir en el objetivo de mezclar sus pasiones. A esta altura conviene aclarar que Juan Carlos (56) y Felipe Colombo (23) son padre e hijo. El primero es un actor argentino muy reconocido en México, que marchó rumbo al exilio en los años 70. Felipe, en cambio, nació en tierra azteca, se vino a la Argentina cuando cumplió 15 y mostró sus mejores cualidades en Doble vida, Rebelde Way y Mujeres asesinas en la tele y también en El graduado, en teatro, junto a Nacha Guevara, nada menos.

A partir del 4 de agosto protagonizan juntos No te preocupes ojos azules en el Centro Cultural Konex. Y están más que felices con el arranque de la obra. “Antes, nuestra relación personal era muy fuerte. Por eso intentábamos no mezclar el trabajo con la familia, pero ahora Felipe ya está consagrado como actor, y la verdad es que la obra que hacemos nos gusta mucho. Yo la hice en México durante dos años. Esta vez quisimos armar una empresa familiar y volverla a montar. Hasta Patricia, mi mujer, la mamá de Feli, se ocupa del vestuario”, explica Juan Carlos con acento mexicano.

–Juan Carlos, ¿cómo vivió la separación de su hijo?
–Dura. Pasó hace ocho años… Felipe recibió ofertas y aceptó venir a trabajar a la Argentina porque quería ser un actor independiente. Digamos que de una manera elegante me mandó a la m… y se largó a triunfar (sonríe). Yo no le podía decir que no venga a trabajar a mi país, y aunque al principio fue complicado, extrañaba las cosas que compartíamos todos los días. Al tiempo me acostumbré y me di cuenta de que los hijos mandan. Al principio tuve miedo, porque yo de la Argentina tuve que partir en los años 70. Pero cuando Felipe comenzó a trabajar acá, tuve la oportunidad de regresar más seguido. Y me hizo muy bien.

–¿Y vos, Felipe? ¿Tenías intención de hacer tu carrera lejos de tu familia?
–Sí, claro. Mis padres son actores, y desde niño me daban ganas de ser como ellos. Comencé a trabajar desde los 6 y hasta los 12 años en México. Después me agarró la rebeldía y dejé hasta los 15. No quería trabajar, ni obligaciones, ni escuchar que digan que el hijo de Juan Carlos también era actor. Pero cuando me ofrecieron trabajar en Argentina me tenté y acepté. Y reconozco que mis padres me apoyaron mucho. Si hasta mi vieja se vino a vivir a Buenos Aires conmigo durante los tres primeros años. Nosotros fuimos, somos y seremos una familia bastante atípica.

–¿Qué diferencias hay entre padre e hijo?

Juan Carlos: Felipe hizo una carrera muy diferente a la mía. Yo siempre fui más académico, de un teatro universitario, independiente. Hice mucho cine y teatro, y en lo último que trabajé fue en televisión. Soy un actor reconocido, pero no mediático. Puedo andar tranquilo por la calle.
Felipe: Mi carrera, en cambio, comenzó acá y se popularizó en la televisión. Recién en los últimos años puedo elegir los proyectos que quiero hacer y llevarlos al teatro.

–¿Cómo surgió la idea de hacer este espectáculo?
Felipe:
Cuando vi la obra en México me enamoré de la historia y pensé en hacerla. Pero papá estaba trabajando allá y yo en la Argentina. Ahora que coincidimos los dos acá, volví a leer la obra y sentí que había llegado el momento. Entonces me junté con Gabriel García y comenzamos a producirla. Y por suerte, los dos estamos cumpliendo el sueño de trabajar juntos. Para mí es un lujo hacer teatro con mi papá.
Juan Carlos: Estoy orgulloso de encarar con mi hijo esta obra argenmex, como digo yo. Podemos mezclar dos culturas y sentirlas, y eso es muy bueno.

–¿Qué cosas en común podemos encontrar entre ustedes?
Juan Carlos:
Estamos unidos por el afecto, pero vemos el mundo muy diferente. Eso nos ayuda a conocernos un poco más. Tenemos nuestras grandes discusiones, y eso es bueno. A veces, pelearnos es un gran deporte para nosotros. El ver el mundo de diferente manera nos ayuda a conocernos un poco más. Yo no veo películas norteamericanas. En lo profesional, a mí me gusta el cine europeo y melancólico.
Felipe: El tiene un perfil muy bajo, pero fuerte. En cambio, yo puedo adaptarme a los cambios de la vida. Soy más tolerante, aunque también soy melancólico.

–Cuando se separaron, ¿sintieron alguna vez que necesitaban volver a estar cerca?
Felipe:
Sí, y es lógico. Pero tenía que separarme de mis padres para poder crecer. Era inevitable: no quería que me comparen con ellos y que digan: “Es el hijo de…”. Necesitaba tener mi propia identidad. En casa somos afectivamente muy intensos, pero a la vez independientes.
Juan Carlos: Lo que yo más extrañaba era la estúpida y mediocre cotidianeidad. Un día pasé por la escuela donde él iba y añoré cada uno de esos momentos en que lo llevaba. Hoy nos juntamos en su casa o en la mía, y nos ponemos a cocinar y a reír, porque competimos para ver quién hace el plato más original. Nos encanta ver la vida con humor.

–En la obra hacen dos personajes muy rebeldes y con carácter muy fuerte. ¿Ustedes también son así?
Juan Carlos:
A mí en la vida me sostuvo mi espíritu rebelde y adolescente. Siempre me gustó ser transgresor y polémico. Nunca me adapté a las reglas.
Felipe: Yo en cambio soy más diplomático que mi viejo, aunque a veces me salen cosas de joven revolucionario. Soy una persona más terrenal, de metas cortas, y me gustaría intentar vivir siempre del teatro. Mis partes rebeldes siempre fueron sin querer.

Juan Carlos hizo cine, teatro y televisión en México. A Felipe la fama lo sorprendió en la Argentina. “<i>Reconocemos que fuimos, somos y seremos una familia bastante atípica</i>”, coinciden.

Juan Carlos hizo cine, teatro y televisión en México. A Felipe la fama lo sorprendió en la Argentina. “Reconocemos que fuimos, somos y seremos una familia bastante atípica”, coinciden.

“<i>En casa somos muy intensos afectivamente, pero a la vez independientes. Nuestro humor negro es la clave de nuestra complicidad</i>”.

En casa somos muy intensos afectivamente, pero a la vez independientes. Nuestro humor negro es la clave de nuestra complicidad”.

Felipe Colombo se tiñó el pelo de rubio platinado para interpretar a Kurt Cobain, ex cantante del grupo Nirvana, y Juan Carlos, su padre –hoy graba en la Argentina la versión mexicana de <i>Amor mío</i>–,  se vistió de smoking para interpretar a Frank Sinatra, en <i>No te preocupes ojos azules</i>, la obra que estrenaron en el Centro Cultural Konex.

Felipe Colombo se tiñó el pelo de rubio platinado para interpretar a Kurt Cobain, ex cantante del grupo Nirvana, y Juan Carlos, su padre –hoy graba en la Argentina la versión mexicana de Amor mío–, se vistió de smoking para interpretar a Frank Sinatra, en No te preocupes ojos azules, la obra que estrenaron en el Centro Cultural Konex.

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