«Creí que mi papá se moría» – GENTE Online
 

"Creí que mi papá se moría"

De chiquita sus hermanos le decían alcahueta y buchona. No paraba de hablar, como ahora, con abundantes súper, re, a la pepetuá, hete aquí y ponete las piletas. Natural y espontánea ("Me baño en cinco minutos, me visto en
cuatro, no soy complicada, voy a la pelu muy de vez en cuando
"), es una mujer orquesta, y no le pesa. Sus ojos -celestes, expresivos- anticipan lo que va a decir.

María José González Botana (Maru Botana) tiene 31 años, un hijo de dos (Ignacio) y está embarazada de cinco meses (será Tobías o Lucía, aún no lo sabe). Tiene un título de licenciada en Administración de Empresas, pero dice
que se mata si tiene que estar sentada en una oficina. Admiradora de Petrona de Gandulfo, Blanca Cotta y Dolly Irigoyen, a los 14 años empezó a vender tortas en su departamento de Belgrano, cartelitos en los
supermercados mediante. Trabajó varios años con Francis Mallmann, con el famoso Emile Jeune en el restaurante Le crocodile de Francia, hizo cinco años Utilísima en cable, y hace nueve que sus padres le abrieron un local de comidas
en Suipacha y Arroyo. Cuando su programa Maru a la tarde (casi 14 puntos de
rating
por Telefé) llevaba sólo tres días en el aire, su padre -Carlos
González Botana, médico- fue baleado por un paciente y estuvo al borde de
la muerte
. Para ella fue un vuelco en su vida. Por primera vez se pone seria
cuando habla del caso.

-¿Cómo está tu padre?
-Está bárbaro: ya volvió a trabajar. Fue un milagro porque yo creía
que se moría. Ahí te das cuenta de las pavadas por las que te preocupás en
esta vida. Yo estaba embarazada de un mes y medio, y todos estaban nerviosos y
con miedo de que me pasara algo, porque tuve un shock que no podía superar.
No me olvido más de ese día, no me olvido más de esa noche del 24 de marzo…
Mi papá es médico clínico. Se salvó porque su consultorio está en la calle
Beruti, pegado al Hospital Alemán, y porque todos los médicos son compañeros de él y lo adoran. Lo aceptaron de inmediato, sin pedir nada, porque lo conocían. El cuadro era para entrar directo al quirófano. Primero le salvaron
la vida, porque se moría. Si hubieran tardado más, no sé qué hubiera pasado...

-¿Fue intento de robo o venganza?
-Le disparó un psicópata que ahora está internado en el Borda.
Mi papá tiene 65 años, y no te puedo explicar lo bueno, la excelente persona
que es. Todos sus pacientes lo aman. Atiende muchas veces sin cobrar. Es un
superprofesional. El agresor, que tiene 70 años, cayó ese día al consultorio
para hacerse atender de una hernia inguinal muy dolorosa. Mi papá ya lo
conocía, porque atendió a la hija y a la mujer. Se dio cuenta de que estaba
disfrazado, con peluca y barba
, pero igual le siguió la corriente porque
sabía que había estado internado en un loquero. Lo ayudó a desvestirse porque
estaba dolorido, y lo revisó.

-¿De dónde lo conocía?
-Hace como treinta años fue al consultorio con su hija -que entonces
tenía 8 años- y mi papá le diagnosticó un soplo en el corazón. "No
se puede operar, pero hay que controlarla y darle medicamentos porque se le
puede producir alguna infección
", le dijo. El hombre nunca más
volvió con su hija al consultorio. La chica murió hace siete años. Se
ve que al tipo se le atragantó mi papá. La mujer fue otra vez al consultorio
por un problemita, y mi papá la atendió. Cuando murió la hija, le echó la
culpa: se le había puesto entre ceja y ceja. Hace poco también murió su
mujer. Esto lo desequilibró.
La sonrisa volvió a la siempre alegre cara de Maru: su padre se salvó por milagro. Sin embargo, recordar el episodio todavía la estremece, y no perdió del todo el miedo.

La sonrisa volvió a la siempre alegre cara de Maru: su padre se salvó por milagro. Sin embargo, recordar el episodio todavía la estremece, y no perdió del todo el miedo.

Maru con Ignacio (2 años). Antes de tenerlo, perdió un embarazo. Y hoy espera su segundo hijo. Aquí, los dos muestran a pleno su marca de fábrica: la risa franca.

Maru con Ignacio (2 años). Antes de tenerlo, perdió un embarazo. Y hoy espera su segundo hijo. Aquí, los dos muestran a pleno su marca de fábrica: la risa franca.

Maru, Bernardo -su marido, ingeniero agrónomo- e Ignacio, el hijo de ambos. Se casaron hace cinco años. Discutimos -confiesa ella-, pero nos reconciliamos en la cama."">

Maru, Bernardo -su marido, ingeniero agrónomo- e Ignacio, el hijo de ambos. Se casaron hace cinco años. "Discutimos -confiesa ella-, pero nos reconciliamos en la cama."

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